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Por el libro |
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20 de abril de 2011
La Opinion
WASHINGTON, D.C.— La última vez que Karen Perry habló con su hijo, le aseguró que lo amaba. Fue hace exactamente siete años, momentos antes que muriera de una sobredosis de medicamentos sujetos a receta médica. Una adicción popular en la juventud hispana y que el gobierno ve como una nueva "epidemia" de salud, que ha decidido enfrentar a través de un nuevo plan de acción. "Richard comenzó a usar drogas en secundaria, y en la universidad aumentó su consumo. Semanas después de su muerte fuimos a su dormitorio. Estábamos impresionados de la cantidad de drogas sujetas a receta médica que había en la habitación de su compañero. Alguien perfectamente saludable", recordó. "Mi corazón se detiene al pensar en el estado emocional de Rich, su mente distorsionada, soledad, vergüenza, culpabilidad. Es una imagen que tengo muy vívida. Me rompe el corazón", dijo. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) estimó que en 2007 más de 33 millones de estadounidenses mayores de 12 años abusaban de medicamentos con receta. Un problema que durante los últimos años ha dejado una huella profunda en la población más joven del país. De acuerdo con un estudio de los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) realizado a 158 escuelas en 2009, uno de cada cinco jóvenes abusa de este tipo de medicamentos. El trabajo, que incluyó a cercade 16,460 estudiantes, reveló que en el caso de los menores hispanos,17.2% daba un uso indebido a drogas con receta médica. En comparación con 23% de los estudiantes blancos y 11.8% de los afroamericanos. Según la Oficina de Control Nacional de Política de Drogas (ONDCP) el abuso de medicamentos con receta médica ya ha tomado ribetes de epidemia, y es "el problema de crecimiento más rápido en Estados Unidos, asociado a las drogas". "Estamos en medio de una crisis que está sofocando nuestra sociedad. No estaría realizando esta conferencia de prensa si no creyera que este plan será efectivo y nos ayudará a solucionar esto", aseguró el zar antidrogas, Gil Kerlikowske. La nueva propuesta tiene como meta reducir en un 15% el abuso de estas drogas en la población mayor de 12 años antes de 2016. Como punto de partida, el plan propone generar cambios en cuatro frentes: educación, monitoreo, mejoramiento del sistema de eliminación de remedios y control. Dentro de las medidas más polémicas, se incluyen nuevos requerimientos para que las empresas farmacéuticas desarrollen programas de educación para doctores y pacientes. Enmendar la legislación actual para poner nuevas condiciones a las personas autorizadas a emitir prescripciones. Además, se propone trabajar con los estados para establecer programas de monitoreo de drogas con receta, incluyendo áreas como intercambio de información y entrenamiento. Kerlikowske especificó que su oficina pidió al Congreso un incremento de 123 millones de dólares para prevención y 99 millones para tratamiento en el presupuesto 2012 para avanzar en este marco. Peticiones que, en un clima de reportes, pueden no ser bienvenidas. Sin embargo, Michele Leonhart, administradora de la Oficina Federal contra el Narcotráfico (DEA), especificó a La Opinión que está "esperanzada respecto a los avances que se puedan lograr en el Congreso, pero hay muchas áreas del plan que no necesitan esperar lo que pase en el Capitolio y que pueden comenzar a andar ahora mismo". La FDA ya envió cartas esta semana pidiendo a compañías farmacéuticas que preparen materiales para personal de salud, donde se especifiquen los riesgos del abuso de drogas con prescripción médica.
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