20 de septiembre de 2006
Se trata de uno de los sectores más marginados por la sociedad. Se trata en su mayoría de personas frágiles, solas y fáciles de engañar.Un grupo de ciudadanos, todos mayores de 65 años y de escasos recursos económicos, han sido timados por las compañías aseguradoras que tienen contrato con la Reforma de Salud en su despiadado afán de atraer más pacientes a sus filas y, por ende, más ingresos económicos, denunció un grupo de médicos.Son las tres compañías que tienen contratos con la Reforma y que además están adjudicadas como participantes de los programas Medicare Advantage: Triple S, Humana y MCS.El patrón de engaños, con aparentes beneficios económicos tanto para la aseguradora como para los empleados, fue descubierto hace poco más de un año por un grupo de médicos."Esas aseguradoras tienen compañías de Medicare Advantage y se están aprovechando del paciente para traerlo a su plan", denunció el doctor Miguel Sosa.Hay varias formas de concertar los engaños: por llamadas telefónicas, visitas a los hogares del paciente y hasta charlas informativas.Por cada paciente que el vendedor ingresa al plan que representa, le pagan $150 adicionales a su ingreso, según información que les ha llegado a los médicos."Esto no puede ser algo de negocio. Esto tiene que ser algo más serio que eso", lamentó tras describir como "incalculable" el número de casos reportados.Su malestar se lo han hecho llegar a representantes locales de los Centros para Servicios de Medicare y Medicaid (CMS), quienes son los que dan las licencias a las aseguradoras para poder administrar un plan Advantage. Nada ha pasado."No sé cómo puede existir gente que solamente piensa en lucrarse", dijo el también médico Luis Rodríguez.Las historias de Claudina y MaríaLo que era una aparente cita de rutina en las oficinas de la Reforma de Salud, en Carolina, se convirtió para Claudina González en un verdadero dolor de cabeza.En medio de las gestiones a las que fue citada, le ofrecieron una charla sobre los beneficios del plan Medicare Advantage de MCS, la aseguradora de la Reforma en el área de Carolina.González, de 83 años, oyó la orientación, pero negó cambiarse de plan, relató a PRIMERA HORA."Empezó a hablarme (la empleada) de los beneficios de las medicinas, que no tenía que ir al primario para ir al especialista... Después me dijo: 'Firme aquí'. Pero en ningún momento me dijo que era para cambiarme de plan. Fue en abril", dijo.No fue hasta junio que ella se enteró de que había sido cambiada de aseguradora sin su consentimiento.Durante los meses en que estuvo sin cubierta, González no confrontó mayores problemas de salud, pero si hubiese tenido que ser hospitalizada la historia hubiera sido distinta y no feliz."El problema es que en ese cambia y cambia el paciente se queda sin cubierta. Les resolvemos o les damos el servicio, porque son pacientes que llevan años con nosotros. Pero una hospitalización no se la podemos cubrir", dijo Judith Sánchez, administradora del Centro Clínico San Patricio.El caso de María M. Santos, de 71 años, es distinto. Los representantes de la aseguradora MCS llegaron hasta la comodidad de su hogar. Le trataron de vender su plan Advantage como si fuera igual o mejor al suyo.Tras su negativa, la empleada le pidió su firma "para saber cuáles (personas) son las que no están usando el plan que le ofrezco"."Firmé pero la muchacha me dijo que la firma no era para que me afiliara al plan... Me puse bien deprimida, porque yo dije: 'Dios mío, que a mí no me quiten este plan por la firma que puse ahí", añadió.