29 de diciembre de 2008
Aldiatx.com
Desde hace tiempo se están introduciendo nuevos reglamentos para prohibir polémicas prácticas de quienes expiden tarjetas de crédito, pero distan mucho de ser la solución ideal. Para empezar, las nuevas disposiciones no entran en vigor sino hasta julio del 2010. "Las instituciones financieras necesitan tiempo para ajustar su sistema a fin de poder cumplir con los nuevos requerimientos... sus sistemas de cómputo, de archivo", manifestó William Ruberry, portavoz de la Oficina de Supervisión del Ahorro, entidad que redactó la reforma conjuntamente con la Reserva Federal y la Administración Nacional de Uniones de Crédito. Segundo, la reforma no abarca todas las prácticas de los emisores de tarjetas de crédito, que tienen furiosos a los consumidores. Los nuevos reglamentos: • Prohibirían a los emisores aplicar aumentos de interés a saldos existentes a menos que el tarjetahabiente lleve 30 días de atraso en sus pagos. • Prohibirían una táctica conocida como facturación de doble ciclo, en la que el emisor calcula el interés basándose en el saldo diario promedio del ciclo de facturación actual y del anterior. • Exigirían a los emisores cambiar la forma en que asignan pagos de tarjeta. Cuando a saldos diferentes se apliquen tasas de interés diferentes, el banco tendrá que asignar pagos arriba del mínimo primero al saldo que tenga la tasa más alta. • Prohibirían a los emisores de tarjeta dar tratamiento de atrasado a un pago a menos que haya provisto "un periodo razonable" –al menos 21 días– para que el consumidor pague su factura. • Exigirían a los emisores que hagan sus declaraciones más fáciles de entender para el consumidor. "Esta revisión de reglamentos constituye la reforma más drástica y amplia que el consejo haya efectuado para las cuentas de tarjeta de crédito", dijo el presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke. Todo esto está bien, pero no ayuda a los tarjetahabientes que ahora están sufriendo abruptos recortes a sus límites de crédito y aumentos a sus tasas de interés, medidas con las que los emisores pretenden reducir sus riesgos. Otros tarjetahabientes están descubriendo súbitamente que tienen menos crédito disponible en su tarjeta. Aunque las nuevas reglas son un paso positivo, los organismos reguladores deben seguir velando por que los emisores de tarjeta de crédito jueguen limpio, afirman activistas en pro del consumidor. Y el propio consumidor debe pagar su tarjeta y no pasarse de gasto. Ahora más que nunca.