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3 de octubre de 2009

La Opinion

Conseguir un préstamo hipotecario es difícil para todo el mundo en estos tiempos, pero mucho más si el solicitante pertenece a una minoría.

Los datos hechos públicos esta semana por el Consejo de Supervisión de Instituciones Financieras, sobre los datos de la Ley de Revelación de Hipotecas Residenciales (HMDA) muestran que los hispanos y afroamericanos reciben más negativas a sus solicitudes que el resto de la población.

Mientras que el porcentaje de denegaciones de préstamos para compra de vivienda se mantuvo en un 13.6% durante 2008 para la población blanca, el porcentaje fue del 31.1% para los hispanos y 36.1% para los afroamericanos, según los datos del gobierno.

Las negativas fueron aún mayores para los refinanciamientos, alcanzando el 61.2%, 50.6 y 31.7% para afroamericanos, hispanos y blancos, respectivamente.

Además, en opinión de muchos, la situación continúa empeorando.

"Con la caída del mercado hipotecario se eliminaron prácticamente todas las modalidades subprime, incluidas las ‘buenas’", dice Orson Aguilar, director ejecutivo de The Greenlining Institute.

Aguilar explica que a pesar de que entre los préstamos subprime —más caros por asumir más riesgo— algunos eran abusivos, otros cumplían la función de permitir financiación a quienes no contaban con todos los requisitos para un préstamo convencional.

"Ahora no queda nada de eso, y con ello las posibilidades de acceso a vivienda de muchas minorías han desaparecido", dice Aguilar.

La información recogida en virtud de HMDA, relativa a 14.2 millones de solicitantes y más de 8,300 instituciones financieras del país, muestra que los blancos representaban el año pasado más del 69% del mercado de préstamos, respecto al 62.7% dos años antes.

Sin embargo los hispanos han retrocedido al 8.5%, lo que se compara con el 12.1% en 2006. Los afroamericanos, por su parte, han pasado a representar el 6.3%, frente al 8.7% de hace dos años.

"Eso de que el ‘sueño americano’ estaba al alcance de todos se acabó", dice Rafael Acevedo, de Santa Ana, quien durante los tiempos del boom inmobiliario llegó a comprar dos viviendas, que ya ha perdido por no poder afrontar los pagos.

Con un historial de crédito destrozado, y con los estrictos criterios de financiación imperantes, Acevedo da por terminadas sus posibilidades de convertirse en propietario.

"No tendré más tierra que la que me echen por encima cuando me entierren, y ni siquiera esa será mía", dice Acevedo, resignado a vivir de alquiler.

La repentina desaparición del mercado subprime también queda documentada en los datos de HMDA.

Mientras que en 2006 un 29% de todos los préstamos eran de alto costo —tres o más puntos por encima de la mejor tasa de mercado—, el año pasado el porcentaje bajó a un 12%. Pero mientras que sólo un 7% de estos préstamos fueron para solicitantes blancos, los hispanos representaron un 15% de los mismos y los afroamericanos un 17%.

Olivier Garret, analista de Casey Research, comenta que el aumento de la tasa de propiedad de vivienda durante los años del auge inmobiliario fue sólo un espejismo.

"Lo que cuenta no es que el nombre de uno figure en un papel como propietario, sino que se tenga alguna plusvalía sobre la propiedad", dice Garret,.

Muchos esperan que, debido al cambio de circunstancias, la brecha en cuanto a la tasa de propiedad entre minorías y el resto de la población se agrande.

Jay Brinkmann, economista jefe de la Asociación de Banqueros Hipotecarios, informa que los datos más recientes al respecto muestran que en torno al 48% de los hispanos del país son propietarios de su vivienda, una bajada del 2% respecto al pico registrado en 2007, pero en línea con el 47% que en promedio se ha registrado en la última década.

El economista señala que entre las razones primordiales por las que a las minorías se les dificulta más comprar casa está la ampliación del concepto de riesgo.

"Antes una puntuación de crédito de 700 era buena, pero cuando se producen numerosos impagos entre personas con ese historial, se necesitan más puntos para calificar", dice Brinkmann, enfatizando que "el precio del riesgo ha subido mucho".

El economista señala que la ley prohíbe que las instituciones financieras tomen en cuenta el origen étnico a la hora de aprobar un préstamo, pero admite que muchos solicitantes minoritarios lo tienen más difícil para cumplir con los requisitos exigidos.

Entre los mismos figuran no sólo el nivel de ingresos, sino un historial de crédito consolidado a lo largo de los años, y documentación detallada sobre la situación económica, algo de lo que carecen muchos solicitantes minoritarios.

Garret añade que la corrección que se lleva a cabo en el mercado está causando que sea más difícil obtener un préstamo hipotecario ahora que en los tiempos previos al boom inmobiliario.

"La lección a aprender de todo esto es que aumentar nominalmente la cuota de propiedad de vivienda no equivale a ampliar el nivel de riqueza de la población", dice el economista.