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  Por el libro
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28 de enero de 2008

Por: El Nuevo Herald


He aquí una visión sobre un futuro no muy distante:


Microchips con antenas van a estar insertados en prácticamente todo lo que usted compre, use, maneje y lea, permitiéndoles a los detallistas y a la policía rastrear los artículos de los consumidores --y en última instancia a los mismos consumidores-- a donde quiera que estos vayan, desde lejos.


En infinidad de lugares públicos, una red global de 'detectores' electrónicos va a escanear etiquetas radiales en infinidad de lugres públicos identificando instantáneamente personas y sus gustos para que se les puedan enviar anuncios personalizados.


En 'casas inteligentes' sensores empotrados en las paredes, pisos y equipos van a hacer un inventario de las posesiones, registrar los hábitos de alimentación y monitorear los gabinetes de medicinas, reportando silenciosamente la información a agencias de mercadeo por saber de la vida privada de los ocupantes.


¿Ciencia ficción?


En realidad, ya existe gran parte de la tecnología de identificación de frecuencia radial que permite marcar objetos y personas y seguirlos inalámbricamente, y se están patentando, perfeccionando y desplegando nuevos usos potencialmente intrusivos.


Algunas de las corporaciones más grandes del mundo están interesadas en el éxito de la tecnología RFID, que une computadoras altamente miniaturizadas con antenas de radio para transmitir información sobre compradores y ventas a los bancos de datos de las compañías.


Ya los microchips están apareciendo en algunas impresoras de computadoras, llaves de autos y gomas, en botellas de champú y las etiquetas de la ropa en las tiendas por departamentos. También están en los libros de las bibliotecas y en las tarjetas de pago 'sin contacto' (como la 'Blue' de American Express y el 'Speedpass' de ExxonMobil.


Las compañías dicen que las etiquetas RFID mejoran la eficiencia de la cadena del abastecimiento, disminuyen el robo y garantizan que los productos de marca sean auténticos y no falsificados. A la salida de las tiendas, sus compras pudieran ser escaneadas automáticamente, eliminando de esa forma tediosas líneas.


En la casa, la conveniencia vende. Refrigeradores con RFID pudieran advertir sobre la expiración de la leche, producir listas de compras semanales y hasta mandar señales a su TV interactivo para que usted pueda ver anuncios 'personalizados' sobre los alimentos que usted compra habitualmente.


'Hemos visto tantos usos diferentes de la tecnología', dice Dan Mullen, presidente de AAIM Global, un asociación nacional de empresas de recopilación de información, incluyendo RFID, ``y probablemente sólo estamos arañando la superficie en términos de lugares donde se pueda usar RFID'.


El problema, dicen los críticos, es que los productos con microchips pudieran hacer mucho más.


Con etiquetas en tantos objetos transmitiendo información a bancos de datos que pueden vincularse a tarjetas de crédito y bancarias, pronto no habrá aspecto de la vida que esté a salvo de la curiosidad de las corporaciones y de los gobiernos, dice Mark Rasch, antiguo jefe de la unidad de delitos de computadoras del Departamento de Justicia de EE.UU.


Con el uso de de detectores, las compañías pueden de manera invisible 'examinar los bolsilllos, carteras, maletas, maletines - y posiblemente hasta las cocinas y los cuartos de la gente - a cualquier hora del día o de la noche', dice Rasch, que ahora es director administrativo de tecnología de FTI Consulting Inc., una compañía radicada en Baltimore.


En el mundo de RFID, ``usted tiene la posibilidad de que haya gente, no autorizada, que esté conociendo información sobre quién en usted, qué ha comprado, cómo y dónde lo compró... es como si cualquiera pudiera examinar su gabinete de medicinas.'


El se imagina una época en la que cualquiera, desde la policía hasta los ladrones de identidad, pueda escanear los maleteros cerrados de los carros o las oficinas de la gente desde lejos. Rasch también está preocupado por la información que puedan recoger equipos 'espías' dentro de la casa.


``Terceras personas los van a usar de manera impropia y no sólo el gobierno sino los detectives privados, los vendedores o los abogados que estén haciendo un caso en contra suya...'


En la actualidad, la etiqueta radial más comercializada en Estados Unidos es el llamado emisor 'pasivo', lo que significa que no tiene un abastecedor de energía interno. Sólo cuando un lector lo echa a andar con un chorro de electrones es que empieza a transmitir su señal indiscriminadamente, dentro de un espacio que va de unas pocas pulgadas a 20 pies.