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Estirando el chavito |
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18 de marzo de 2025
El Vocero
Cada vez es más difícil para los jóvenes lograr su independencia.
La inflación, el alto costo de vida, la falta de oportunidades laborales estables y el alza en los precios de las viviendas, son algunos de los factores que han impulsado a muchos jóvenes adultos a regresar a la casa de sus padres, en lo que intentan estabilizar sus finanzas, realidad que fue confirmada por diversos especialistas consultados por EL VOCERO.
Aunque este fenómeno no es completamente nuevo, la crisis económica actual ha acentuado la necesidad de regresar al hogar de los padres, lo que genera grandes desafíos en las estructuras familiares y en el futuro económico de las nuevas generaciones. Esta práctica, en ciertos contextos, afecta la economía familiar, ya que en muchos casos los padres tampoco cuentan con los recursos económicos suficientes para ayudar a sus hijos de manera significativa.
Un análisis realizado por el Centro de Investigaciones Pew, utilizando datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos, revela que la mitad de los estadounidenses entre las edades de 18 a 29 años viven con sus padres. Sin embargo, aunque más de un tercio de los encuestados por el instituto está consciente de que esta situación era negativa para la sociedad, igualmente reconocieron que vivir con sus padres les permitía alcanzar con mayor facilidad sus metas personales y financieras, y por lo tanto lo consideraban necesario.
A juicio de Chantal Benet, vicepresidenta de la firma Inteligencia Artificial y economista, se ha deteriorado la creencia social de que los jóvenes tendrían las mismas oportunidades y condiciones que sus padres tuvieron cuando se encontraban en la misma etapa de sus vidas. Destacó que, aunque los jóvenes se han incorporado a un mercado laboral dinámico, también se enfrentan a un entorno mucho más volátil que el de generaciones anteriores. Como resultado, muchos se han dado cuenta de que no están mejor posicionados que sus padres para alcanzar una estabilidad económica.
Al abordar el impacto económico de este fenómeno en las familias, Benet explicó que existen dos tipos de hogares. Por un lado, están aquellos padres que han logrado estudiar, encontrar trabajo en grandes empresas y tener un plan de retiro 401K, lo cual les permite ayudar a sus hijos para mejorar su situación financiera. Sin embargo, enfatizó que esta no es la realidad de la mayoría de la población.
“Existen padres cuyos ingresos dependen de una pensión de retiro o de un seguro social, y en estos casos, el retiro se ha visto afectado por la quiebra, mientras que el seguro social no ha logrado mantenerse al día con el aumento del costo de vida. Como resultado, estos padres no pueden ofrecer ayuda económica a sus hijos en momentos de necesidad”, apuntó Benet.
La economista sostuvo además, que ha habido un aumento significativo en el número de jóvenes que se mudan nuevamente a las casas de sus padres, e incluso algunos optan por compartir vivienda con compañeros de cuarto con el fin de reducir el costo de la renta y ahorrar para eventualmente comprar una propiedad. Sin embargo, esta situación también implica un costo económico, ya que el aumento en el número de personas en el hogar incrementa el consumo de electricidad y otros servicios, lo que eleva el costo de las utilidades y otros gastos asociados al hogar.
Es una carga económica porque muchos regresan a hogares en donde sus padres no tienen tampoco los beneficios para poderlos ayudar, porque sino los padres se los hubieran dado para ayudarlos y esa es la dinámica que se esta dando.
Chantal Benet
Economista y vicepresidenta de Inteligencia Económica
No obstante, hasta el sueño de lograr su primer hogar igualmente se está esfumando poco a poco. El más reciente Índice de Vivienda Asequible, que prepara Estudios Técnicos Inc. (ETI), acentuó las dificultades para la adquisición de vivienda por parte de los consumidores.
El economista Leslie Adames, director de Análisis y Política Económica de ETI, explicó que el índice en el tercer trimestre evidenció una vez más que el potencial de muchas personas interesadas en obtener un préstamo hipotecario es bajo, al solo contar con el 61% del ingreso necesario para cualificar. La situación se agudiza ante la tendencia alcista en el precio de las viviendas y la poca posibilidad de un recorte en la tasa de interés en el corto plazo.
Ante lo expuesto, el economista Adrián Alós coincidió en que cada vez más jóvenes adultos regresen a vivir con sus padres se debe a que los ingresos actuales no son suficientes para acceder a viviendas, ya sea de alquiler o de compra.
“En muchos casos, los jóvenes se mudan temporalmente con sus padres para ahorrar dinero con el objetivo de poder adquirir una propiedad más adelante, pero también lo hacen porque los costos de renta en muchas áreas se han vuelto inalcanzables”, explicó Alós.
Asimismo, para el economista José Caraballo Cueto, el fenómeno de los jóvenes regresar al hogar familiar es un reflejo directo del alto costo de vida en Puerto Rico, en comparación con otros países de la región caribeña, como Estados Unidos. Destacó, que uno de los principales factores detrás de esta tendencia es el aumento desmesurado del costo de la vivienda, lo que dificulta la movilidad social y obstaculiza el progreso económico de las nuevas generaciones.
“El hecho de que muchos jóvenes no puedan acceder a una vivienda propia refleja el estancamiento de la movilidad social en Puerto Rico. Este fenómeno muestra que los hijos buscan abaratar el costo de vida para poder ahorrar, lo que tiene tanto aspectos positivos como negativos”, subrayó Caraballo Cueto.
Se exacerba la pobreza
En cuanto al posible impacto de este fenómeno, Caraballo Cueto señaló que dependiendo de cada caso, podría observarse un efecto negativo. En situaciones donde los padres cuentan con los recursos necesarios y los hijos colaboran, el impacto sería menos severo. Sin embargo, cuando los hijos no tienen empleo ni estudios, la dependencia económica de los padres puede generar un efecto contraproducente.
“En estos casos, el hecho de que los jóvenes sigan dependiendo de sus padres, incluso en la adultez, podría agravar la situación de pobreza familiar”, explicó el economista.
Benet, añadió que este fenómeno contribuye a exacerbar la pobreza.
“Si un joven pierde su empleo y regresa a vivir con sus padres, entonces hay dos personas con ingresos limitados enfrentando un costo de vida más alto. Esto agrava aún más la situación de pobreza de los hogares, especialmente cuando los padres tienen ingresos fijos y no pueden proporcionar apoyo adicional”, puntualizó la economista.

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