2 de octubre de 2015
La Opinion
Mire en su cartera, por favor y revise sus tarjetas. ¿Tienen un chip? ¿Se las han cambiado recientemente? En caso de que no tengan chip usted es parte del 60% de las personas que no tienen la nueva tarjeta conocida como EMV. Y eso pese a que el 1 de octubre es cuando la industria del dinero de plástico (Visa, MasterCard, AmericanExpress y Discover) se autoimpuso su uso para reforzar la seguridad de los pagos. Las tarjetas de banda magnética han atraído a muchos ladrones y las de chip, que se usan en Europa y Asia, reducen los riesgos de fraude y robo.
Si usted no conoce los cambios, le resolvemos algunas dudas.
A mi, usuario, ¿cómo me afecta el cambio?
De ninguna manera. Quizá el pago se demore algo más que cuando simplemente había que deslizar la tarjeta en el lector de cobros porque ahora tendrá que insertarse en una ranura como cuando se usa el ATM y teclar un pin o firmar.
Entonces, ¿para quiénes son los cambios?
El cambio afecta sobre todo a los comerciantes. A partir del 1 de octubre si en un negocio no le pueden aceptar la tarjeta con chip porque no tienen el lector apropiado y tienen que deslizarla para cobrar, es el comerciante y no el banco, como hasta ahora, el responsable de las pérdidas por fraude. En caso de que el cliente pague con una tarjeta de banda magnética porque no tiene aún la de chip, la responsabilidad sigue siendo de los bancos, según confirman fuentes de Chase. La mayoría de las grandes cadenas ya han hecho el cambio y son los pequeños negocios los que más están tardando para hacerse con los nuevos lectores de tarjeta.
¿Cambiará el proceso de denuncia en caso de fraude?
Según Matt Schulz, analista de CreditCards.com, los procedimientos no van a cambiar para el consumidor que hará su denuncia ante el emisor de tarjeta. Es el banco el que luego pedirá responsabilidades a los comercios. “No debería haber ni problemas ni retrasos en las quejas”, insiste.
Este analista cree que los riesgos para los comerciantes que no hagan el cambio rápido a las tarjetas EMV y se hagan con los nuevos lectores de cobros pueden aumentar porque serán un objetivo más fácil que los que usan el chip.
¿El chip es realmente más seguro?
Si y por dos motivos. Es mucho más difícil de duplicar y además cuando se hace un pago no se manda toda la información de la tarjeta al comerciante sino un código individual que los piratas informáticos no pueden usar para hacer un pago fraudulento en caso de que accedan a la base de datos. Como Schulz explica, “es como robar una clave de acceso que ha expirado”.
La mitad de los cargos fraudulentos en tarjetas en todo el mundo han ocurrido en EEUU donde se usan las bandas magnéticas, según explica un informe de BI Intelligence que citan desde Chase.
Ahora bien, Shulz avisa que una consecuencia no deseada de este cambio es que los piratas informáticos buscarán objetivos en otros lados: compras online (en las que no hay cambios con el chip) y las gasolineras que no tienen que actualizar sus terminales hasta 2017.
Para los negocios, ¿es caro hacerse con el lector?
Según fuentes de Chase, adoptar la nueva tecnología puede costar desde $0 a $500 dependiendo de cada caso. Shultz explica que para muchos, que operan con presupuestos muy ajustados la transición puede resultar cara y prefieren asumir el riesgo. “Y hay quien no se ha enterado aún”, añade.
¿Cuándo recibiré mi tarjeta EMV?
La mayor parte de los que ya han recibido las nuevas tarjetas son personas con ingresos de más de $75,000 anuales, educación universitaria y residentes en ciudades, según CreditCards.com. Es decir, que los bancos no han terminado de hacer su parte. Se espera que para 2017 la transición esté acabada y todo el mundo tenga las nuevas tarjetas EMV. De forma progresiva irán llegado a sustituir las emitidas con banda magnética.