29 de febrero de 2008

Por: El Nuevo Herald

Las tarifas escondidas y los sobrecargos que hacen subir los precios de todo, desde los teléfonos hasta los boletos para un concierto, se están propagando como un incendio, convirtiéndose en una verdadera molestia para los consumidores y haciendo que una cuenta verídica no sea más que una promesa hueca.

Algunos hoteles cobran tarifas por las toallas, los ayudantes y el mantenimiento de los terrenos.

Las aerolíneas cobran hasta $2 extra por chequear una maleta extra. ¿Quiere cancelar su servicio de teléfono celular? No se sorprenda si tiene que pagar $200 por la cancelación. Muchas de esas cargas están escondidas en la letra pequeña del contrato o listadas como una línea poco clara de una cuenta.

Mientras las tarifas altas nos hacen hervir la sangre, las pequeñas han convertido el mercado en un campo minado. Estas últimas, típicamente, varían entre menos de $1 y aproximadamente $10, en dependencia de los bienes o servicios en cuestión.

Durante años, los consumidores las han ignorado porque eran relativamente pequeñas y no merecían una discusión. Pero si usted multiplica esas pequeñas cantidades por millones de clientes comprende que ellas se convierten en ingresos adicionales para las corporaciones por valor de miles de millones de dólares.

Un estudio del 2006 por el Ponemon Institute, una firma independiente de investigación, encontró que el adulto promedio paga alrededor de $924 todos los años en tarifas ocultas y sobrecargos.

Los resultados del estudio se han presentado en un nuevo libro Gotcha Capitalism por el activista de los consumidores, Bob Sullivan, que calificó esas tarifas de 'el delito de cuello blanco de más rápido crecimiento en Estados Unidos', todavía mayor que el robo de identidad. Tras años de abusos, los clientes se están defendiendo. Simplemente llamar para quejarse satisface a mucha gente. Otros utilizan sitios de internet como Complaints.com, PlanetFeedback.com, Callforaction.org y ConsumerXchange.com para ayudar a solucionar disputas. Si esos canales fallan, entonces recurren a los tribunales.