4 de mayo de 2009
El Nuevo Dia
Por Xavier Serbiá Se me acerca Pablo (nombre ficticio para mantener su privacidad) y me dice: "Xavier, tengo $2,000. Me recomiendan que invierta el dinero en la moneda de Irak. ¿Es una buena inversión?" "Eso no es inversión, sino especulación. No le sugiero a nadie que especule con su dinero. ¿Si te despiden mañana, necesitarías esos $2,000?" - le pregunté. "Síííí, mano. Y como vienen recortes, puede que los necesite" - respondió. "Entonces, déjalos en una reserva de emergencia", le aconsejé. No importa quién lo diga y cómo lo diga, no pongo un centavo en dinares. ¿Por qué? por tres razones que van unidas: 1) pobre regulación, 2) calidad crediticia, 3) naturaleza especulativa.
Pobre regulación El problema es que el papel moneda iraquí no es un instrumento de inversión o de valor financiero, sino que se le considera una mercancía, como una pluma, un vaso, o ropa, que se vende en el aeropuerto o en una tienda. Por eso, quien lo vende no necesita registrar su negocio como inversiones, ni la moneda como instrumento de inversión, ni a sus representantes. O sea, que la persona o negocio puede pedir que le paguen a su nombre, vender papel pintado, con un supuesto valor millonario en el futuro, exagerar en su publicidad, pagar espacios televisivos y radiales en medios legítimos y decir lo que quiera, tener a alguien en Irak imprimiendo los billetes y enviándolos por correo normal. ¿Quién lo regula? Bueno, Xavier, ¿qué pasa con aquellos que operan como intermediarios? Es cierto que negocios legítimos, como las casas de cambio, envío de dinero y venta de cheques de viajero, tienen que estar registradas con el FinCen (otra parte del gobierno). Pero el registro no legitima el negocio ni avala la venta y la publicidad de la moneda dinar como inversión.
Calidad crediticia Ante la poca regulación se presenta otro problema: ¿Quién me respalda el valor de ese papel en caso de que quiera salir de él? No hay un mercado abierto para liquidar o cambiar el dinar por otra moneda, como el euro, el yen, el dólar, etcétera. O sea, hasta ahora, no existe un banco occidental o internacional que esté comprando o vendiendo dinares iraquíes. Entonces, tengo dos opciones: viajar a Irak para cambiar la moneda por dólares, o confiar en que el mismo vendedor me compre los dinares a cambio de dólares. Aquí empiezan los problemas: primero el de la liquidez y segundo el del capital de respaldo. Asumiendo que el mismo comerciante los compra de vuelta, ¿a qué precio? Un comerciante en internet anuncia que te vende un millón de dinares por $1,200 dólares. Pero si se los vendo de vuelta, me paga $900. O sea, pagué $1,200 y los vendo a $900, perdiendo $300. Es un margen muy amplio. ¿Qué respaldo financiero tienen para hacerse cargo de la compra, en caso de que quiera vender los dinares? Como son compañías privadas, no es posible ver sus estados financieros para ver si están en condiciones para comprar. Si muchos bancos grandes tenían problemas financieros, piense en qué garantías financieras tenemos de estos pequeños comerciantes de dinares.
Naturaleza especulativa La idea de comprar dinares es porque se está apostando a un futuro, que en el caso de abrirse la comercialización internacional del dinar iraquí, el mercado internacional verá favorablemente el valor del dinar -mayor al precio al que lo compró el consumidor. ¿Y qué elementos usa el mercado para darle valor a una moneda? La inflación esperada, la tasa de interés, el nivel de ingreso en el país, cuánto control tiene el gobierno sobre la moneda y la expectativa que se tiene. Fíjate en todas las interrogantes que existen. Y eso de que Irak tiene mucho petróleo y eso hará que aumente el valor del dinar, sólo pregúntese, ¿por qué no comprar el bolívar venezolano o el peso mexicano, cuando son potencias petroleras y tienen la moneda en el mercado internacional? Al final, tú decides.