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  Por el libro
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29 de diciembre de 2008

Milenio.com

De todas las palabras empleadas para describir el escándalo de fraude del financiero Bernard L. Madoff, la que tiene quizás más impacto emocional es judío. El administrador de fondos está acusado de orquestar un "esquema Ponzi" que apeló mayormente a otros inversionistas judíos y al final drenó las fortunas de numerosas caridades e instituciones judías. El monto del fraude fue de unos 50 mil millones de dólares.

Que un estafador se concentre en las personas de su mismo grupo o etnia no es nada nuevo. Existe incluso una expresión para ello —fraude por afinidad— y ha afectado a numerosos grupos religiosos, étnicos y profesionales.

Pero las acusaciones contra Madoff son particularmente dolorosas para algunos en la comunidad judía, que teme que el resonante caso esté alimentando prejuicios antijudíos que se remontan a la Edad Media.

La Liga Anti-Difamación cita un alza en los comentarios antisemitas en la Internet tras el arresto de Madoff el 11 de diciembre. Un columnista del diario israelí Haaretz lamentó el caso, diciendo que es "la respuesta a los deseos de todos los que odian a los judíos".

Y el director ejecutivo del Comité Judío Americano, David A. Harris, escribió una carta al diario The New York Times criticando lo que dijo era "un sorprendente énfasis" en la religión de Madoff en uno de los numerosos artículos del periódico sobre el escándalo.

El caso es "alimento para intolerantes" , dijo Abraham H. Foxman, director nacional de la liga, en una entrevista esta semana con The Associated Press. "Es penoso y doloroso".

Es difícil descubrir el caso en detalles sin mencionar la religión de Madoff. El administrador de fondos de 70 años de edad y ex director de la bolsa electrónica Nasdaq donó centenares de miles de dólares al año, gran parte de ello a causas judías. Y muchas de las víctimas más conocidas de su pirámide son importantes figuras de la comunidad judía.

Yeshiva University, una de las principales instituciones judías de educación superior del país, perdió 110 millones de dólares; Hadassá, la organización de mujeres sionistas, perdió 90 millones; la Fundación Wunderkinder del director Steven Spielberg reconoció pérdidas sin divulgar la cifra; una fundación creada por el escritor y premio Nobel de la paz Elie Wiesel, sobreviviente del Holocausto, fue liquidada. Federaciones y hospitales judíos han perdido millones más.