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  Por el libro

5 de mayo de 2008

Por: El Nuevo Dia

¿Alguna vez ha pensado en la posibilidad de que los medicamentos que tiene en su botiquín, ya sean para la depresión, trastornos de ansiedad o relajantes musculares podrían estar siendo utilizados por sus hijos para endrogarse?

En Estados Unidos el uso inadecuado de fármacos con o sin receta por parte de adolescentes se ha convertido en un problema serio.
Según un estudio de la Universidad de Columbia del 2003, el abuso de medicamentos sin receta (como analgésicos con algún opiáceo, sedantes y medicamentos para el catarro) ocupa el cuarto lugar entre las adicciones de menores de 12 a 17 años, después del abuso de alcohol, tabaco y marihuana.

A su vez, la organización América Libre de Drogas expone que uno de cada cinco adolescentes abusa de medicamentos recetados para el dolor de espalda; uno de cada cinco utiliza estimulantes y tranquilizantes de manera inapropiada y uno de cada diez se excedió en el uso de medicamentos para la tos.

En Puerto Rico, 6% de la población adolescente aceptó haber utilizado medicamentos de forma ilegal alguna vez en su vida; 4.7% lo hizo durante el último año; y 2.7% durante el último mes, según estadísticas de la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (ASSMCA).

“Resulta necesario que los padres mantengan un inventario constante de los medicamentos que tienen en el botiquín y que monitoreen el uso de internet que hacen sus hijos, porque existen farmacias cibernéticas donde los jóvenes sólo necesitan tener una tarjeta de crédito para comprar medicamentos sin prescripción”, afirma Yaritza Larregui, miembro de un grupo de estudiantes doctorales del Recinto de Ciencias Médicas que implementó una campaña dirigida a esta problemática.

Estas farmacias cibernéticas promueven, venden y le envían los medicamentos directamente a consumidores, quienes, en la mayor parte de las ocasiones, tienen que llenar un formulario interactivo, en el cual proporcionan cierta información personal sobre la facturación y su número de tarjeta de crédito; eligen la medicina y la dosis que desean; y dan escasos informes médicos.
Algunos de estos espacios virtuales no le exigen al consumidor siquiera evidencia de haberse realizado algún examen físico, tener el diagnóstico adecuado o exámenes de laboratorio.
Incluso los fármacos se envían sin explicar o discutir los riesgos y beneficios que se presentan a usarlos.
Afortunadamente, se ha implementado un plan de prevención que ha dado resultados. El último informe de la ASSMCA refleja que en la Isla se ha reducido el número de adolescentes que usan medicamentos inadecuadamente.

“La reducción se debe a los cambios radicales en la forma de atender la prevención de substancias, los resultados son muy saludables en términos de apreciar que nuestros jóvenes están eligiendo conductas sanas. Cambiamos del modelo punitivo, policial de mano dura, a uno salubrista, implantando programas que han evidenciado que son efectivos y desde nuestro marco conceptual que es el modelo de factores de riesgo y de protección”, explicó Julia Delgado, administradora auxiliar de Prevención y Promoción de ASSMCA.

Los datos muestran una reducción del 6.3% al 3.6% en la cantidad de estudiantes de séptimo a duodécimo grado que utilizan medicamentos legales de forma ilegal entre 1998 y 2004: De 4.7% a 2.7% en estudiantes féminas de escuela intermedia; de 4.7% a 2.7% de reducción en el uso ilegal de medicamentos; de 12% a 5.3% en estudiantes varones de escuela secundaria; y de 8.3% al 4.1% en estudiantes féminas de escuela secundaria. El único sector que muestra un aumento es el de los estudiantes varones de escuela intermedia que pasó de un 1.6% a 2.6% en el mismo período.

La prevención se logra de manera más efectiva cuando los padres de un menor conocen los factores de riesgo y protección asociados al uso de medicamentos legales.
Entre ellos están asociarse con pares que usan la substancia, la percepción que estas medicinas no les harán daño, experimentación temprana, conducta antisocial temprana y persistente, fracaso académico, fácil acceso a las substancias, inicio temprano en otras conductas problemáticas y normas que no se oponen al uso.

Clave la educación
Larregui asegura que es necesario continuar educando pues aún hay muchos jóvenes que piensan que “como el medicamento es prescrito es más seguro que utilizar una droga ilícita. Peor aún, muchos de los padres orientados y educados durante nuestra intervención desconocían que muchos jóvenes utilizan medicamentos para obtener sensaciones que tendrían con el uso de sustancias ilícitas”. El abuso de drogas recetadas fue señalado por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes como un problema global que afecta a jóvenes en África, Europa y Australia de manera creciente.



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