BBC
Stanford manejó su estafa desde su banco offshore en Antigua, una isla en las Antillas Menores del Caribe y utilizó dinero de sus inversionistas para pagar su estilo de vida extravagante.
Clientes de distintas partes del mundo que perdieron dinero están demandando a la nación caribeña, pero muchos allá piensan que ellos también fueron víctimas.
Imperio en decadencia
Desde el momento mismo en que uno llega a Antigua, la presencia de Stanford se siente con claridad.
Él reconstruyó los terrenos que rodean al aeropuerto principal, por lo que en frente de la zona de llegadas está el campo de críquet Stanford y al otro lado de la calle están los edificios del Stanford International Bank y su antiguo periódico, el Antigua Sun.
Era, en otros tiempos, una imagen que atraía a muchos clientes de alto perfil para que invirtieran en sus compañías.
Stanford era respetado en el mundo de los negocios hasta su arresto bajo sospechas de fraude, en febrero de 2009.
Era el empleador privado más grande de la isla, pero cuando fue acusado, su imperio se desmoronó.
Pagaba salarios similares a los de países desarrollados y cuando sus empleados perdieron sus puestos se generó una reacción en cadena: a ellos les tocó despedir a sus colaboradores, sus jardineros, sus niñeras.
Miles de personas perdieron sus empleos en una nación que tiene 85.000 ciudadanos.
"Ha sido difícil para muchos de nosotros. Estábamos recibiendo buen dinero así que gastamos un poco más en una buena casa, en un carro nuevo, y antes de darnos cuenta nos vimos con dificultades para pagar la hipoteca, para pagar el préstamo del carro", dijo Tim Payne mientras ojeaba la última edición de su periódico, el Antigua & Barbuda News Pages.
Él era el director ejecutivo del Antigua Sun, que pertenecía al banquero, pero decidió comenzar su propio negocio cuando la compañía quebró.
"Es sorprendente que nadie se haya enloquecido", dice.
Conexiones políticas
A diferencia de lo que ocurre con Payne, muchos han permanecido sin trabajo desde entonces.
Otros han tenido que emigrar a Estados Unidos o a Canadá para buscar un empleo.
El arresto de Stanford llegó en un mal momento para Antigua. A medida que el mundo trataba de soportar la crisis financiera, la pequeña isla tuvo que afrontar su propio shock interno.
El país es el que más depende del turismo de todo el Caribe, hasta el punto que más del 70% de la actividad económica proviene de este rubro.
Mikeda Mikael dirige una compañía que ofrece servicios a los aviones privados que llegan a este lugar de descanso para los multimillonarios.
"Una vez me tocó encargarme de cuatro o cinco aviones simultáneamente, en los que venían senadores, congresistas y peces gordos", dice.
Ella argumenta que a pesar de tener sus reservas, muchas personas hicieron negocios con Stanford por sus conexiones con el gobierno de Estados Unidos.
Inversiones bienvenidas
La primera vez que Stanford vino a Antigua fue en los años 80, después de que las autoridades cerraron su banco offshore en Montserrat, un territorio británico de ultramar.
Los habitantes de Antigua le dieron la bienvenida, pues estaban necesitados de inversión directa extranjera.
Stanford le prestó millones de dólares al gobierno. También construyó nuevas oficinas para la administración y pagó para que se construyera un nuevo hospital. Algunos dicen que él estaba comprando favores.
"No puedo ver cómo alguien quisiera culpar al gobierno de Antigua", dice Gaston Browne, uno de los líderes del Partido Laborista de Antigua (ALP, por sus siglas en inglés).
Aunque ahora está en la oposición, el Partido Laborista estuvo en el gobierno durante la mayor parte del tiempo en que Stanford estuvo basado en Antigua.
Pero quienes ahora tienen la labor de lidiar con los efectos son los políticos del Partido Unido Progresista (UPP, por sus siglas en inglés).
Acciones legales
Inversionistas en el extranjero comenzaron acciones legales contra Antigua y Barbuda. Quieren US$24.000 millones en reparaciones.
La Coalición de Víctimas de Stanford también está tratando que el Fondo Monetario Internacional bloquee préstamos al país mientras la disputa sigue vigente.
"Comenzaron acciones legales en Estados Unidos contra el gobierno. Nos está costando bastante defender el tema, pero sí que nos defenderemos", dice el Fiscal General Justin Simon.
"Si se cuenta lo que aún continúa acá y el dinero que se les debe a estos inversionistas y acreedores, el valor de los activos en realidad no es mucho".
En las dos islas, que juntas forman un país, la mayoría de personas todavía siente que Stanford hizo muchas cosas buenas.
Le pregunté a un grupo de hombres que jugaban dominó en la capital, Saint John.
"Él amaba a las personas negras y amaba a los ciudadanos de Antigua. Por eso él se asentó acá. El país estaba progresando. Y sin él, el país cayó inmediatamente. De hecho está quebrado, totalmente quebrado", dice uno de los hombres.
Y otro añade: "Él le hizo bien al país, pero cometió un error en su vida".
La reputación financiera de Antigua claramente quedó dañada por el fraude de Stanford. El exlíder del organismo regulador de los servicios financieros del país está afrontando la posibilidad de ser extraditado a Estados Unidos.
Se espera que sea acusado de cargos relacionados con el fraude de Stanford, mientras los habitantes de la isla esperan para ver si tendrán que pagar un precio aún mayor en el futuro.