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El Nuevo Día

Las aves viven en pisos de jaulas, apilados unos sobre otros, desde el suelo al techo.

Cada año la granja produce cerca de 500 millones de huevos, que son empacados en el lugar y distribuidos por supermercados en distintos puntos de Pekín. Estas instalaciones proveen el 70% de los huevos consumidos en la capital china.

Pero los animales también producen cada día 212 toneladas de estiércol, lo que impregna todo el lugar de un hedor característico e intenso.

Las grandes cantidades de excremento no son vistas como un problema por los administradores de la granja, sino como una gran oportunidad.

Fuentes nuevas

El estiércol es conducido por un sistema de bandas o correas transportadoras a una planta procesadora que extrae del abono gas metano para generar electricidad, que es vendida luego a la red nacional.

El sobrante de estiércol es utilizado además en la elaboración de fertilizante.

Proyectos como éste son de gran importancia, según Pan Wenzhi, vicepresidente de la Compañía de Tecnología Agrícola Deqingyuan, que opera la granja.

"Somos un país en desarrollo, pero nuestras reservas de carbón y gas se agotarán en las próximas décadas. Es muy importante para China explotar nuevas fuentes de energía", señaló Wenzhi.

Deqingyuan planea abrir varias plantas similares en diferentes puntos del país. A través de su producción de biogás, la granja es un ejemplo de esta búsqueda de un modelo de desarrollo más sostenible para la economía china.

"Desarrollo sostenible"

China es el mayor consumidor de energía y el mayor emisor de gases de invernadero y su colaboración es esencial para combatir el cambio climático a nivel global.

Actualmente, el 70% de la demanda energética en China es satisfecha mediante el uso de carbón. El auge económico y el ritmo acelerado de crecimiento de la economía han causado enormes perjuicios al medio ambiente.

El gobierno anunció planes para reducir su dependencia de los combustibles fósiles. Las autoridades señalaron que para 2020, el 15% de las necesidades energéticas del país serán cubiertas con fuentes renovables como energía solar o represas hidroeléctricas.

Sin embargo, muchas ONGs señalan que el gobierno debe hacer más. "Proteger el medio ambiente no es simplemente controlar la contaminación", dijo Yu Jie, de la oficina china de la organización The Nature Conservancy.

"Esa protección debe ser parte del programa de crecimiento económico. Sólo entonces tendremos un desarrollo sostenible".

Sin embargo, por ahora, la prioridad para las autoridades es la economía. Y el dilema que enfrentan está ilustrado por una familia que vive cerca de la gran granja avícola.

He Fujing, de 39 años, su esposa y su hija viven una vida sencilla. Usan el gas metano producido en la granja para cocinar los vegetales que cultivan en su jardín.

Pero He, un agricultor, sueña con tener un auto y un apartamento en la ciudad. Al mismo tiempo, le preocupa el impacto de la contaminación en su hija de seis años.

"Me preocupa la calidad del agua aquí. Todos quieren que sus hijos sean saludables, pero es el gobierno el que debe encargarse de este tema".

China es aún un país en desarrollo y las autoridades aseguran que debe mejorar la calidad de vida de la población. Pero cada vez más, es el medio ambiente el que está pagando un alto costo.

 


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