24 de agosto de 2010
La Opinion
Además de una predisposición genética, con el buen tiempo aumenta la preocupación por la imagen corporal. Muchas personas hacen cambios en su alimentación con el objetivo de conseguir reducir peso de forma rápida mediante dietas supuestamente inofensivas, pero poco equilibradas y sin ningún control médico, según un estudio del Instituto de Trastornos Alimentarios (ITA), la principal institución privada española dedicada a la atención integral de estos pacientes, con 206 plazas médicas privadas en la ciudad española de Barcelona. También, las costumbres que conllevan las vacaciones, con más tiempo libre para el ocio, menos rutinas laborales o pedagógicas y mucho más espacio para abrir la nevera y dejarse llevar por los "atracones", hace que el riesgo de vulnerabilidad aumente. EVITAR TRASTORNOS La anorexia y bulimia, junto con la obesidad infantil, son los trastornos alimentarios más preocupantes de los países desarrollados en el siglo XXI. Con la llegada de las vacaciones, el entorno familiar y los amigos se dan mejor cuenta de la extrema delgadez de sus seres queridos, de su obsesión por el control de las calorías, de un mayor consumo de productos dietéticos, de las excusas para no participar en las comidas familiares, de los ayunos prolongados. Entonces la luz de alerta se pone en rojo. "El hecho de exponer el propio cuerpo al aire libre puede despertar ansiedades y temores que parecían estar controlados y que pueden repercutir en la aparición de trastornos alimentarios. Desde ITA, insistimos en prestar una mayor atención a estos pacientes en esta época del año, con el fin de prever, anticipar y evitar estas situaciones", alerta Montse Sánchez, directora del Instituto de Trastornos Alimentarios (ITA). El Instituto de Trastornos Alimentarios (ITA) es una red asistencial creada en 1998 para el tratamiento, formación e investigación de las alteraciones de la conducta alimenticia, con la filosofía de que sus objetivos deben englobar no sólo la prevención de la enfermedad y restaurar la salud, sino también la rehabilitación y la inclusión de la persona en su entorno. OBESIDAD INFANTIL Otro de los trastornos alimentarios del siglo XXI más frecuente en los países desarrollados radica en la obesidad infantil. Así, una encuesta realizada en España entre 17,088 niños españoles, de tres a doce años, constata el alarmante dato de que uno de cada cinco de ellos sufría exceso de peso. Casi el siete por ciento de ellos, de entre tres a cinco años, son obesos, en la muestra cuantitativa más importante hecha en España para medir el índice de Masa Corporal (IMC). "Debemos ayudar a los menores a descubrir nuevos alicientes para que encuentren su deporte favorito, así como fomentar el desarrollo de los espacios públicos donde jugar de manera activa al salir de la escuela", asegura el doctor Rafael Casas, director y coordinador del Programa Thao-Salud Infantil , artífice de esta encuesta. Asimismo, frente al sedentarismo que acarrean las nuevas tecnologías propugna potenciar las actividades saludables durante los fines de semana, especialmente las excursiones en familia. Para ayudar a implantar saludables hábitos alimentarios en la infancia, la ministra de Sanidad española, Trinidad Jiménez, como primera medida acaba de prohibir los dulces en los colegios a partir del próximo curso escolar. La responsable del Instituto de Trastornos Alimentarios (ITA), Montse Sánchez, asegura que esta medida es "positiva, pero únicamente se trata de un primer paso, ya que se deben mejorar las estrategias preventivas". "Los contextos de influencia más cercanos, como son el comedor escolar y la familia, deben funcionar como modelos de hábitos alimentarios saludables para que los niños aprendan una dieta equilibrada, sin restricciones ni excesos, con una supervisión adecuada de la alimentación del niño en la mesa", subraya. Para Sánchez, lo deseable sería que el niño, el adolescente y las familias pudiesen llegar a hacer un buen uso de este tipo de comida sin necesidad de desterrarla, dado que el problema principal estriba en el abuso de su consumo. "Prohibir nunca es agradable; es mejor educar", remacha la experta.