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  Por el libro
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29 de marzo de 2011

El Nuevo Herald

Hace unos años se escuchó a Ernesto Angel Montaner en una boda alardear de que el FBI nunca podría tocarlo porque había sido el único acusado hallado inocente en un amplio caso de fraude en los servicios médicos en los años 90.

Pero ya no tiene mucho de qué alardear.

Montaner, miembro de una prominente familia del exilio cubano, fue extraditado a finales de febrero desde Costa Rica, a donde había huído a principios del 2009. Eso fue un año antes de que los fiscales lo acusaran a él, a su hijo y a un socio de negocios de confabularse para estafar al Medicare millones de dólares en reclamaciones falsas en sus clínicas de rehabilitación.

El hijo y el socio de negocios se declararon culpables de confabulación para estafar; el padre se declaró inocente.

Los tres fueron acusados de sobornas a instalaciones de servicios a ancianos, entidades de servicios médicos a domicilio, reclutadores de pacientes para referidos y pacientes en un elaborado plan que llevó al Medicare a pagar $6.2 millones por servicios que no eran necesarios o que nunca se prestaron entre el 2006 y el 2008.

Durante esa época, las clínicas de rehabilitación del sur de la Florida presentaron reclamaciones por $360 millones, una cuarta parte de todas las reclamaciones al Medicare por servicios de terapia física y ocupacional en todo el país.

La historia de cómo el FBI aprendió a Montaner, que ahora tiene 70 años, comenzó en el 2006. Agentes federales se enteraron de lo que dijo en la boda ese año mientras ya estaba bajo investigación. Posteriormente descubrieron que trataba de conseguir nuevos pacientes para sus cuatro clínicas.

Así las cosas, el FBI envió a un informante confidencial para que se hiciera pasar por reclutador de pacientes y colocó a una mujer en el centro de la operación. La informante tenía una cámara de video en un botón de su blusa y otra en la cartera.

"Yo era una cámra de vídeo caminante", dijo la informante, cuyo nombre en código era "Fancy". "El pensaba que era intocable".

El equipo encubierto también incluía a un médico hallado culpable de fraude al Medicare que ayudó en la investigación evaluando pacientes y emitiendo recetas de medicamentos para las clínicas de Montaner Montaner. Algunos ex delincuentes y otros reclutados se hicieron pasar por pacientes de Medicare, que aparentaban tener dolores para infiltrar las instalaciones, y entonces se inscribieron para un máximo de 17 sesiones de rehabilitación aunque ninguno se sometió a terapia.

"Entré y me dieron un masaje", recordó una mujer, que en el 2007 se hizo pasar por víctima de un accidente de carro y la informante del FBI, Nancy, se la presentó a Montaner. "Visité la clínica dos veces, me inscribí para las sesiones de rehabilitación y nunca más volví".

Fancy fue presentada al FBI por un agente de la DEA que trabajó con la fiscalía estatal en un caso de fraude en los servicios médicos. La informante tenía antecedentes de tráfico de cocaína y conocía a la familia Montaner de Cuba y del sur de la Florida.

Fancy, que es enfermera, sabía lo suficiente del sector y cómo hablar con Montaner y sus empleados sobre los pacientes del Medicare. Fancy comenzaba el día temprano, recogía a los pacientes en sus viviendas o asilos, y los llevaba a las clínicas de Montaner. También llevaba notas cuidadosas en un diario y tomaba videos de los encuentros con Montaner, para después entregar las pruebas al FBI.

A finales de junio del 2006, la informante escribió que visitaba a Montaner en su oficina de Miami, Infinity Therapy: "Hablé con E. Montaner en la clínica y me dijjo que me pagaría 20 por ciento por cada paciente que le llevara".

A principios de noviembre del 2006 visitó otra clínica, Miami Dade Medical Group, en Miami Gardens, señalando que "me reuni con E. Montaner, quien me dio $1,000 en efectivo"por llevarle pacientes del Medicare.

En abril del 2007 la informante tomó un video mientras ella y uno de sus pacientes encubiertos visitaron a Montaner ""para firmar para más sesiones de terapia".

A final de cuentas, el FBI consiguió sus evidencias más fuertes cuando un agente encubierto que se hizo pasar por paciente recibió un soborno de Montaner que se grabó en video, una de 208 grabaciones, según el fiscal Ryan Stumphauzer.