25 de agosto de 2008
Por: Yahoo
Cuando Sarah Roisman tenía 11 años, sus doctores le recetaron Klonopin, un relajante muscular, por un desorden psiquiátrico que le producía ataques. El medicamento la hizo sentir bien y ella se acostumbró a usarlo a medida que sus ataques desaparecían.
Pero fue entonces cuando comenzaron sus problemas de adicción.
A sus 14 años, la adolescente de un suburbio de clase media alta de Filadelfia llevaba una peligrosa doble vida.
Roisman, la editora de su periódico escolar, una buena estudiante y una popular atleta, también había desarrollado una dependencia por los calmantes y demás medicamentos en el marco de una adicción que ilustra la rápida expansión en el abuso de drogas prescritas en Estados Unidos.
"Mis amigos y yo solíamos tomar muchas píldora diferentes y las desmenuzábamos y las poníamos todas juntas y lo llamábamos papel picado. Podía ser una combinación de cualquier cosa. Podíamos aprender de hacer eso, y seguíamos haciéndolo," dijo Roisman, quien ahora tiene 17 años.
El problema del abuso de drogas prescritas cobró importancia con la muerte del actor de Hollywood Heath Ledger, de 28 años, después de que tomó seis medicamentos recetados.
La muerte de Ledger, quien interpretó al Guasón en la nueva película de Batman "The Dark Night," se suma a una creciente lista de sobredosis de medicamentos prescritos que la que se incluye a la modelo de Playboy Anna Nicole Smith en el 2007.
Otras muertes llaman menos la atención. En el grupo etáreo de entre 45 y 54 años, las muertes por sobredosis de medicamentos recetados ahora sobrepasan las muertes en accidentes de tránsito y según datos federales son la principal causa de muertes accidentales de la nación.
Los datos a nivel nacional también muestran que casi 7 millones de estadounidenses abusaron de medicamentos recetados en el 2007, más que los que consumieron cocaína, heroína, alucinógenos, éxtasis e inhalantes como la marihuana combinados. La cifra ha aumentado en un 80 por ciento desde el 2000.
Las definiciones de abuso varían pero típicamente se refieren al uso no medicinal de medicamentos prescritos.
El número de estadounidenses tratados por abuso de calmantes se disparó en un 321 por ciento de 1995 al 2005, según muestran estadísticas nacionales, una tendencia que algunos expertos en salud vinculan a otra cifra impresionante: las 180 millones de recetas para calmantes entregadas legalmente por farmacias estadounidenses cada año.
En Florida, cuya reputación por el uso de cocaína fue resaltada en películas como "Scarface," el índice de muertes por medicamentos recetados fue tres veces mayor a la cifra de fallecimientos provocados por todas las sustancias ilegales combinadas, según un reporte de autopsias del 2007 de la Comisión de Examinadores Médicos de ese estado.
"BAJA REPROBACION SOCIAL"
"Lo que se ve entre el uso de medicamentos recetados y de venta libre es una muy baja percepción del riesgo (involucrado)," dijo Stephen Pasierb, presidente y director ejecutivo de la Sociedad por un Estados Unidos Libre de Drogas, un grupo activista sin fines de lucro.
"Hay una muy baja reprobación social. De hecho, hay padres que se sienten casi aliviados de que su hijo esté usando Vicodin y no marihuana," dijo.
Len Paulozzi, un epidemiólogo del Centro Nacional de Prevención y Control de Daños, testificó recientemente en el Congreso que creía que los médicos estaban poco informados sobre los peligros a largo plazo de las terapias que incluían calmantes a base de opio.
"Existen directrices a seguir, pero no creo que se respeten de forma constante," sostuvo.
El senador Joseph Biden, un demócrata de Delaware, propuso a agosto del 2008 como el "Mes nacional de la conciencia sobre el abuso de medicamentos," en una resolución que ahora se encuentra ante el Comité Judicial del Senado.
El legislador indicó que internet se había convertido en "una autopista de información" para el abuso de medicamentos en Estados Unidos.
Pero la contención del abuso es notablemente difícil. Treinta y ocho estados han aprobado leyes para programas de monitoreo de medicamentos recetados y rastrear la fuente de las drogas, mientras que la policía de algunos estados ha tenido éxito en la reducción de los robos a farmacias.
Un programa de la Universidad de Maine proporciona envases predirigidos de correo para los ancianos, a fin de que puedan enviar por correo el excedente de sus medicamentos recetados para que las autoridades estatales se deshagan de ellos, en un intento por reducir la cantidad de estos remedios que caen en las manos equivocadas.
Ninguna de las medidas ha detenido el crecimiento a nivel nacional, y los expertos apuntan a varios problemas persistentes, incluyendo el fenómeno de "doctor shopping" en el que los pacientes van a múltiples doctores para conseguir varias recetas.
Cientos de farmacias ofrecen en internet medicamentos que incluyen versiones genéricas de opiáceos como el OxyContin de Purdue Pharma, metadona y Vicodin de Abbott Laboratories Inc, que son legítimamente recetados como calmantes, junto con estimulantes como Ritalin, hecho por Novartis, y las benzodiacepinas, como el Xanax de Pfizer .
En Estados Unidos comprar opiáceos u otros medicamentos similares por internet es tan fácil como comprar un libro, dijo David Festinger, un científico que ha estudiado el tema en el Instituto de Investigaciones sobre Tratamientos de la Universidad de Pennsylvania.
Aseveró que regular dicho comercio es difícil.
"Estas empresas virtuales abren una cuenta bancaria en un país, compran sus medicamentos desde otro país, y realizan su comercialización y venta desde otro país," señaló.
"Todo está diseminado alrededor del mundo. Y en un instante, si alguien anda tras de ellos, estos pueden modificar todas sus coordenadas," agregó.
SAQUEANDO BOTIQUINES
Para muchos niños, conseguir medicamentos es simple.
En Filadelfia, Roisman y sus amigos saqueaban los botiquines familiares en busca de los premios mayores: OxyContin, un tipo de morfina sintética, junto con el Ritalin y el Vicodin, hasta que un día ella es desmayó en la escuela.
Una prueba a la que fue sometida arrojó que tenía siete medicamentos en su organismo.
"La gente piensa que está bien porque es una píldora recetada. Proviene de una fuente confiable. Incluso aunque un doctor no te haya dicho que está bien, le ha dicho a alguien que está bien," indicó Roisman, quien se recuperó de su adicción hace dos años después de someterse a un tratamiento en un centro de rehabilitación dirigido por la organización Caron.
Ella culpa a los doctores por no "prestar atención a lo que recetaban" y a los padres por no comprender "simplemente cuánto se esforzará alguien para obtener lo que quiere cuando es un adicto."
La adolescente además alertó sobre el número creciente de jóvenes que usan estos medicamentos para estudiar.
En los campus universitarios, el suministro de Adderall, Ritalin y demás drogas psicoestimulantes recetadas similares a la anfetamina es un modo popular para ayudar a memorizar contenidos para exámenes y lidiar con la presión académica.
Algunos son recetados legítimamente por Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad, lo que ayuda a quienes lo padecen a incrementar su atención, estado de alerta y energía. Pero muchos los usan sin recetas.
Para el tercer año de universidad, casi el 60 por ciento de los estudiantes en Estados Unidos ha tenido la oportunidad de probar estimulantes prescritos, dijo Amelia Arria, del Centro de Investigaciones de Abuso de Drogas de la Universidad de Maryland, que realizó un estudio sobre el uso de medicamentos con 1.253 personas.
Los seguros de salud también están sintiendo los efectos. Algunos se encuentran ante cada vez más presión por expandir su cobertura para incluir desórdenes por abuso de sustancias.
Otros están lidiando con estafadores que obtienen narcóticos ilícitos de venta bajo receta por medio de reclamos fraudulentos ante las compañías de seguros en busca de recetas, para un tratamiento fantasma.
Tales fraudes cuestan a las compañías de seguro de salud hasta 72.500 millones de dólares al año, según un informe del 2008 de la Coalición Contra el Fraude a los Seguros, un grupo activista con sede en Washington.