18 de febrero de 2009
La Opinion
Poseer una tarjeta de crédito en estos días puede resultar muy práctico o muy doloroso, dependiendo de cuánto cuidado se ponga en usarla, como un afilado cuchillo. Bank of America, Wells Fargo, Capital One, American Express y todas la instituciones que negocian con esas tarjetas, están notificando a sus clientes que los tipos de interés van a subir, en algunos casos hasta 30%, si se atrasan con sus pagos. Le ocurrió a José Villegas. Se gana la vida en un campo de golf en Indio y carga un saldo de 3,000 dólares en su tarjeta de crédito del Bank of America. "Antes pagaba 20 ó 21 dólares sólo por el interés, pero me lo han estado subiendo poco a poco; ahora me cobran 64 dólares por el interés", explicó. Su falta, dijo, fue atrasarse una sola vez en el pago de su tarjeta. Nunca antes le había sucedido. Los bancos, que se empantanaron en las hipotecas de alto riesgo que muchos de ellos promovieron, y ahora navegan bajo riesgo permanente de naufragio, están buscando a toda costa estabilizarse y recuperarse de sus pérdidas. Entre ellos Bank of America, que ha recibido 45,000 millones de dólares, cortesía de los contribuyentes para salvarlo de la quiebra. Julia Bernard, vocera de Wells Fargo, defiende la subida de los intereses a las tarjetas de crédito, alegando factores como la caída de los valores en el sector de bienes raíces e inversiones, el endeudamiento creciente de los consumidores, la subida del desempleo y el desmoronamiento del récord crediticio, esto último aun en el caso de los clientes más solventes. "Como el resto del mundo en el sector financiero, Wells Fargo ha tenido que hacer ajustes a sus criterios de financiamiento para lidiar con los riesgos derivados del actual entorno crediticio", respondió ayer a una serie de preguntas de La Opinión. Entre otras cosas, aclaró, para aquilatar una solicitud de préstamos, el banco ya no se guía por el sistema de calificaciones FICO, una escala de confiabilidad crediticia que va de 200 a 900 con la que tradicionalmente se mide el riesgo que presenta un solicitantes. En su lugar, el banco toma ahora en cuenta un conjunto de indicadores de riesgo. Citigroup dijo en un comunicado que, en vista de los nuevos riesgos originados por los trastornos en la esfera financiera, tomó la determinación de reevaluar a un segmento de sus clientes de tarjetas de crédito. "Las tasas que aplicábamos a estos clientes no habían sido reevaluadas por lo menos en dos años y en algunos casos incluso tres". Peter Garuccio, portavoz de la Asociación de Banqueros Estadounidenses (ABA), dijo por su parte que "los ajustes son comunes en esta industria y siempre lo han sido". Y aseveró: "Si no cumples, si te pasas del límite, eso le está diciendo a la industria que representas mayor riesgo crediticio que antes, así que los intereses deben ser ajustados en correspondencia". Travis Plunket, portavoz de la organización Consumer Federation of America (CFA), opina en cambio que las nuevas tasas que están aplicando los bancos a sus clientes de tarjetas de crédito son injustificadas. Forman parte, afirma, de un patrón de prácticas abusivas por parte de esa industria, que arriesgan con hundir el barco de sus clientes en momentos en que éstos luchan por sobrevivir. Estos abusos, dijo, van desde cobrar intereses subidos sobre saldos incurridos antes de que se decretaran las nuevas tasas de interés, hasta la aplicación de multas a un individuo cuando otros caen en la insolvencia, el llamado universal default. A finales de 2008, la junta directiva del Banco de la Reserva Federal emitió un conjunto de disposiciones para limitar los excesos de las subidas repentinas y arbitrarias de las tasas de interés. Desafortundamente, dijo Plunkett, las nuevas reglas no entran en vigor sino hasta dentro de 18 meses y están plagadas de lagunas. La semana pasada, el senador demócrata Christopher Dodd presentó una moción (Credit Card Accountability, Responsibility and Disclosure Act o ley CARD) que se propone poner freno a las libertades que los bancos se están tomando con sus clientes. "Los estadounidenses no se merecen que las compañías de tarjetas de crédito los descalabren. Esta propuesta va a protegerlos al poner fin a los métodos equivocados. Esta ley ayuda a los consumidores a reestablecer su seguridad financiera", declaró el legislador. Hay tres cosas que los consumidores pueden hacer para que los bancos nos los revienten, según Gail Cunningham, portavoz de la National Foundation for Credit Counselling: hacer los pagos a tiempo, no usar el límite del monto autorizado por su tarjeta de crédito y estar atentos a no dañar su crédito por subutilización de una tarjeta. Y advierte que los consumidores también tienen que acotumbrarse a leer las notificaciones que les mandan los bancos para saber qué es lo que les están recetando. "Los bancos están en apuros y buscando a toda costa reducir sus riesgos. Están tratando de volver a los viejos tiempos, en que sólo se le daba crédito a las personas que tenían solvencia económica", comentó.