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  Por el libro
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31 de marzo de 2011

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Los estadounidenses, que actualmente preparan sus declaraciones de ingresos, quedaron impactados al enterarse de que General Electric (GE), una de las empresas más grandes del país, no pagó impuestos en 2010.

La revelación fue hecha el viernes por el periódico The New York Times y dio material a caricaturistas y polemistas. Porque además, el presidente de GE, Jeffrey Immelt, fue impulsado por Barack Obama a encabezar su Consejo para el Empleo y la Competitividad.

"Pagamos lo que debemos pagar", afirmó John Krenicki, uno de los vicepresidentes de GE, el martes a la AFP. Pero GE sufrió enormemente la crisis financiera y en GE Capital (su filial de servicios financieros) tuvimos pérdidas importantes, que aliviaron nuestra foja de impuestos", explicó. "Los impuestos fluctuarán. Como GE y GE Capital mejoraron en 2011, nuestra tasa de impuestos cambiará", agregó.

La empresa había tenido 10.700 millones de dólares de beneficios en su ejercicio 2009, año en el que tampoco pagó impuestos en Estados Unidos, según la revista Forbes.

En cuanto a los 2.700 millones de dólares de impuestos que figuran en sus cuentas para 2010, fueron pagados en otros países.

Muy pocos parecen estar satisfechos con el sistema de impuestos en Estados Unidos, lleno de viejas exenciones cuya justificación ya nadie recuerda. Empresarios, economistas liberales y legisladores republicanos se quejan de que Estados Unidos tiene uno de los impuestos a los beneficios más altos del mundo (35% para la franja superior).

Mientras, otros economistas y legisladores demócratas apuntan a la regularidad con la que las mayores empresas eluden el pago de impuestos apelando a los servicios de expertos legales. "Si miramos únicamente la tasa legal, es elevada", dijo Annette Nellen, profesora de contabilidad de la universidad de San José State. Pero "la tasa efectiva para muchas empresas es mucho más baja", agregó.

Desde su llegada al poder, Obama habla regularmente de tapar los 'agujeros' de la reglamentación fiscal, repartiendo más equitativamente la carga impostiva y bajando la tasa de imposición.

"Si queremos hacer bajar la tasa del impuesto a las empresas de 35% a 28%, es decir, bajarla un quinto, hay que hacer crecer el universo imponible en un 20%, o encontrar otra compensación. Es un aumento grande", calculó Alan Auerbach, profesor de Economía de la universidad californiana de Berkeley.

Del otro lado de la vereda, los grandes empleadores advierten: cuanto más impuestos, menos contrataciones.

"No creo que haya una manera de hacerlo sin ganadores ni perdedores", consideró Seth Hanlon, especialista en cuestiones fiscales del Center for American Progress.