7 de febrero de 2012
El Nuevo Día
Río Grande - Tan pronto como en septiembre de este año, abrirá al tránsito la Fase II de la Ruta 66, que comprende un tramo de ocho kilómetros entre Canóvanas y este municipio.
Así lo informó ayer el gobernador Luis Fortuño tras realizar una inspección ocular de los trabajos, que ya están completados en un 44%.
Pero si pensaba que dentro de siete meses transitaría por la Ruta 66 sin pagar más que ahora, se equivocó.
Fortuño y el secretario de Transportación y Obras Públicas (DTOP), Rubén Hernández, indicaron que el nuevo tramo tendrá un peaje, que posiblemente costará $1.50, como el existente. En otras palabras, su viaje por la Ruta 66 desde Carolina hasta Río Grande le costaría $6.00 ida y vuelta.
Pese a esto, Fortuño insistió en las virtudes del proyecto, entre las que mencionó que, una vez completado, beneficiará a más de 32,000 conductores del área este de la Isla. Dijo, además, que reducirá en unos 40 minutos el tiempo que toma trasladarse de Canóvanas a Río Grande en horas pico de tapón por la PR-3.
El tramo entre Canóvanas y Río Grande por la PR-3 tiene nueve semáforos, lo que explica los tapones.
“Al reducir el tiempo que los conductores pasan en la calle, tendremos empleados más contentos, descansados y productivos. Tendremos padres y madres que llegarán a sus hogares con suficiente tiempo para ayudar a sus hijos... Tendremos menos ruido en las carreteras y menos contaminación, contribuyendo también a nuestra salud pública”, dijo el mandatario, quien se desplazó por la construcción manejando un vehículo todoterreno.
A su paso, además de observar puentes en construcción, vigas de acero y varillas, se tomó el tiempo para saludar y retratarse con los obreros.
$160 millones
Fortuño detalló que el nuevo tramo de la Ruta 66 se construye simultáneamente en ocho segmentos. Más de 400 personas trabajan en la obra, cuyo costo asciende a $160 millones.
Hernández destacó que la construcción se hará “en tiempo récord”, ya que inició en verano del año pasado y demorará poco más de un año.
A propósito, el ingeniero a cargo del proyecto y exsecretario del DTOP, Carlos Pesquera, recordó que el proyecto ha sido paralizado en varias ocasiones, siendo la primera en 1999.
En un aparte con El Nuevo Día, Pesquera achacó ese primer retraso a “razones políticas”, específicamente a su intento fallido de ser gobernador.
“Luego el proyecto volvió a iniciar entre el 2002 y 2003. La clave de ahora es que la construcción se dividió en segmentos y más rápida de forma simultánea”, dijo Pesquera.
“Este proyecto le da ventaja competitiva al área este. Esto, sumado a las recientes mejoras de infraestructura en esa área, permitirán un crecimiento económico sostenible”, añadió.
Fortuño, entretanto, dejó abierta la posibilidad para que, una vez abierta, la Ruta 66 sea convertida en una alianza público-privada “para recuperar el costo y seguir haciendo carreteras”.