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  Por el libro
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20 de julio de 2006

Yolanda Arenales
Reportera de Negocios

20 de julio de 2006

Las familias estadounidenses tienen más miedo a su situación financiera que a ser víctimas de un ataque terrorista o de un desastre natural.

Sin incluir la hipoteca de la casa, el promedio de la deuda acumulada es de unos ocho mil dólares; un tercio de la población supera los 10 mil dólares, y un 20% tiene más de 20 mil dólares pendientes de pago.

Dado que además la mayoría carece de expectativas definidas sobre cómo mejorar sus finanzas, la preocupación sobre cómo afrontar la jubilación, los costos educativos y las facturas médicas, entre otros muchos gastos, sigue aumentando.

"No se trata de un problema sólo de las personas de bajos ingresos, sino que afecta a la clase media y está amenazando el sueño americano", señala John Halpin del Centro para el Progreso Americano (CAP), una de las organizaciones que patrocinó una encuesta sobre este tema realizada por las consultoras Greenberg Quinlan Rosner Research y Public Opinion Strategies, cuyos resultados fueron dados a conocer ayer.

El estudio enfatiza que además se trata de un problema a largo plazo con el peligro de que las deudas se transfieran a generaciones venideras que empezarían así su vida financiera con esta desventaja inicial.

Anna Greenberg, una de las autoras del estudio, señala que si bien los resultados reflejan que un 82% de la población considera este problema serio o muy serio, posiblemente el porcentaje real sea más alto.

"No es fácil hablar de dinero con un desconocido que llama por teléfono, lo que me hace sospechar que la gente más bien ha sido tímida a la hora de dar su opinión y de cuantificar lo que debe", opina Greenberg.

La encuesta por ser de ámbito nacional cuenta sólo con un limitado número de participantes pertenecientes a minorías étnicas (sólo 63 afroamericanos y 65 hispanos de un total de mil encuestados).

Por tanto, los datos relativos a la población latina podrían no ser representativos, pero reflejan entre otras cosas un nivel de deuda más alto, por encima de los 20 mil dólares para una cuarta parte de los hispanos y de más de 40 mil dólares para el 14%.

"Los hispanos y afroamericanos tienen en común que se enfrentan en conjunto a mayores dificultades financieras. Lo que puede diferir es el enfoque a la hora de encontrar soluciones políticas, ya que entre los hispanos cabe esperar más representación demócrata que entre los afroamericanos", dice Greenberg.

El analista republicano Bill McInturff, de la organización Public Opinion Strategies, señala que aunque los ciudadanos de ambas orientaciones políticas creen que facilitar la educación financiera es uno de los aspectos principales para solucionar el problema, los republicanos atribuyen más peso a la responsabilidad individual, mientras que los demócratas favorecen más las medidas de política pública como impedir prácticas abusivas de préstamo y promover el seguro médico y la vivienda asequible.

Sin embargo, las disparidades políticas son menores que en relación con otros temas.

"Las buenas noticias son que con independencia de la ideología, nivel de educación y edad de los encuestados, existe un gran consenso en cuanto a que hacen falta medidas razonables de política pública que ayuden a paliar este problema", dice Halpin.

Entre esas medidas destacan la de ofrecer más incentivos al ahorro personal, exigir un lenguaje más claro por parte de las compañías financieras y establecer un límite al interés máximo que puede cargarse por las tarjetas de crédito.