28 de diciembre de 2011
Elmundo.es
Los implantes de mama PIP, que ahora están en el ojo del huracán tras conocerse que estaban fabricados con silicona de uso industrial, levantaron las primeras sospechas porque tenían un índice de rotura más alto de lo normal (hasta un 12% en tres años). Sin embargo, aunque esto se trata de un escándalo de salud, las autoridades sanitarias han aprovechado para recordar que los implantes de pecho no duran toda la vida y hay que sustituirlos al cabo del tiempo. La Sociedad Británica de Información de Implantes ha informado de que las prótesis modernas suelen durar entre 20 y 25 años, 10 más que las fabricadas en las décadas de 1960 y 1970. Asimismo, las autoridades estadounidenses han señalado que la mayoría de las mujeres con implantes probablemente tendría que someterse a operaciones en la próxima década para resolver complicaciones, como roturas o filtrado de las prótesis. Los médicos reconocen que esta "cirugía de revisión" suele ser más cara, larga y complicada que la primera -la de colocación de las prótesis-, debido al tejido cicatrizado y a la necesidad de retirar o ajustar los implantes originales. Tras esta intervención, es normal sentir dolor, por lo que la mayoría de las clínicas aconsejan a las pacientes que no levanten los brazos por encima de la cabeza durante varias semanas después de salir del quirófano. La Agencia Regulatoria de Medicina y Productos Sanitarios (MHRA, por sus sigla en inglés) menciona también otros posibles problemas, como riesgos de infección, filtrado o sangrado, posible pliegue del tejido mamario y pérdida temporal de la sensibilidad. La evolución del aumento de pecho Los implantes mamarios salieron al mercado a principios de la década de los 60, después de que dos cirujanos plásticos de Texas (EEUU) fabricaran las primeras prótesis con silicona de la firma Dow Corning Corporation. La mujer pionera en ponerse silicona en el pecho fue una estadounidense, en 1962. Desde entonces, entre cinco y 10 millones de mujeres en todo el mundo han pasado por el quirófano para aumentar su talla de sujetador. Aunque los implantes de silicona son considerados como los más naturales, las dudas sobre sus efectos negativos para la salud los han tenido siempre en el aire. En 1992, la FDA (la agencia que regula los medicamentos en EEUU) decidió que este tipo de implantes tenía que dejar de comercializarse porque su seguridad no había sido probada del todo. Sin embargo, en 2006 la FDA volvió a aceptar las prótesis de silicona -en concreto dos comercializadas por Allergan y Johnson & Johnson- con la condición de que estas compañías siguieran a 40.000 mujeres durante una década para estudiar las consecuencias de los implantes en la salud. Además de la silicona, existen otros implantes, como los fabricados de tejido natural procedente de alguna parte del cuerpo -normalmente utilizados para reconstruir el pecho tras un cáncer de mama, más que para aumentar el tamaño en una operación de cirugía estética- o los salinos, que han ido sustituyendo poco a poco a la silicona. La intervención consiste en lo siguiente. Se realiza una incisión debajo del pecho, aunque también puede realizarse con un corte alrededor de la aureola del pezón. Requiere anestesia general y suele durar, dependiendo del caso, entre hora y media o dos horas de media.