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El equipo de investigación Residential Mortgage Backed Securities es un esfuerzo conjunto del Departamento de Justicia, la Comisión de Bolsa y Valores, la oficina del fiscal de Nueva York.  / Foto por: Cortesía CNNMoney
El equipo de investigación Residential Mortgage Backed Securities es un esfuerzo conjunto del Departamento de Justicia, la Comisión de Bolsa y Valores, la oficina del fiscal de Nueva York.  / Foto por: Cortesía CNNMoney
WASHINGTON — Los bancos de Wall Street deberían estar preparados para más demandas, expresó este martes un grupo de investigadores estatales y federales.

La advertencia se produjo un día después que el Fiscal General de Nueva York, Eric Schneiderman, demandara a Bear Stearns, propiedad de JPMorgan Chase, alegando que los banqueros cometieron fraude sistémico en contra de los inversionistas. La demanda es el más reciente esfuerzo del Gobierno para responsabilizar a los grandes bancos de la crisis financiera.

"Se avecinan más casos. Estamos investigando las irregularidades cometidas por gente... que ocasionó la crisis de 2008" dijo Schneiderman en una conferencia de prensa.

El caso contra JPMorgan Chase es el primero que presenta el grupo de investigación Residential Mortgage Backed Securities constituido en enero por el presidente Obama para indagar las titulizaciones de hipotecas residenciales.

Es un esfuerzo conjunto del Departamento de Justicia, la Comisión de Bolsa y Valores, la oficina del fiscal de Nueva York, así como la oficina del inspector general de la Administración Federal de Vivienda.

Los títulos respaldados por hipotecas son productos financieros hechos de préstamos hipotecarios empaquetados y vendidos a los inversionistas. Muchos de esos títulos perdieron su valor cuando el precio de las viviendas se desplomó después de que la burbuja inmobiliaria estallara en los años 2007 y 2008. Como resultado, muchas personas perdieron sus hogares a causa de los embargos.

Desde entonces, las investigaciones han revelado que muchos bancos estaban al tanto de los riesgos asociados con la burbuja inmobiliaria, pero continuaron empaquetando préstamos de baja calidad para seguir vendiéndolos, cosechando en el proceso grandes sumas de dinero.

Durante la crisis financiera, los grandes bancos de Wall Street atiborrados de titulizaciones tóxicas recibieron importantes rescates gubernamentales. Los inversionistas que perdieron su dinero por esos valores han demandado a los bancos y algunos han recibido compensaciones monetarias.

Mientras tanto, los propietarios de las viviendas afectados por la crisis financiera han tenido dificultades para obtener ayuda. No está claro si los propietarios recibirán algo de las demandas más recientes interpuestas por el Gobierno.

La demanda busca daños no especificados y afirma que los riesgosos títulos hipotecarios emitidos por Bear Stearns en 2006 y 2007 provocaron pérdidas entre los inversionistas de unos 22,500 millones de dólares.

El grupo de trabajo creado por el Gobierno se ha visto, a su vez, presionado para presentar resultados. El presidente Obama dijo que su misión era determinar la "responsabilidad de quienes violaron la ley", durante su discurso del Estado de la Unión en enero.

El tiempo se acaba para el equipo de trabajo. Las demandas deben ser presentadas dentro de los cinco años posteriores al fraude. Cuando el calendario marque el 1 de enero, la ley ya no podrá perseguir las titulizaciones hipotecarias emitidas en 2007.

"Dado que los años de muchas presuntas violaciones fueron 2006 y 2007, la capacidad de atraer más demandas de este tipo está desapareciendo rápidamente", apuntó en una nota dirigida a inversionistas Jaret Seiberg, analista de servicios financieros en Guggenheim Washington Research Group.

En la demanda contra JPMorgan Chase, Schneiderman acusa a Bear Stearns de engañar a los inversionistas en la creencia de que su personal había evaluado cuidadosamente la calidad de los préstamos hipotecarios agrupados en las titulizaciones o valores que estaba vendiéndoles.

La demanda dice que Bear "sistemáticamente fracasó en evaluar íntegramente los préstamos, omitiendo mayormente los defectos... y ocultando a los inversionistas tanto la insuficiencia de sus procedimientos de revisión como los defectos de los préstamos subyacentes".

JPMorgan compró a Bear Stearns en 2008 -con un gran descuento- en un acuerdo de emergencia respaldado por el Gobierno. El banco de inversión se estaba quedando sin efectivo y los reguladores organizaron el acuerdo para evitar que su quiebra desatara el pánico en Wall Street.

 


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