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14 de julio de 2008

Por: El Nuevo Dia

Suena el teléfono. “Hola”, responde Juan Gómez (nombre ficticio), a la llamada que le hace el empleado de una tienda de electrodomésticos.
“¿Está satisfecho con el televisor plasma que compró en nuestra tienda?”, preguntó el empleado.
“¿Cómo? Yo no he comprado equipos electrónicos recientemente”, aseguró Gómez.
 
A lo que el empleado respondió, - “¿No? Señor, creemos que lamentablemente a usted le han robado su identidad. Verifique con sus agencias crediticias”.
Así fue como este consumidor se enteró de que otra persona estaba utilizando su nombre, seguro social y tarjetas de crédito. Su odisea comenzó un Sábado de Gloria, durante un pasadía familiar en las playas de Rincón.
“En esos momentos pensé que se me iba la vida. No es fácil enterarse que otra persona se hace pasar por ti”, expresó.
Gómez radicó inmediatamente una querella a la Policía, quienes le explicaron el procedimiento legal que debe seguirse en este tipo de crimen.
Al llamar a la Administración del Seguro Social supo que no existe un mecanismo de alerta que bloquee el uso de la tarjeta, para ofrecer protección.
Tras la investigación, Gómez se enteró de que el individuo utilizó más de $5,000 para comprar equipos electrónicos, cosméticos, joyas y perfumes. Todo el mismo día.
Sin embargo, lo curioso del caso es que, aunque ya tenía una cuenta con la megatienda, “comoquiera le abrieron otra a esta persona desconocida”, indicó.
Además, dos días después, el gerente de un concesionario de autos del área metropolitana llamó a Gómez al teléfono de su trabajo.
Fue cuando supo que la persona que hurtó su identidad también había “clonado” su licencia de conducir y cambiado la foto.
Según el afectado, el vendedor del ‘dealer’ fue negligente, pues le entregó el carro a la persona sin hacer una verificación de crédito adecuada. Tampoco le tomó una fotocopia a la licencia de conducir porque, según parece, la máquina estaba dañada.
“Tal vez esa era la pista ideal para hallar al impostor”, lamentó.
No es un caso aislado
El inspector Luis Porras informó que en 2007 la Superintendencia Auxiliar de Investigaciones Criminales (SAIC) recibió 656 querellas por robo de identidad y en lo que va de año han sometido 379. De estas, menos de una cuarta parte -88 casos, equivalente al 23%- se han esclarecido.
Además, Porras informó que actualmente la SAIC investiga el robo de 12,000 expedientes de estudiantes que ocurrieron en 35 escuelas públicas.
Por ende, el especialista en investigaciones criminales considera que el robo de identidad es el delito de más rápido crecimiento en Puerto Rico.

 “No es fácil enterarse de que otra persona se hace pasar por ti”

Juan Gómez

 nombre ficticio de una víctima de robo de identidad

 

“No existe una píldora secreta  para evitar el robo de identidad”

 Tomás Ortiz

agente del FBI

Radiografía de una pesadilla
La vida de las víctimas de robo de identidad cambia drásticamente. La persona que radica la querella tiene que demostrar a sus acreedores que realmente no es el autor del crimen. Este proceso es tedioso y extenso.
Para colmo, la víctima tiene que costear las declaraciones juradas que requiere la investigación.
En el caso de Gómez, además de pasar por procesos largos cuando solicita crédito, teme que el “usurpador” cometa actos delictivos a su nombre.
“Tanto que me he cuidado y lo peor es que no recuerdo, ni tengo la más mínima idea de cómo pudieron robarme la identidad. Quiero volver a ser yo”, concluyó Gómez.
El crimen en cifras
Según la página de internet del Departamento de Justicia de Estados Unidos, www.usdoj.gov, se estima que en 2007 hubo 10 millones de víctimas de hurto de identidad en ese país.
El portal añade que cuatro de cada cinco víctimas no tienen ninguna idea de cómo el ladrón obtuvo su información. En muchas ocasiones, el fraude es perpetrado por alguien cercano a la víctima, como un amigo o pariente.
Según la Asociación de Bancos, el robo de identidad financiera cuesta al año más de $430 millones en Estados Unidos. En Puerto Rico, se pierden al año más de $20 millones por este fraude.
La vicepresidenta de la División de Estrategias de Internet del Banco Popular, Mariel Arraice, señaló que la persona que comete fraudes a instituciones financieras busca obtener números de seguros social, cuentas y tarjetas de crédito.
De hecho, el sargento Marcos A. Ramos Picart, subdirector de la División de Robos a Bancos, precisó que en lo que va de año se han sometido 215 querellas por fraudes a bancos.
En el mes de junio, ocurrieron 25, de los cuales, 24 se pudieron esclarecer.
Ramos Picart añadió que el método más común para cometer fraude es clonar una tarjeta de crédito a través de una máquina conocida como “skimmer”. El aparato es similar a la máquina que procesa las transacciones de tarjetas de débito.
El fraude está en que la información que aparece en la cinta magnética de la tarjeta, la máquina la archiva y la transfiere a tarjetas nuevas, explicó Picart.
En estos casos, a menudo hay participación de los dueños de negocios para cometer el fraude.
El año pasado, a una misma persona del área de Bayamón se le sometieron 36 cargos de fraude y está preso, informó el sargento.
¿Cómo prevenirlo?
El agente del Negociado Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) Tomás Ortiz, dijo que en una ocasión tardó tres semanas en esclarecer un caso sobre robo de identidad. Pero advirtió que cuando las agencias crediticias ofrecen poca información sobre las personas, la investigación se demora aún más y podría tardar años.
Ortiz indicó que aunque “no existe una píldora secreta para evitar el robo de identidad”, es importante que las personas soliciten una copia de su informe de crédito al menos una vez al año para saber las cuentas que se han abierto a su nombre.
El documento se puede obtener de forma gratuita, a través de la página de internet www.annualcreditreport.com.
El agente añadió que muchas veces la información personal se obtiene a través de cualquier documento desechado a la basura.
Sin embargo, a estos criminales “no les gusta ensuciarse las manos”, aseguró.
Ortiz dijo que es importante que las personas no almacenen información financiera en la computadora, pues los métodos que más han proliferado durante los últimos dos años son precisamente los que se realizan a través de internet.
Según Ortiz, los métodos cibernéticos más comunes son “phishing” y “vishing”.
Ocurren cuando la persona recibe un correo electrónico del banco para que actualice su cuenta.
Además, en el “e-mail” puede aparecer un número de teléfono para obtener la información cuando el cliente llame.
Finalmente, el agente insistió en que “la clave para evitar el hurto de identidad es no ofrecer información personal a desconocidos”.