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  Por el libro
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11 de mayo de 2011

La Opinion

Una empresa del sur de California y dos de sus ejecutivos fueron hallados culpables ayer de sobornar a la empresa estatal de electricidad en México, a cambio de obtener contratos lucrativos.

Un jurado federal encontró a Keith Lindsey, presidente de Lindsey Manufacturing Co., y a Steve Lee, culpables de varios cargos, incluido el de complot para infringir la Ley sobre Prácticas Corruptas en el Extranjero.

Lindsey, de 66 años, y Lee, de 62, podrían enfrentar cada uno más de 30 años en prisión cuando sean sentenciados.

Además, la acusada Angela Aguilar fue declarada culpable de complot para lavar dinero. Ella y su esposo Enrique Aguilar Noriega eran sospechosos de fungir como intermediarios entre la compañía con sede en Azusa y funcionarios mexicanos.

Aguilar Noriega se encuentra prófugo.

Fiscales dijeron que Lindsey Manufacturing pagó más de $5 millones a un negocio operado por los Aguilar, y que el dinero fue utilizado para comprar al funcionario mexicano Néstor Moreno un yate llamado Dream Seeker (Buscador de Sueños) por $1.8 millones y un auto Ferrari por casi $300,000 dólares.

Moreno renunció el año pasado como director de operaciones de la empresa estatal Comisión Federal de Electricidad. La oficina del procurador general de la república en México abrió una investigación y confiscó la embarcación.

Moreno ha refutado todas las acusaciones en su contra.

Fiscales aseveraron que Lindsey y Lee, vicepresidente y director de finanzas de la empresa, respectivamente, eran conscientes de que las comisiones pagadas a Enrique Aguilar entre el 2002 y 2009 serían para pagar sobornos a funcionarios mexicanos a cambio de que la CFE diera contratos a Lindsey Manufacturing.

La compañía diseña y fabrica sistemas de restauración de emergencia para líneas de transmisión eléctrica.

Los Aguilar también fueron acusados de enviar aproximadamente $600,000 a familiares de otro funcionario mexicano.

El abogado defensor Jan Handzlik señaló que presentó una moción para que se desechen los cargos, argumentando mala conducta procesal. Además intenta que realice un juicio nuevo.

En la moción presentada el lunes, los abogados defensores argumentaron que una agente del FBI realizó frecuentemente declaraciones falsas sobre la indagatoria durante su testimonio ante un jurado investigador, y los fiscales lo sabían pero no alertaron a la defensa, sino hasta que había iniciado el juicio.

La defensa alega que la agente especial del FBI Susan Guernsey afirmó ante el gran jurado que Lindsey Manufacturing no realizó muchos negocios con la empresa de servicios públicos mexicana antes de que se contrataran a los Aguilar, cuando de hecho los registros indican que existe una relación entre las dos entidades que se remonta al año 1991.

Guernsey también está acusado de atestiguar que Lee informó al FBI que no había querido saber la forma en que los Aguilar estaban usando las comisiones. Lee, sin embargo, nunca realizó esa afirmación, señala la moción.

Thom Mrozek, portavoz de la procuraduría de EEUU, señaló que los fiscales no tenían comentarios inmediatos para hacer acerca de los alegatos por mal obrar.