30 de noviembre de 2011
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La economía de Estados Unidos podría estancarse, e incluso entrar en recesión, si el Congreso fracasa en extender los recortes de impuestos a los asalariados y los beneficios a los desempleados antes de que esas medidas expiren a fin de año, estiman los economistas. La lucha entre republicanos y demócratas en el Capitolio parece ir por el último round. Pero a menos de un año de las elecciones de noviembre de 2012, los votantes están cada vez más preocupados de que sean los espectadores -y no uno de los combatientes- los que resulten noqueados. En los últimos días, un creciente número de economistas ha advertido de que permitir que expiren a fin de año las quitas a las aportaciones de los trabajadores -junto con los beneficios a los desempleados- provocaría un enlentecimiento dramático del crecimiento estadounidense. A menos que el Congreso actúe, ambas medidas caducarán a fin de año, quitando un estímulo de 180.00 millones de dólares a la economía. A partir del 1 de enero, las aportaciones a la seguridad social de los asalariados pasarán del 4,2% al 6,2%, y los desempleados recibirán subsidios por apenas 26 semanas en lugar de 99. Esa sería una muy mala noticia para la economía, según Michala Marcussen, de Societe Generale. "Lo que está en la base de nuestro propio pronóstico de un crecimiento del PIB del 1,4% para 2012 es que esas medidas serán extendidas", dijo Marcussen recientemente a sus clientes. "Si no se logra un acuerdo, conllevaría un arrastre fiscal de 1 a 1,5 puntos porcentuales, casi seguramente inclinando a Estados Unidos a una recesión", agregó. Y hay buenos motivos para creer que estas medidas no serán extendidas. La Oficina de Presupuesto del Congreso estima que solo un año de extensión de estos recortes de impuestos costará 110.000 millones de dólares. En una época de una redescubierta probidad fiscal ningún partido desea gastar tanto a menos que se hagan ahorros por otro lado. Pero en el extraño mundo político de Washington ya no son los republicanos los que argumentan a favor de la quita impositiva y ya no son los demócratas los que argumentan en contra. El fracaso de una "supercomisión" bipartidista para acordar recortes en los gastos del presupuesto es pasto para el análisis de los economistas de Wall Street. "Dada la retórica contra los déficit, cualquier medida de estímulo debe tener recursos, y el fracaso de la supercomisión ha generado dudas acerca de dónde provendrán esos recursos", dijo Rajiv Setia, de Barclays Capital. Los demócratas han propuesto pagar la extención de los recortes a las aportaciones de los trabajadores y los beneficios a los desempleados con la introducción de sobretasas a los ingresos superiores a un millón de dólares. Los republicanos, que durante mucho tiempo han apoyado los recortes de impuestos, afirman que este no estimula a la economía y que no quieren gravar a los ricos. Barclays predijo que un fracaso en extender las medidas podría llevar a una caída de 1,5 puntos porcentuales en el PIB. "Si estas medidas no fueran prolongadas, el ajuste fiscal sería empujado a 2012", dijo Setia. Los economistas de Goldman Sachs pronosticaron un impacto similar a principios del próximo año. El principal asesor económico del presidente Barack Obama afirmó que la economía de Estados Unidos necesita más estímulos y defendió una prolongación de las quitas a las aportaciones de los trabajadores más allá de diciembre. La economía está "atravesando un período crítico" y "debe ser ayudada en mayor grado para reforzar y sostener su relanzamiento", dijo el jefe del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, Alan Krueger. Obama visitará este miércoles Scranton, Pensilvania, y abogará por la extención de esas medidas. No obstante, hay quienes albergan dudas de que el presidente tenga el poder para forzar a los republicanos a aceptarlo.