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  Por el libro
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25 de abril de 2011

La Opinion

WASHINGTON, D.C.— Keith Malone, residente de Los ángeles, tiene 25 años de experiencia trabajando en relaciones públicas y comunicaciones. Sin un trabajo estable, se define como "un sobreviviente", de una tormenta que ha durado más de dos años.

En medio de la crisis económica en 2008, Malone -quien cuenta con un postgrado en comunicaciones-, se vio obligado a dejar su empleo de tiempo completo, por motivos de salud. Un status que hasta ahora no ha podido recobrar.

"Me he dedicado a la consultoría independiente. Antes era gerente de comunicaciones para una organización sin fines de lucro. En un periodo de 10 años gané un promedio de entre 70 y 90 mil dólares anuales", cuenta.

"Ahora realizo trabajos de comunicaciones, relaciones públicas, organización de eventos y escribo fondos concursables. Gano en el rango de los 40 a 50 mil dólares al año", dice. "Tuve que renegociar mi hipoteca. Trabajo desde casa. No salgo", confiesa.

De acuerdo con estadísticas del Departamento del Trabajo, en marzo pasado se registraron 13.5 millones de personas desempleadas, con una promedio nacional de 8.8%. Una mejora en cerca de un millón de trabajos, si se compara con los niveles de enero de este año.

Entre los hispanos, las estadísticas continúan siendo críticas. La tasa de desempleo fue de 11.3%, lo que equivale a 2.5 millones de personas sin trabajo.

A pesar de la mejoría en los números generales del país, el mercado laboral actual es muy diferente al que existía previo a la crisis económica y al que se ha dado con posterioridad a otros periodos difíciles para Estados Unidos.

De hecho, de acuerdo con la Agencia de Estadísticas del Trabajo, durante la recesión de 1981-1982, el número de personas que tomaron empleos de medio tiempo por razones económicas llegó a 12 millones. Una cifra que bajó a 8.5 millones en 1984.

En contraste, en 2008, el número de individuos en esta situación llegó a 10.5 millones. Ahora, casi tres años después, el descenso no ha tenido la misma magnitud, llegando a sólo 8.4 millones. Más aún, en los últimos meses, la cifra incluso ha llegado a 8.3 millones, para luego subir.

"La recuperación ha sido mucho más lenta. En la recesión pasada de 1982, vimos también un incremento en los trabajos de medio tiempo, pero estos se dieron como un paso previo a los empleos de jornada completa. Algo que no ha ocurrido en esta ocasión. Los pronósticos no indican futuros aumentos sustantivos en las contrataciones que vayan a cambiar este panorama", indica Catherine Ruckelshaus analista de National Employment Law Project.

Por el lado de los sueldos, el camino tampoco arroja señales alentadoras. De acuerdo con cifras del Departamento del Trabajo, entre 2007 y 2009, 36% de los individuos que habían perdido sus empleos de tiempo completo y que encontraron nuevas posiciones, experimentaron una disminución de 20% en sus sueldos.

En 1981-82, en cambio, hubo recortes similares en los salarios, que luego tendieron a la recuperación sostenida y rápida.

Las poblaciones minoritarias del país parecen los mayores perdedores en el escenario actual. Un nuevo reporte sobre disparidad en empleo del Instituto de Política Económica, advierte que "la economía aún no se recupera. Sin esfuerzos de creación de trabajo adicionales y directos por parte del gobierno, algunos grupos minoritarios seguirán siendo afectados", dice.

Actualmente el desempleo para los hispanos supera tasas del 15% en estados como California, Connecticut, Nevada y Washington, si se extrae un promedio durante 2010.

En tanto, los esfuerzos de la Administración se han centrado en reforzar el entrenamiento de áreas que ven como competitivas.

"Nuestra meta es que los trabajadores tengan las herramientas que necesiten para que experimenten una transición suave a la fuerza laboral, luego de haber perdido sus empleos. Por ejemplo, hemos visto un crecimiento en trabajos verdes en industrias de energía limpia. Entrenando a las personas, les damos herramientas importantes para que accedan a mejores posiciones", explica Betsey Stevenson, economista jefe del Departamento del Trabajo.

No obstante, para individuos como Malone, el problema no parece ser el entrenamiento, sino las condiciones propias del mercado laboral. En este sentido, la paciencia es sin duda, su mejor compañero.

"Me encantaría encontrar un trabajo estable. De alguna forma siento que todo este tiempo he estado esperando que pase la tormenta. En los últimos meses han comenzado a aparecer más empleos. Pero aún es difícil encontrar algo, estoy sobre calificado para todos los que encuentro", concluye.