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19 de agosto de 2009

El Nuevo Herald

La ley sobre tarjetas de crédito que se aprobó en mayo brindará a los consumidores su primer asomo de alivio a partir del jueves, cuando las compañías se vean obligadas a notificar con mayor antelación a sus clientes sobre aumentos en las tasas de interés o el cobro de penalidades por pagos tardíos.

A partir del 20 de agosto, la Ley de Fiscalización, Responsabilidad y Divulgación del 2009 aumenta de 15 a 45 días el plazo obligatorio para que las compañías de tarjetas de crédito informen a sus clientes antes de aumentarles la tasa de interés.

La nueva ley ofrece otra ventaja: los consumidores pueden evitar un aumento de la tasa de interés cerrando la cuenta y aceptando pagar el saldo con el interés en vigor en un plazo de cinco años.

"Así [los consumidores] podrán convertir su saldo en un préstamo cerrado que podrán pagar en cinco años. Eso es un recurso del que carecían hasta ahora', dijo Eleni Constantine, directora de Pew Charitable Trusts Financial Security Portfolio.

"Hasta ahora, si a usted no le gustaba su tasa de interés, podía cancelar la cuenta, pero la tasa ya estaba en vigor sin que se le hubiera notificado y se aplicaba a su saldo actual. Esto ofrece a los clientes ciertas ventajas, como la de buscar otra tarjeta'.

Los que acumulan penalidades por pagar tarde también comenzarán a beneficiarse a partir del jueves. La nueva ley exige que los estados de cuenta mensuales se envíen como mínimo 21 días antes de la fecha de pago para poder penalizar por pagos atrasados. Hasta ahora se podían aplicar las penalidades tras sólo 14 días.

Estas cláusulas no son las más fuertes ni las más importantes de la ley. La mayoría de estas medidas, como exigir el respaldo financiero de otra persona para los solicitantes menores de 21 años, y la prohibición de aumentos de interés retroactivos, no entrarán en efecto hasta febrero. Otras cláusulas entrarán en vigor el próximo verano.

Mientras tanto, las compañías de tarjetas de crédito están tratando de aumentar sus ganancias para compensar las pérdidas que probablemente les causen las nuevas reglas, dijo Bill Hardekopf, director ejecutivo de LowCards.com, una página de internet de defensa del consumidor que cubre el sector de tarjetas de crédito.

En particular, las compañías están aumentando las tasas de interés, lanzan más tarjetas en que hay pagar una anualidad, aumentan otros cargos, como los de transferencia de saldo; cambian de tasas fijas a variables y reducen las ofertas de compensación, dijo Hardekopf.

Tanto él como otros defensores del consumidor se preguntan por qué el Congreso dio tanto tiempo a las compañías de tarjetas de crédito antes que la ley entrara en vigor.

"Si las compañías de tarjetas de crédito tienen que hacer un cambio para aumentar la tasa de interés anual, o aumentar un cargo, o hacer cualquier otra cosa que los beneficie, pueden hacerlo con mucha rapidez, así que no sé por qué el gobierno les dio tanto tiempo para hacer esos cambios', opinó Hardekopf.

No obstante, Lynne Strang, vicepresidenta de comunicaciones de la Asociación de Servicios Financieros de Estados Unidos, dijo que el tiempo adicional era necesario para "reprogramar computadoras, cambiar formularios, capacitar empleados e implementar otras medidas internas para cumplir los requisitos de la nueva ley'.

En cuanto a los aumentos de interés, Peter Garuccio, portavoz de la Asociación de Banqueros de Estados Unidos, dijo que las compañías de tarjetas de crédito están simplemente ajustándose a los cambios de las condiciones del mercado, en particular a la recesión. Añadió que la deuda morosa de tarjetas de crédito está llegando al 10 por ciento y que eso aumenta los costos "porque en esencia se les está pidiendo a los que pagan sus cuentas a tiempo que paguen por los que no las pagan en absoluto'.

Una revisión de casi 400 tarjetas de crédito por parte del proyecto Pew Trusts Safe Credit Cards Project, que será publicada próximamente, concluyó que las tasas de interés subieron en una media de 2 puntos porcentuales durante la primera mitad del año, aunque a los bancos les era más barato prestar dinero porque la tasa interbancaria --la tasa que usan los bancos para prestarse dinero unos a otros-- bajó en al menos tres cuartos de punto porcentual.

Sin embargo, los inversionistas también inyectan fondos para que las compañías de tarjetas de crédito presten y muchos no están tan dispuestos a correr riesgos con su dinero como antes de la recesión.

"La situación económica dicta, hasta cierto punto, que si uno invierte su dinero exige una tasa de rendimiento más alta, y eso aumenta los costos', aseveró Garuccio.