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Por el libro |
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16 de mayo de 2011
La Opinion
MCALLEN — Decenas de empleados de Mattel Inc. iban rumbo a nuevo día de trabajo para fabricar Power Wheels en el corazón industrial de México, cuando estallaron disparos a su alrededor y una granada afectó uno de sus autobuses, mató a un trabajador e hirió a cinco. La batalla entre narcotraficantes y el ejército cerca de la ciudad de Monterrey la semana pasada era el tipo de violencia que espanta las nuevas inversiones de empresas estadounidenses al sur de la frontera, donde los criminales organizados están recurriendo cada vez más a los secuestros, la extorsión y los robos de carga a pesar de la ofensiva del gobierno contra los carteles de la droga. "Estos actos de violencia no suceden en el vacío; ocurren en la calle que podría estar justo en frente de su edificio. Se disparan balas y tienen que ir a parar a algún lugar", dijo Dan Burges, un alto directivo de Freightwatch Inc., una empresa de seguridad para carga con sede en Austin. Como resultado, sólo la mitad de las empresas estadounidenses encuestadas recientemente por la Cámara de Comercio México-Estados Unidos dijo que seguiría adelante con los planes de nuevas inversiones en México y varias empresas, incluyendo Whirlpool Corp., han anunciado recientemente que instalarán nuevas fábricas en otros lugares al referirse a las preocupaciones sobre la seguridad. Más de 35.000 personas han muerto por la violencia relacionada con las drogas desde que el presidente Felipe Calderón desplegó miles de fuerzas de seguridad federales hace cuatro años para luchar contra los traficantes. En los últimos meses, cerca de 400 cuerpos han sido extraídos de fosas comunes en los estados norteños de Tamaulipas y Durango. Hay informes casi todos los días sobre ejecuciones entre facciones, secuestros y extorsión. El ejército dijo que los trabajadores de Mattel al parecer quedaron atrapados en un fuego cruzado el 6 de mayo, cuando atacantes que se cree trabajaban para el cartel de los Zetas asaltaron un convoy militar con armas de fuego y un lanzagranadas desde un puente sobre una autopista en las afueras de Monterrey. "Las personas de Mattel quedaron horrorizadas e increíblemente entristecidas" por el ataque, dijo la compañía en un comunicado, difundido por el portavoz Jules Andres. Sin embargo, las batallas entre fuerzas gubernamentales y los carteles son cada vez más comunes, y las empresas y sus trabajadores se ven inevitablemente afectados. Una de cada 10 compañías reportó secuestros y el 60% dijo que sus empleados fueron golpeados o amenazados en el 2010, según la Cámara de Comercio México-Estados Unidos. Y los robos de carga de camiones y trenes son generalizados y crecientes. Los robos de carga le costaron a las empresas unos 700 millones de dólares el año pasado, un aumento del 40% en los últimos tres años, de acuerdo con la Alianza Nacional de Transporte Multimodal. Remolques enteros cargados de automóviles recién fabricados fueron robados este año en autopistas principales en los estados de Tamaulipas, Nuevo León, Morelos y Sinaloa. Algunos camioneros se niegan a conducir a través de zonas peligrosas, incluyendo Ciudad Juárez, donde los funcionarios dicen que los criminales suelen extorsionar y piden unos 70 dólares para pasar a salvo. Las empresas en México calculan pagos a grupos del crimen organizado como parte del costo de hacer negocios. "Es una práctica conocida que muchos productores y exportadores mexicanos pagan un cierto porcentaje para poder pasar sus productos a través de algunas partes de México sin que los destrocen", dijo un alto funcionario estadounidense en México, que habló bajo condición de anonimato por consideraciones de seguridad.
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