14 de agosto de 2008
Por: El Nuevo Herald
Un consejo para todos aquellos que sean invitados a una boda durante tiempos económicos difíciles: hagan fila temprano para el postre. En momentos en que los precios de las casas han caído, la inflación aumenta y las preocupaciones financieras están por las nubes, los novios gastan menos. Y entre las primeras medidas de ahorro están los pasteles más pequeños.
'Si uno tiene 125 personas invitadas, a lo mejor el pastel alcanza para 100', dijo Cynthia Fluhart, dueña de la empresa coordinadora de bodas You're Officially Married en North Miami.
Es posible que el amor sea un sentimiento a prueba de recesión, no así las ceremonias que lo acompañan. De fotógrafos a reposteros y de hoteleros a floristas, todos en la industria de las bodas dicen que el negocio ha bajado este año, ya que las felices parejas están buscando la manera de ahorrar dinero en medio de una desaceleración económica.
'Ya no se hacen dos sesiones de fotografía como antes', dijo Wayne LaBush, cuya empresa de Fort Lauderdale filma y fotografía bodas.
``Ahora me piden que simplemente documente la ceremonia y les haga algo barato'.
Los clientes de la compañía de LaBush, Elegant Occasions Event Professionals, también reducen su presupuesto en lo que respecta a gastos de entretenimiento. Hace dos años, la mitad de los clientes contrataban una banda de música en vivo. Ahora sólo lo hace alrededor del 10 por ciento.
'Es un lujo', explicó LaBush. ``Uno no necesita música en vivo'.
Esto puede tener grandes consecuencias en la medida en que se va multiplicando en un sector que mueve unos $70,000 millones al año.
Esa cifra representa aproximadamente $27,000 por boda, según The Knot, empresa editora de publicaciones y páginas electrónicas del sector de bodas.
Ese presupuesto es todavía mayor en el sur de la Florida, considerada una de las mejores zonas del país para personas de otros estados y sus huéspedes.
Los hoteles cuentan con los ingresos adicionales que significan esas bodas y las nuevas preocupaciones por el presupuesto han hecho que el personal de ventas ajuste su estrategia.
En el Marriott Harbor Beach, el Departamento de Alimentos solía ofrecer sólo opciones de precio fijo en los paquetes de bodas. Pero en momentos que las parejas insisten en bodas menos costosas, el hotel de Fort Lauderdale decidió aceptar presupuestos a la medida.
'En vez de una cena de cuatro platos, ofrecemos tres platos, o quitamos una hora de bar abierto', dijo Jay Marsella, director de ventas de Harbor Beach.
'Los novios se muestran ahora muy conscientes con el precio', agregó.
En la iglesia Plymouth Congregational de Coconut Grove, el doble de parejas está usando las flores de seda que ofrece el sitio para la decoración, en comparación con el año pasado. Las flores artificiales cuestan $250, cuando las flores frescas cuestan cuando menos $1,000, dijo Geri Brounsky, coordinadora de bodas de la iglesia.
Brounsky también ha visto un menor uso de limusinas, además de un mayor número de parejas que deciden posponer la ceremonia.
'Si tienen más tiempo para planear la boda, tienen más tiempo para pagarla', explicó.
El personal de Harbor Beach ha tenido que hacer frente a una avalancha de bodas los viernes y los domingos, que cuestan menos que las que se celebran los sábados, dijo Marsella, quien también ha visto a las parejas revisar una y otra vez su lista de invitados. ``Las listas son más pequeñas. En vez de 300 personas, son 150 o 200'.
Los pasteles mismos son un reflejo de la nueva situación económica.
Fluhart, la coordinadora de bodas de North Miami, dijo que más empresas de catering ofrecen porciones más delgadas para que el pastel rinda más. Usualmente, señaló, las parejas sólo se arriesgan a que el pastel se acabe para aquellos que quieren una segunda ración, ya que en casi todas las bodas algunos de los invitados no quieren postre y otros se van antes de que el pastel se sirva.
Los reposteros de Cake Designs by Edda no están usando este año tanto dulce de caramelo para recubrir los pasteles, ya que las parejas prefieren usar el recubrimiento de mantequilla que es más barato.
Y las flores naturales le están ganando terreno a las de azúcar, que Edda vende a un precio extra para los pasteles de lujo.
'La gente ha comenzado a cambiar los adornos de los pasteles', dijo Carlos Martínez, quien ayuda a dirigir la cadena de pastelerías que su madre, Edda, comenzó en su cocina hace más de 30 años. ``Es como con los carros. Cada vez vemos menos lujos'.
Martínez dijo que el negocio ha decrecido un 4 por ciento este año, el peor para Edda en los últimos cinco años, pero que está mejor de lo que esperaba dada la complicada situación económica.
La esperanza es que las familias ricas --como una que recientemente gastó $30,000 en llenar de rosas la iglesia Plymouth Congregational-- sigan programando bodas caras.
En el Hotel Biltmore de Coral Gables, que compite con el Four Seasons y el Ritz-Carlton en el negocio de banquetes, los gastos empresariales en fiestas han bajado, pero las bodas van bien, dijo José Vilarello, gerente general adjunto.
'He tenido novias que me han dicho que desde que tenían cinco años querían casarse en el Biltmore', dijo Vilarello.
``Las familias que pueden darse el lujo en este tipo de hotel seguirán haciéndolo'.