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  Por el libro

13 de marzo de 2012

El Vocero

Cada vez las personas reciben con más insistencia la información de asumir una dieta saludable, pero el alto costo de los alimentos con mayores beneficios nutritivos y la situación económica de las familias, hacen que el precio determine lo que comen.

Una visita realizada por este rotativo a varios supermercados evidenció que la compra pequeña de una dieta saludable –básica- versus una dieta tradicional, refleja un aumento en el costo de hasta un 138%, lo que en la actualidad no es viable para muchos hogares puertorriqueños.

Los precios más altos, según lo evidenciado durante el recorrido, están precisamente en alimentos como frutas, verduras, carnes magras, lácteos y cereales integrales. Si los consumidores se dejan regir por los precios más accesibles, al final ingieren alimentos menos nutritivos y esto podría contribuir a elevar los niveles de obesidad en la Isla, donde existe un 67 por ciento de la población adulta con este diagnóstico.

Según el informe del Journal of the American Dietetic Association, el precio promedio de los alimentos bajos en calorías ha aumentado casi un 30% en los últimos cuatro años. Por el contrario, en el mismo período se redujeron un 2% los precios de la mayoría de las comidas de mayor carga calórica como la manteca, las papas fritas, las galletas y los dulces. Dicho informe afirma que el incremento del 30% en los alimentos con menos calorías estaría dejando a la comida saludable fuera del alcance de los individuos que más necesitan de ella.

Aunque no existe un estudio del mercado local, nutricionistas coinciden en que la tendencia se repite en Puerto Rico, ya que muchos consumidores y debido a su reducido poder adquisitivo recurren a alimentos “llenadores” y de bajo costo. Por lo tanto escogen aquellos que son altos en grasas, carbohidratos y azúcares. Con este perfil de comida, logran que el presupuesto rinda más, pero carecen de muchas vitaminas y minerales en la dieta, contrario a lo que estipula la nueva pirámide alimentaria, y están más propensos a la aparición de enfermedades que encarecerán sus gastos medios.

Más caro seguir la pirámide alimentaria

Una actualización en el 2010 de lo que se conoce como la pirámide alimentaria exhorta a comer más alimentos con potasio, fibra, vitamina D y calcio. Pero si hacen eso, añadirían centenares de dólares a su presupuesto anual para comida.

La nutricionista y educadora en diabetes, Vilma Calderón explicó que en su consultorio le dan las opciones de una dieta saludable a sus pacientes y las ventajas de productos orgánicos en dicha dieta. Sin embargo, aceptó que por su alto precio, muchos pacientes optan por otros productos. Aclaró, que ante esta realidad existen otras opciones más económicas tanto en el aspecto calórico como en el económico.Entre ellos mencionó el comenzar a comer en sus casas y no en restaurantes, eliminar las compras en los renglones de alimento de baja aportación nutricional, destinando ese presupuesto a productos más nutritivo.

Aunque aceptó que lo ideal serían alimentos frescos u orgánicos, de no existir esa oportunidad de adquirirlos, pueden optar por productos enlatados o congelados pero en las categorías de frutas, vegetales y demás productos nutritivos. Igualmente instó al control de las porciones, lo que permite mantener el peso y ahorrar en la cantidad de alimentos.

“Todavía falta mucho trabajo para concientizar a los consumidores sobre una dieta saludable y las opciones reales para poderla llevar de la mejor manera posible. Hay que buscar opciones y trabajar sobre ellas”, indicó.

Calderón mencionó que existe desconocimiento de los tipos de alimentos que son saludables, lo que quedó evidenciado en un estudio realizado por Information Resources Inc. (IRI), el cual reflejó que un 51% de los consumidores prefieren que se identifique claramente los productos saludables, ante una tendencia donde el 60% igualmente intenta consumir alimentos que prevengan problemas de salud.
El mismo estudio reconfirma que aun cuando el 71 porciento de los consumidores trata de comer saludable, el factor económico les imposibilita darle continuidad a una mejor dieta.

Analistas de la industria de alimentos aseguran que el costo de comer sano siempre ha sido uno de discusión. Aunque admiten que hay muchos productos sanos que tienen un precio elevado, así también reconocieron que comer sano a un costo monetario razonable es posible, aunque tal vez requiera de mayor tiempo y dedicación.

Frutas y verduras frescas, quesos magros, grasas de buena calidad derivadas de frutos secos y pescados frescos, pueden ser costosos económicamente, pero se trata de alimentos muy sanos con muchos micronutrientes esenciales. Asimismo, los cereales no refinados, las legumbres y algunas hortalizas y frutas de temporada también se consiguen a buen precio y son de gran ayuda si se quiere comer sano y barato.

Como sugerencias, aunque en términos de precios no hay mucho que hacer, instaron a usar alimentos de temporada, la creatividad al momento de cocinar y dedicar tiempo a la búsqueda y elaboración de alimentos.

Un estudio de la firma Nielsen dirigió sus esfuerzos a monitorear las tendencias en la venta de alimentos, llegando a la conclusión que la industria de los alimentos envasados, ha hecho grandes avances en muchos productos mediante la adición de nutrientes más saludables, y eliminando de los alimentos la mayor cantidad posible de grasas saturadas, calorías y sodio, siempre y cuando se mantengan los costos.
Opciones reales para abaratar los costos.

Aunque las comidas orgánicas generalmente cuesten más que las no orgánicas, los supermercados ofrecen varias alternativas saludables para determinados alimentos por el mismo precio. Por ejemplo, gaseosas dietéticas, lácteos bajos en grasa, galletas sin sal, cereales sin azúcar, etc. Con cero calorías, el agua sigue siendo la bebida saludable más barata para consumir. En contraposición a la opinión popular, menos no quiere decir más, especialmente cuando se trata de contar calorías. Comer menos es siempre más barato que comer más. Y aunque a la mayoría de las personas no les gusta escuchar esto, las dietas más exitosas son aquellas que involucran menos cantidad de comida.

El costo real de oportunidad de una alimentación sana es la conveniencia (y algunas veces el sabor), no el dinero gastado. Aunque preparar comidas en el hogar puede tomar más tiempo, esto le permite a las familias comer de una mejor manera sin tener que desviarse de sus presupuestos, y brindará también la oportunidad de pasar más tiempo juntos en la hora de la comida.

¿Qué encarece los productos orgánicos?

El precio de los alimentos orgánicos refleja el costo de todo el proceso de producción del mismo, los costos de transporte, procesamiento y envasado también se suman a su valor final.

Para poder certificar los alimentos como orgánicos es necesario cumplir con estrictas regulaciones impuestas por el gobierno, a fin de garantizar la calidad del alimento. Producir alimentos orgánicos implica mas trabajo y cuidado que la producción de un alimento convencional, además, hay que tener en cuenta que en la mayoría de los casos este tipo de alimentos son producidos en pequeñas granjas, las cuales no cuentas con las ventajas competitivas que tiene un gran productor.

Todos esos factores influyen para que el valor final de los productos orgánicos sea un poco mayor que sus contrapartes convencionales. Sin embargo, si observamos con más cuidado cuál es el costo real de la producción de alimentos, teniendo en cuenta el precio que pagamos indirectamente al producir alimentos sin prácticas orgánicas, nuestra opinión podría cambiar.

El reemplazo de los suelos erosionados, la limpieza del agua contaminada por el uso de pesticidas, el costo de la atención médica de las personas por el mismo motivo (la contaminación residual por el uso de pesticidas) y el costo ambiental por el uso y producción de plaguicidas son también factores a tener en cuenta a la hora de calcular el costo real que implica la producción de alimentos.

Todos esos costos indirectos se reducen drásticamente mediante la implementación de métodos orgánicos en la producción de alimentos, ya que la agricultura orgánica no utiliza fertilizantes ni pesticidas artificiales.

La escala como mencionamos anteriormente, es otro factor que influye en el costo de los alimentos, es de esperar que si la producción orgánica se incrementa en el tiempo el costo de los alimentos orgánicos siga el camino inverso.

 


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