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New York Post

 / Foto por: New York Post
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El fraude de los cupones de alimentos en Nueva York se ha convertido en ayuda extranjera al mercado negro de los especuladores en la República Dominicana.

La semana pasada, el New York Post reveló cómo neoyorquinos que reciben la ayuda de los cupones de alimentos están comprando comida con sus tarjetas de beneficios y enviándola  en barriles azules a parientes pobres del Caribe.

Pero no todo el mundo está enviando la ayuda financiada por el contribuyente a niños hambrientos en el extranjero. El Post la semana pasada encontró dos personas vendiendo barriles de productos americanos para obtener ganancias en las calles de Santiago.

"Es una forma muy fácil de hacer dinero y no me cuesta nada," dijo una vendedora llamada Maria-Teresa el viernes.

La nativa de 47 anos del  Bronx le dijo al Post que ella vende barriles de Kellog Frosted Flakes y fórmula de bebé comprada con dinero de los cupones de alimentos en los Estados Unidos. Un programa  Federal de asistencia nutricional del gobierno de los Estados Unidos a través del Departamento de Agricultura cuyo propósito es proveer ayuda alimentaria a los más necesitados.

Maria-Teresa dijo que recibe nuevos barriles cada pocas semanas de su hermana, que compra todo en un Western Beef en Prospect Avenue, cerca de East 165 Street en Foxhurst.

El hermano estafador paga $75 por barril para que le transporte los artículos a la República Dominicana a través Luciano Shipping de Mott Haven. A veces los defraudadores aprovechan un especial: tres barriles por el precio de dos.

Maria-Teresa dijo que utiliza algunos de los productos pero vende el resto desde su casa de Santiago, ofreciendo rebajas de $1 a $2 en comparación con lo que pagaría sus compradores en las tiendas locales.

"No sé cuánto es el negocio, pero lo que sé  es que lo están haciendo un montón de gente," dijo.

 

Inclusive vendedores en el mercado negro envian las peticiones de sus clientes por articulos calientes. Sus bestsellers incluyen caja de 19 onzas de Kellogs Frosted Flakes, que va por $6.50 en supermercados dominicanos. Lo venden por $2 menos — después de que su hermana lo compra en especial por $2.99.

Pero porque la hermana utiliza su tarjeta de transferencia electrónica de beneficios, en realidad no paga nada — son los contribuyentes de a pie los que pagan $2,99.

Maria-Teresa también ofrece caja de Corn Flakes de Kelloggs 24 onzas por $2, en comparación con la contraparte Dominicana $4. La variedad de la Kellogg cuesta $2,99 en especial en Western Beef.

Un contenedor de 23 onzas de leche en polvo para bebé Enfamil va por $25 en Estados Unidos y $19 en Santiago pero Maria-Teresa lo vende por $15. "La gente quiere la mejor calidad por el precio, así que compran la fórmula hecha en Estados Unidos," dijo.

El salario mensual promedio en República Dominicana es de alrededor de 7.000 pesos, o sólo $167, y por eso el mercado negro se ha convertido en algo tan rentable, dijo Maria-Teresa.

Y el fraude de los cupones de alimentos no se detiene allí. Dijo que su hermana tiene una red  de bodegueros de Bronx donde realiza falsas transacciones de $250 con su tarjeta EBT.

En cambio, las tiendas le dan $200 en efectivo y  se echan al bolsillo el resto. Ninguna mercancía se intercambia. En cambio, la hermana de Maria-Teresa envía el dinero a Santiago — cuando ella no lo gasta en alcohol u otros artículos no alimentarios.

"Lo hacemos todo el tiempo, y  ay mucha gente haciendo esto," dijo Maria-Teresa. "Es una forma de lavado de dinero, pero es más fácil porque es gratis".

Jean, otro tramposo de asistencia pública de Santiago, dijo al Post que ha vendido alimentos del bienestar en Santiago desde que fue deportado desde Nueva York en 2010.

Un nacional haitiano treintañero, dijo que su hermana en Queens utiliza su tarjeta EBT para comprar alimentos antes de enviarlo desde Long Island City.

"Cada mes, recibo los barriles de mi hermana desde la ciudad de Nueva York", dijo al Post. "Lo que no necesito, lo vendo.

"Mi hermana utiliza cupones para comprar la mayoría de las cosas que me manda", agregó Jean. Dice que los barriles están llenos de cereales, fórmula para bebés, jugos, aceite de oliva y sopa enlatada.

Dijo que su hermana usa Santiago Cargo Express de Long Island City, donde los barriles llenos de comida cuesta $100 por el envío a la República Dominicana.

Cuando el Post encontró a Jean, este estaba arrastrando un barril vacío por la calle y la esperanza de venderlo a un amigo por $35. Muchos dominicanos entonces utilizan los recipientes para almacenar agua para sus casas.


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