18 de julio de 2008
Por: La Opinion¿Ha cambiado la vida de millones de familias con el agua de la crisis hasta el cuello? Así parece: transportarse en autobús, bicicleta o a pie; sembrar en el patio trasero las verduras; o no salir a divertirse, son algunos de los nuevos hábitos que bien podrían resolver esta interrogante.
Una fuerte tendencia a retornar a costumbres del pasado, a un estilo de vida con menos complicaciones financieras, son los efectos de una economía abatida en diferentes frentes: el alza del combustible, el derrumbe del mercado de la vivienda o el desempleo.
En los supermercados, por ejemplo, se observa una inclinación por consumir una mayor cantidad de tortillas de maíz, propia de los países latinoamericanos.
De hecho, el volumen de venta de estas últimas se coloca por encima de las de harina, las cuales habían permanecido durante años como las favoritas del mercado latino en Estados Unidos.
"Cuando los migrantes llegan a este país, cambian de tipo de tortilla, pero ahora hemos observado que están comprando las de maíz, por ser más barata", señaló Alfredo Ramírez, gerente de negocios de Mission Foods, propietaria de las marcas Guerrero, Misión y Calidad.
Cada semana, esta filial de la compañía mexicana Maseca, la distribuidora más grande del mundo de este alimento, elabora 50 millones de tortillas tan sólo para sus clientes del sur de California.
Las cifras recientes indican que la compra de la tortilla de harina quedó rezagada a 40%, cuando anteriormente se posicionaba hasta con 60 puntos porcentuales.
"Observamos que el consumidor está experimentando; está buscando las ofertas", sostuvo Ramírez.
Este es el caso de la familia Ortiz, cuyos miembros añoran aquella temporada en la que el carrito de compras llegaba repleto a la caja registradora. "Todo está más caro, como la comida, todo. Ahora busco las ofertas", indicó Wendy Ortiz, asistente dental en una clínica de Los Ángeles.
Otras familias, en cambio, están comprando menos legumbres en las tiendas, porque han aprovechado el jardín de sus casas para sembrar lechugas, zanahorias o betabeles: tal y como pasaba en una época en la que se comía lo que se cosechaba.
De hecho, el programa de Jardines Familiares de la Universidad de California de Davis (UCDavis), quiere que sean más los hogares que aprovechen su patio y el clima de la temporada para ahorrar unos dolares.
"Si empiezan a sembrar en septiembre, ellos tendrían comida hasta abril o mayo. Con el brócoli puedes sembrar la misma cabeza y la planta da más, igual las lechugas. Con ello aseguran la ensalada por todo el otoño", mencionó Yvonne Savio, coordinadora del programa.
No obstante, todas aquellas opciones enfocadas al ahorro en productos de la canasta básica han resultado en una contracción en los ingresos de los restauranteros del país.
En mayo, la Asociación Nacional de Restauranteros dio a conocer una racha de mesas vacías, acompañada por la expectativa de recuperación más baja de los últimos seis años: sólo uno de cada 10 operadores de negocios de alimentos confiaba en que su negocio se recuperaría para finales de 2008.
¿Cómo se movilizaba la gente de Los Ángeles cuando los automóviles eran un lujo? La inclinación actual muestra que cada vez más angelinos conocen este dato, tras abandonar sus carros en las cocheras.
Distintas organizaciones de ciclistas, así como el Departamento de Transporte de la ciudad (LADOT), han coincidido (sin proporcionar datos) que este vehículo ha incrementado su popularidad, a medida que los precios de la gasolina se han disparado. Mientras que en los talleres de reparación de bicicletas se elevan los pedidos.
Al mismo tiempo, su familiar más moderno, la motocicleta, registró un volumen de ventas como no ocurría desde la década de los 70, cuando cientos de miles de jóvenes enchamarrados las adquirieron.
Durante el primer cuatrimestre de 2008, las motonetas tuvieron gran demanda y aumentaron sus ventas por 23%, al tiempo que la compra de motocicletas ligeras se incrementó 7.5%, informó el Consejo de la Industria de las Motocicletas (MIC).
El resto de californianos han optado por el transporte público y rompieron récords en el mes de junio en casi todas las líneas del tren subterráneo, según la Dirección Metropolitana de Transporte (Metro). En la Línea Dorada, por ejemplo, la subida fue de 32%, con 26,338 abordajes entre semana.
"Desde que los precios se incrementaron, empecé a usar el autobús", indicó Ortiz, quien se dirigía a la plataforma de espera de la Línea Roja, acompañada de su hijo Ángel, de 4 años de edad.
Para Dora L. Costa, economista de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), todas estas modificaciones en el estilo de vida, así como en las decisiones de compra, serán mas evidentes conforme se acentúe la crisis económica que enfrenta el país.
"Ellos continuarán usando estas alternativas mientras continúe el encarecimiento [de la canasta básica y del precio del combustible]", expuso.
"El ajuste es doloroso, pero creo que es necesario y debe de haber una posición más flexible, considerando que se trata de una de las mayores crisis desde 1973", recalcó.
De acuerdo con la última encuesta del Centro de Investigación Nacional de los Reportes del Consumidor (CRNRC) los consumidores están reduciendo la distancia de conducción, las vacaciones y los gastos en paseos, mientras luchan con los precios de los alimentos y de atención médica.
El estudio revela que 45% de los ahorradores han depositado menos dinero en sus cuentas, alrededor de una cuarta parte ha reducido gastos en alimentos o asistencia médica y 17% se endeudó más con su tarjeta de crédito.
"La situación está muy difícil, ahora comemos más verduras", mencionó María Velázquez, del Estado de México, y quien se dedica a la limpieza de casas.
Pero lo que parece no haber cambiado son los males de nuestros tiempos. "Con todos estos problemas, me he sentido un poco estresada", reconoció Wendy Ortiz.