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  Por el libro

25 de octubre de 2011

El Nuevo Herald

El U.S. Century Bank despegó a toda velocidad en el 2002, con una inyección de capital de los inversionistas de $30 millones a lo largo de tres meses. Cuatro años más tarde, el banco, con sede en Miami, se enorgullecía de tener activos de más de $1,000 millones y mostraba ganancias, lo que le ganó aplausos de analistas bancarios como BauerFinancial y de medios como The Miami Herald y otras publicaciones locales.

En el 2009, cuando llegó la crisis financiera, el banco recibió un voto de confianza del gobierno federal al recibir un préstamo de $50.2 millones bajo el programa federal Programa de Alivio de Activos en Problemas (TARP), dinero dirigido a bancos saludables Fue la mayor cantidad de dinero que el programa entregó a cualquier banco de la Florida. "Esto representa un importante reconocimiento para U.S. Century Bank porque prueba nuestra fortaleza, estabilidad y solidez como institución financiera saludable", dijo Ramón Rasco, presidente del directorio del banco en una nota de prensa al anunciar el préstamo.

Pero en realidad U.S. Century estaba abrumado cuando recibió el préstamo de TARP. Hoy la institución bancaria está al borde del colapso y opera bajo una orden extraordinaria emitida en junio por la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC). De amplio alcance, la orden exige una completa reorganización del banco, que incluye el reemplazo de altos ejecutivos, una revisión de todos los préstamos, la implementación de un programa para evitar el lavado de dinero y un aumento de capital.

El ascenso y desplome de U.S. Century, aunque ciertamente más extremo que el de la mayoría de los bancos, ejemplifica la relajada cultura bancaria que llevó a la crisis financiera, que sigue lastrando la economía mundial. También ejemplifica perfectamente tanto el fracaso para regular el sector bancario durante los años de auge antes de la crisis y el pobre enfoque del rescate que siguió a continuación. Pero sobre todo, es un ejemplo de ganadores y perdedores. Los perdedores son los contribuyentes y la población local que enfrentan las malas consecuencias de la urbanización de los suburbios. Los ganadores parecen ser un grupo de hombres de negocios, acaudalados y con contactos políticos, que crearon un banco que sirvió de cajero automático empresarial, canalizando decenas de millones de dólares a operaciones en las que tenían intereses.

"Los préstamos internos", emitidos a directores y oficiales de la entidad, en su mayor momento, excedieron 94 por ciento del capital de U.S. Century. Y aunque los altos niveles de préstamos internos no son cosa rara en los primeros años de un banco recién establecido, en U.S. Century continuaron durante años. Muchos de esos préstamos fueron para proyectos especulativos de bienes raíces, algunos de los cuales hoy ya no existen o están en graves problemas.

Comparado con todos los bancos comerciales en Estados Unidos, U.S. Century estaba en el séptimo lugar en materia de préstamos internos como proporción del total, según un análisis de esa actividad entre el 2005 y el 2011, realizado por la firma de análisis bancario Trepp LCC a pedido de ProPublica. Durante el 2005, el banco tuvo uno de sus períodos más prolíficos en materia de préstamos internos; ocupaba el lugar 20 entre 7,954 bancos comerciales del país en ese momento.

U.S. Century declinó responder a preguntas específicas de ProPublica debido a su "tono", que el banco consideró una "agenda muy negativa".

En su lugar, respondió a repetidas solicitudes de comentario con una declaración que expresa en parte:

"Reconocido como uno de los mayores bancos comunitarios que quedan en la región, estamos orgullosos de haber ayudado a muchos propietarios de negocios a hacer crecer sus empresas y haber jugado un papel importante en el desarrollo de la economía del sur de la Florida. Como ocurre con la mayoría de los bancos, desde el comienzo de esta recesión económica hemos quedado afectados por la baja en el valor de los bienes raíces. Algunos de los bancos afectados por la recesión, entre ellos los mayores del país, recibieron fondos [del programa] TARP. Nosotros fuimos una de esas instituciones y el Tesoro de Estados Unidos aprobó nuestra solicitud estrictamente sobre la base de sus méritos".

Para el 2009, los préstamos privilegiados eran sólo una de las alertas visibles. En agosto de ese año, cuando el banco recibió el primer pago de fondos del programa TARP, U.S. Century tenía más préstamos en mora y en problemas en comparación con un grupo similar de instituciones con oficinas nacionales y activos de $1,000 millones o más. U.S. Century había separado menos dinero que sus iguales para cubrir pérdidas. Su concentración en préstamos para la construcción y bienes raíces -fuentes clave de problemas para los bancos pequeños- era particularmente elevada.

"Es difícil imaginar un uso más negligente y tonto de fondos del programa TARP que el de U.S. Century en el 2009", dijo Richard Newsom, ex examinador bancario de la FDIC quien estudió las finanzas públicas de la institución. "Contrario a la guía de TARP, este banco estaba en graves problemas, probablemente fatales, cuando recibió los fondos de TARP. Debió haber sido sometido a medidas disciplinarias a mediados del 2009, no haber recibido $50 millones en dinero de los contribuyentes".

De hecho, casi tan pronto como U.S. Century recibió los fondos de TARP, sus finanzas se desplomaron. El ingreso neto bajó a -$44 millones a finales del 2009. Las pérdidas por concepto de préstamos se dispararon de $108 millones a $186 millones en septiembre. El capital de reserva también bajó, mientras que su dependencia de depósitos con riesgo -a corto plazo con altas probabilidades de mora- aumentó. A los tres meses de recibir el dinero en agosto del 2009, las autoridades del Departamento del Tesoro intercambiaban mensajes electrónicos en que discutían la probabilidad de que el banco no haría su primer pago de dividendos. El banco pagó un dividendo de $745,312 al Departamento del Tesoro en noviembre de ese año, pero para junio del 2011 no había pagado más de $4 millones al Tesoro, según un informe del inspector general del programa TARP.

U.S. Century tiene su sede en el Condado Miami-Dade, zona con un largo historial de burbujas de bienes raíces y excesos financieros. Seis bancos de Miami-Dade han sido intervenidos por la FDIC desde que comenzó la más reciente crisis financiera, según una lista de la entidad.

La FDIC, la principal autoridad normativa federal de U.S. Century, realizó un estudio de viabilidad del banco y aprobó su solicitud para recibir el préstamo de $50.2 de fondos del programa TARP. La FDIC declinó entregar información sobre su estudio de viabilidad de U.S. Century, lo que dificulta conocer si la entidad tenía preocupaciones sobre la salud del banco o para evaluar los méritos de otorgar el préstamo. El Departamento del Tesoro entregó algunos documentos sobre el préstamo, que no indican ninguna preocupación de su parte.

La FDIC también declinó decir si había algún acuerdo de cumplimiento con el banco antes de la orden de junio del 2011.

La FDIC no comenta sobre un banco "en operaciones" ni sobre las deliberaciones para otorgar fondos del programa TARP, dijo el portavoz David Barr. Refiriéndose al préstamo TARP al banco, Barr expresó: "Es [el Departamento del] Tesoro el que toma la decisión final sobre los préstamos del programa TARP".

Un portavoz del Departamento del Tesoro expresó al respecto: "No acostumbramos a comentar sobre instituciones específicas".

Red de préstamos privilegiados

Los hombres detrás de U.S. Century no eran nuevos en la banca. Aunque en lo fundamental eran urbanizadores, habían creado un banco anterior en Miami llamado Ready State. Lo desarrollaron durante los años 90 hasta que llegó tener activos de aproximadamente $600 millones. Entonces el grupo lo vendió a Union Planters Bank, que ahora es Regions Financial Corp., en 1998, por una cantidad no revelada.

En el 2002, cuando unos 400 inversionistas inyectaron los $22 millones iniciales para crear U.S. Century, la demanda fue tal que el banco recaudó rápidamente otros $8 millones, convirtiéndolo en una de las iniciativas más exitosas de recaudación de fondos para un banco nuevo en la historia de la Florida. Una segunda oferta de acciones en el 2003 recaudó $37.2 millones adicionales. Para finales del 2006, el banco tenía más de $1,000 millones en activos y un ingreso neto de $13 millones.

Una de las fuerzas impulsoras del meteórico crecimiento inicial de U.S. Century fue Sergio Pino, quien fue vicepresidente del directorio. Pino es propietario del edificio de siete pisos donde está la sede de U.S. Century. El edificio, que Pino construyó a un costo de aproximadamente $15 millones y que se completó en el 2007, también es la sede de su compañía de bienes raíces, Century Homebuilders of South Florida. Una búsqueda en los registros empresariales de la Florida indica que Pino está identificado como directivo en más de 100 compañías, entre ellas Century Prestige I, Century Prestige II, Century Prestige III, Century Five, Century Six, Century Park II, Century Land Development Corp., Century Shopping Centers y Century 77 Acres. Aunque no todas las empresas tienen la palabra "century" en el nombre, la mayoría sí lo tienen.

Pino no contestó a numerosas solicitudes de comentario.

Sus compañías han recibido con frecuencia préstamos privilegiados de U.S. Century. Identificar cuánto dinero sus compañías han recibido es virtualmente imposible a través de una búsqueda en los registros públicos, pero es posible reconstruir las generalidades de algunos de los préstamos.

En enero del 2010, Pino y su esposa firmaron un acuerdo con U.S. Century que incluyó préstamos anteriores que habían recibido del banco: uno de $1.63 millones y otro de $6.45 millones, ambos para una urbanización llamada Century Laguna en una zona comercial en Coral Gables. El banco también ejecutó lo que el acuerdo llama una "adelanto futuro, consolidación, modificación de hipoteca y acuerdo de distribución" en diciembre del 2006 por valor de $15.73 millones. Separadamente, el banco le hizo a Pino un préstamo personal de $500,000 vinculado a la propiedad.

En otros ejemplos, el papel del director del banco no estaba tan claro.

En el 2005, una compañía llamada 46 Acres adquirió una propiedad cerca de los límites del Condado Miami-Dade con planes de convertirlo en una subdivisión dinámica. Una declaración jurada archivada en el Condado indica que Pino es miembro del comité de administración de la compañía. Es el único registro público disponible en que el nombre de Pino aparece vinculado con la transacción. En marzo del 2007, U.S. Century emitió un préstamo de $26.2 millones a 46 Acres, con $209.8 millones disponibles. La propiedad se usó como garantía del préstamo.

En septiembre del 2010, 46 Acres se disolvió, según registros empresariales. Hoy la propiedad que la empresa fracasada tenía es un enorme terreno baldío cercado. Al otro lado de la calle hay vecindarios de personas de bajos recursos. En el terreno hay un almacén oxidado y abierto por un lado. En la cerca hay un letrero que indica que la propiedad se vende. Según un agente de bienes raíces asociado con el terreno y el propietario de una propiedad adyacente, U.S. Century es el propietario de la tierra, parte de la cartera cada vez mayor de activos abrumados del banco.

Varias llamadas a José Boschetti, la única persona que aparece en los registros empresariales como directivo de 46 Acres, resultaron infructuosas.

Estas transacciones son típicas de las que se pueden encontrar en los registros públicos. Pino u otros directivos bancarios con frecuencia están vinculados con compañías que reciben préstamos de U.S. Century. Los registros públicos indican que el banco les prestó millones de dólares a oficiales bancarios, sus familiares y empresas asociadas con ambos.

En marzo del 2011, Pino renunció a la junta directiva. Pino declaró al South Florida Business Journal: "Mi compañía me necesita", refiriéndose a su empresa de urbanización. También dijo que los préstamos recibidos de U.S. Century se estaban pagando a tiempo.


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