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  Por el libro
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14 de abril de 2011

El Tiempo

En un local, dentro de su propia casa, sin ni siquiera un aviso de identificación atendía Rubén Darío Matallana Galvis, detenido el sábado pasado en Estados Unidos, luego de que presumiblemente realizó una cirugía estética en la que falleció una paciente.

Cuando lo aprehendieron, Matallana estaba en el aeropuerto McCarran de Las Vegas (Nevada) con su esposa, Carmen Olfidia Torres, una abogada que trabaja para la Procuraduría en Medellín.

A ambos se les acusa de la muerte de Elena Cano, de 42 años, tras un procedimiento para aumentarle los glúteos.

Vecinos del tradicional barrio San Joaquín, de Medellín, le contaron a EL TIEMPO que hace aproximadamente un año los Matallana Torres compraron el primer piso de una casa de puertas gris metálico y la dividieron para montar el consultorio. En Internet se puede hallar a Matallana dentro de un listado de apiterapeutas del mundo.

El registro dice que es médico general de la Universidad Industrial de Santander, con estudios en terapias alternativas, pero no aparece ningún estudio superior en cirugía estética. Tampoco en la Seccional de Salud está habilitado.