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  Por el libro
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3 de septiembre de 2008

Por: El Nuevo Herald


C
ody Miller era un futbolista de secundaria alérgico a la ambrosía. Douglas Briggs era un médico que tenía que batallar con el dolor de una antigua lesión en la espalda. Los dos se ahorcaron y sus familiares creen que una medicina prescrita para aliviar síntomas físicos les alteró el equilibrio mental y emotivo.


Las entidades normativas federales ahora investigan si los familiares pudieran tener razón.


La Dirección de Alimentos y Medicamentos (FDA) ha centrado su atención en los sicofármacos y el riesgo de suicidio, como los antidepresivos que se recetan a los jóvenes. Pero este año se amplió oficialmente la advertencia para abarcar a un medicamento contra el asma, anticonvulsivos y hasta uno para controlar el hábito de fumar, padecimientos que por lo general no se asocian con trastornos siquiátricos.


Varios expertos independientes afirman que la alarma parece indicar una deficiencia en el conocimiento de la FDA sobre la manera en que esos medicamentos afectan el cerebro. Incluso si cierto medicamento está indicado para padecimientos físicos, puede tener efectos inesperados sobre el cerebro.


Un grupo de la Universidad de Columbia ha desarrollado un método para evaluar el peligro de suicidio de los medicamentos, que posiblemente ayude a identificar riesgos antes que las medicinas salgan al mercado. Pero la FDA sólo requiere que esas evaluaciones de apliquen caso por caso.


Los laboratorios farmacéuticos afirman que no se ha establecido ninguna relación de causa y efecto que vincule las medicinas en cuestión con el suicidio.


A algunos médicos también les preocupa que la mención del suicidio pueda hacer que ciertos pacientes no tomen medicamentos que puedan beneficiarlos.


Por ejemplo, señalan que la depresión, un factor de riesgo importante en el suicidio, está asociada con enfermedades físicas.


Pfizer, Inc., que fabrica el Neurontin, dice que desde que salió al mercado en los años 90 los folletos de información mencionaban que los casos de 'suicidio' y 'gestos suicidas' sólo se reportaban raras veces como efectos secundarios negativos en las pruebas.


Pero Pfizer no cree que esas reacciones hayan tenido algún vínculo con el Neurontin y la empresa mantiene su confianza en el medicamento.


'El Neurontin es un medicamento importante que ha beneficiado a millones de personas con trastornos serios', expresa una declaración de Pfizer.


'Sobre la base de una revisión cuidadosa de la información de las pruebas clínicas del Neurontin, no observamos pruebas que respalden el argumento de que haga aumentar el peligro de casos de suicidio', agregó el documento.


Este verano la FDA convocó un panel de asesores científicos para evaluar el peligro de suicidio de 11 medicamentos anticonvulsivas, entre ellos el Neurontin. Al estudiar información de 210 pruebas clínicas, la FDA encontró un pequeño aumento de riesgo: dos de 1,000 pacientes que tomaron la medicina tuvieron pensamientos o comportamiento suicida.


Pero cuando son millones los que usan este tipo de medicamento, hasta esas escasas probabilidades pueden tener consecuencias significativas, en especial para los adolescentes.