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  Por el libro

15 de octubre de 2008

Por: El Nuevo Dia

En California, un administrador de inversiones desempleado pierde una fortuna y en un acto de desesperación mata a su familia y se suicida. En Ohio, una viuda de 90 años de edad se pega un balazo en el pecho al ver que llegan alguaciles con una orden de desalojo de su modesta vivienda.
En Massachusetts, Carlene Balderrama, una ama de casa que ha ocultado a su marido la desesperada situación financiera en que se hallan, envía una carta a la empresa que está financiando su hipoteca, advirtiéndole, “Para el momento en que ustedes libren una orden de ejecución contra mi casa, estaré muerta”. Balderrama se suicidó de un balazo, tras matar a sus tres amados gatos, dejando una póliza de seguros y una carta en la mesa informando de su decisión de quitarse la vida.
La crisis financiera que está barriendo a Estados Unidos ha comenzado a hacerse cada vez más violenta. En algunos lugares, las líneas directas de ayuda a personas con problemas están congestionadas, los servicios de asesoramiento psicológico se hallan en gran demanda, y los refugios para mujeres víctimas de violencia están repletos.
“Muchas personas me dicen que esto les recuerda a los atentados del 11 de septiembre”, dijo la reverenda Ann Malonee, de la Iglesia Trinity, la famosa “iglesia negra” situada en el corazón de Wall Street. “Muchos tienen la sensación de que les han quitado la alfombra debajo de los pies”.
 
Gran cantidad de personas están llamando a las líneas directas de prevención de suicidios. Las llamadas telefónicas a los Samaritanos de Nueva York han subido más de un 16 por ciento en el curso del último año, y la mayoría, están relacionadas con problemas monetarios. La línea directa de los Samaritanos en Miami ha registrado este año más de 500 llamadas vinculadas con la ejecución de viviendas por falta de pago.
“Gran cantidad de personas nos han dicho que han perdido todo. Han perdido sus viviendas y sus empleos”, dijo Virginia Cervasio, directora de un centro de atención a potenciales suicidas en el condado de Lee, en el suroeste de la Florida.
Pero las tragedias continúan apilándose:
? La semana pasada, en Los Ángeles, un ex gerente de inversiones asesinó a su esposa, a sus tres hijos y a su suegra, antes de suicidarse.
Karthik Rajaram, de 45 años, dejó una nota diciendo que tenía problemas financieros y que al principio había pensado en suicidarse. Pero luego optó por asesinar a toda su familia pues era “más honorable”, informó la policía.
“Era una perfecta familia norteamericana que fue destruida aparentemente por un hombre que se hundió ... en la desesperación absoluta”, dijo Michel Moore, subjefe de policía de Los Angeles.
? En Tenesí, Pamela Ross, de 57 años de edad, se suicidó la semana pasada cuando alguaciles se dirigieron a su hogar con una orden de desalojo. El caso fue más trágico porque Pamela y su esposo habían recibido de un tribunal 10 días adicionales para apelar la ejecución de la hipoteca.
? En Akron, Ohio, una viuda de 90 años se disparó el 1de octubre un balazo en el pecho, y ahora se está recuperando de la herida. Un legislador contó la historia de Addie Polk en la Cámara de Representantes de Estados Unidos antes de que se aprobara un plan de rescate por $700,000 millones. La empresa hipotecaria Fannie Mae, cuyos problemas financieros estuvieron a punto de llevarla a la quiebra, decidió olvidarse de la hipoteca de Polk y dijo que la nonagenaria se puede quedar para siempre en la casa.
? En Ocala, Florida, Roland Gore mató en marzo a su esposa y a su perro, le prendió fuego a su vivienda, que estaba en ejecución inmobiliaria, y luego se suicidó. El caso de Gore es uno de varios en que personas asesinan a sus mascotas o a sus cónyuges, destruyen sus propiedades o tirotean a la policía, antes de suicidarse.
El doctor Edward Charlesworth, un psicólogo clínico en Houston, dijo que la actual crisis está causando angustia crónica en el norteamericano medio. Las personas se sienten impotentes y en estado de pánico, y muestran su ira porque el gobierno las ha abandonado.
“Esas personas sienten que en esta gran sociedad en que vivimos, hay que proteger a los individuos, no sólo a las corporaciones”, dijo Charlesworth.
Los registros históricos señalan que los suicidios aumentan en épocas de dificultades económicas. Y la actual crisis financiera es considerada la peor desde la Gran Depresión.
Y añadiendo a las tensiones, en muchos hogares reina el secreto. Los expertos dicen que es común que un cónyuge eche la culpa al otro por el desastre financiero, o que lo oculte en su totalidad, como hizo Balderrama.
Luego de tres años y medio de atrasarse en los pagos de la hipoteca, Balderrama, un ama de casa de Taunton, Massachusettss, comenzó a interceptar cartas de la empresa que financiaba su hipoteca, y a romperlas, antes de que su esposo las viera. Ella intentó refinanciar la hipoteca, pero su solicitud fue rechazada.
En julio, el día en que la vivienda debía ser subastada, la mujer envió su nota de suicidio por fax a la empresa de hipotecas. Luego, salió a la puerta, mató a balazos a sus tres gatos, y se suicidó usando el rifle de su esposo.
Notas dejadas en la mesa revelaron que Balderrama había planificado minuciosamente su salida de este mundo. Escogió la funeraria donde deseaba ser velada, consiguió una póliza de seguros, y dejó una nota para su marido que decía, “paga la casa con el dinero del seguro”.
“En su nota de suicidio dijo que se sentía abrumada”, declaró su esposo, John Balderrama. “Aparentemente, ella no tenía con quien hablar. Ella no me dijo nada. Ignoro por qué. Tendría que existir algún tipo de ayuda para personas que están sufriendo. Tendría que existir (algo mejor) que ver a alguien perder su vida por una estúpida casa”.



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