18 de mayo de 2009
Primera Hora
La pesadilla de una identidad usurpada. Todos escuchamos hablar del robo de identidad y lo vemos como un problema ajeno, hasta que nos toca. Un buen día llegas a tu casa. Abres el buzón y recibes una carta de una compañía de cobro. Te están cobrando una mercancía que compraste en una mueblería... ¡en Nueva Jersey! Lo dramático es que luego que le roban a uno la identidad, se inicia una saga que no termina nunca. Es un vía crucis de llanto, de sufrimiento, de crisis de identidad, de ataques de histeria, coraje y de ira con un sistema que fomenta el consumismo desbocado, la compra de hipotecas a tutiplén, de muebles "cómprelo ahora y pague después", y de megatiendas que ofrecen líneas de crédito con sólo un vistazo de su seguro social. Lo peor es que las agencias a cargo de ayudarte no te ayudan. Peor aún, es que tienes que convencerlos de que tu identidad es la real. ésa es la historia de Mari Cruz, nombre ficticio de una joven de 33 años que vive un drama sin fin de cuentas que abren a su nombre, de hipotecas de propiedades que no ha comprado y de radicaciones de quiebra que no ha radicado. "Es un infierno. Estoy a la expectativa siempre de qué será el nuevo capítulo", narró. "Cuando empezó todo, se trató de lo que uno escuchaba en la prensa, que te robaron la identidad. En mi caso, el seguro social. Que abrieron cuentas a mi nombre. Pero ahora, los últimos episodios han sido de que sometieron una bancarrota (se ríe) a mi nombre. Después de eso, vivo a la espera de qué será lo próximo que comprarán a mi nombre. Ya no sé qué esperar", dijo la joven con la amargura y la impotencia de no tener control sobre lo que le sucede. Mari recuerda que todo empezó el día de su cumpleaños número 30, en septiembre de 2006. Ese día recibió una carta de la Wells Fargo cobrándole una deuda de una mueblería en Nueva Jersey a la que nunca había ido en su vida. La joven puertorriqueña estudia su doctorado en Nueva York, aunque en este momento reside en Barcelona, donde realiza una investigación para su tesis. "Yo no pensaba que era robo de identidad. Pensé que era un error y lo dejé pasar. No le di importancia hasta que recibí no sé si la segunda o la tercera carta de una agencia de cobro. Llamé y me dijeron que había abierto una línea de crédito en la mueblería con mi nombre y mi seguro social", explicó. "Yo le dije que no. Corroboramos que sí era mi seguro social y bueno... ahí me di cuenta que me habían robado la identidad", agregó. Mari comenzó el extenuante proceso -que se ha extendido por tres años- de probar que "ella es ella". El siguiente paso que dio, y hay que dar en estos casos, es solicitar un informe de las agencias acreditadoras, Trans Union, Expirian y Equifax, que es lo que conforma el Credit Bureau. "Pides a ellos un informe de tu crédito. ¡Cuando me llegó, fue que vino la bomba! Había 10 o 12 cuentas que yo no había abierto a mi nombre y con mi seguro social". sin esperanzas Mari tuvo que probar hasta la saciedad en cada una de las tiendas donde se abrieron cuentas a su nombre que ella no lo hizo. Cada proceso es individual. En el caso de Macy's, hay que mandar una carta con un afidávit certificado por un abogado, con copia del informe de la Policía. Después de la investigación, se cierran las cuentas. Cada tienda tiene su división de fraude. Cuando Mari pensaba que había resuelto su problema, se confrontó con uno mayor. "En algún momento me llegó otro informe de la compañía de crédito, que los pedía continuamente a ver si se iba limpiando. ¡Entonces me di cuenta que había varias hipotecas y refinanciamiento!", dijo. "La hipoteca nunca la he podido rastrear. Siempre la venden a otra compañía, lo que hace la investigación imposible. Yo presumo que tiene una hipoteca basura, porque yo soy estudiante y jamás me debieran aprobar una hipoteca de $400 mil. Yo no tengo propiedad", insistió. LA QUIEBRA Lo de la hipoteca parecía la gota que colmó la copa. Pero en noviembre de 2007 un nuevo acontecimiento la sacudió emocionalmente. "Fui a pagar una tarjeta de crédito y no pude. Cuando hablé con alguien del departamento de servicio al cliente, me indicaron que la cuenta estaba cerrada porque yo había radicado una bancarrota", siguió contando sobre su vía crucis. "Olvídate de los ataques de llanto. Yo estaba histérica, histérica, y destruida. Tenía el crédito jod... Ni siquiera fui yo la que radiqué la quiebra. No es cuando uno lo decide. Es una bancarrota no deseada. Yo pensaba que con lo de la hipoteca había tocado fondo, pero la quiebra me golpeó más duro", agregó. Mari se enfrenta entonces a una corte de quiebra. Tenía que convencer a una jueza de que la que radicó los papeles bajo el Capítulo 13 no fue ella. "Te puede dar una crisis de identidad. Llamas. Soy Mari Cruz. Te piden el seguro social y cuando lo dices te vienen con lo de la quiebra. Es intenso y agotador intentar explicar que yo soy la Mari auténtica", dijo. ¡Adivinen! Un día, en diciembre pasado, la joven trató de pagar su tarjeta de crédito por Internet y no pudo accederla. "Llamé a servicio al cliente y me dijeron: ‘Su cuenta está cerrada. Usted radicó una quiebra’".
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