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  Por el libro
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18 de agosto de 2006

MONICA HATCHER
The Miami Herald
No era la primera vez que Iván Urbina había comprado una casa. Y el cierre parecía perfectamente normal, excepto que los muebles del dueño anterior aún continuaban allí.

'Pensé que era extraño', dijo Urbina.

Las cosas se iban a poner más extrañas aún. Unos días después, llegó un hombre con la escritura de propiedad de la casa y las llaves de la puerta. Afirmó que la casa había sido robada y vendida a Urbina con una escritura fraudulenta --un documento legal que se vende en las tiendas de asuntos de oficina.

En la Florida, donde no hay un mecanismo para autenticar las escrituras de propiedad presentadas en las oficinas del Condado, los criminales han descubierto que robar una casa puede ser más fácil que robar su contenido. Con poco más que una firma falsa y un sello de notario, los ladrones han vendido casas y lotes baldíos, tomando una hipoteca o vendiendo la propiedad a inocentes compradores antes de que los dueños originales sepan lo que ha sucedido.

La policía asegura que la falsificación del título de propiedad es especialmente común en el sur de la Florida, sobre todo en el condado Miami-Dade, donde la ausencia de los propietarios que compran por inversión, y de los residentes de temporadas, ha dejado miles de unidades vacantes. Los elevados precios de bienes raíces han servido para aumentar la atracción hacia las propiedades vulnerables.

'El fraude y las falsificaciones siempre existen pero en estos últimos tres o cuatro años hemos visto muchos más en el mercado de bienes raíces', manifestó Norwood Gay, vicepresidente y abogado de Attorney's Title Insurance Fund.

Las autoridades afirman lo mismo.

'Estamos inundados todos los días con estos tipos de documentos', aseveró el sargento Richard Davis, que dirige las investigaciones de grandes fraudes para la oficina de crímenes económicos de la Policía del condado Miami-Dade.

Las firmas y los sellos para el título pueden copiarse fácilmente por internet de las imágenes de los récords de propiedades del secretario del condado Miami-Dade. La escritura se inscribe automáticamente, sin examinarse. No hay una ley que requiera la supervisión de la inscripción, subrayó Dennis Haber, presidente de Attorneys Real Estate Council.

'Es muy fácil. Estoy renuente a decirlo porque podría animar a la gente si aparece en un periódico', agregó Haber.

Davis sostuvo que, para probarlo, recientemente falsificó la escritura de propiedad de un familiar, con su permiso, y la inscribió en el condado Miami-Dade. No hubo problema.

Por lo general, los prestamistas y los propietarios no descubren el fraude hasta que no se tome acción para un juicio hipotecario.

Cuando Norman Lutwak, de Pompano Beach, fue a vender cuatro lotes que tenía cerca de Sebring el año pasado, un empleado del Condado le informó que el día anterior se habían registrado cuatro nuevas escrituras, firmadas por él y su esposa, a nombre de un tal George C. Davis.

'Le dije a la mujer que llamara a la policía', expresó Lutwak, de 76 años.

A veces las escrituras se envían por correos o se llevan a la oficina y millones de documentos inundan esas oficinas todos los años, haciendo casi imposible inspeccionar los documentos para encontrar los farudulentos. La oficina del Condado también tiene que inscribir cualquier cosa que sea un documento oficial, afirmó Harvey Ruvin, secretario de cortes del Condado de Miami-Dade.

'Se da por hecho que la inscripción no es un certificado de autenticidad', aclaró.

Una inspección del título de propiedad y un notario público honesto son la mejor protección de un consumidor, pero cuando los sellos del notario son robados y las firmas falsificadas, poco se puede hacer.

En otros ejemplos, los mismos notarios han estado involucrados en los fraudes.

Una notaria pública de Broward, Sonia Hall, de Oakland Park, fue arrestada en mayo por cargos de haber participado en un negocio que creaba títulos de propiedad fraudulentos para robar lotes baldíos en los condados Highlands y Okeechobee. El ardid se concentraba en propietarios que vivían fuera del área --en este caso, los Lutwak.

La fiscalía de la Florida alega que Hall aprobó las firmas falsas de más de 20 personas, algunas de ellas fallecidas, que ayudaron a sus cómplices a robar propiedades valoradas en casi $1 millón.