Inicio  








  Por el libro
Bookmark & Share

9 de septiembre de 2008

Por: El Vocero

La falta de flujo de efectivo, debido a un impasse en negociaciones financieras con Westernbank, condujo a la cadena de ferreterías Empresas Massó (EM) a radicar -en la tarde de ayer- una solicitud de protección bajo el Capítulo 11 de la Ley de Quiebras Federal.

 Gildo Massó Aponte, presidente de EM, anunció que se vio obligado acogerse al Capítulo 11, para proteger el empleo de  559 empleados que laboran para la empresa y, a su vez, dar paso a una reestructuración financiera que permita a EM fortalecer el flujo de efectivo necesario para afrontar responsablemente los gastos que generan sus operaciones diarias.

 Según el ejecutivo, entre sus acreedores figuran Westernbank, a quien le adeuda -por concepto de una línea de crédito- $21 millones; y a sus suplidores tradicionales, muchos de los cuales llevan supliéndole hasta 60 años.

 Massó expuso que  mantiene relaciones comerciales con Westernbank desde 1999, cuando se le otorgó una línea de crédito de  $40 millones, que a través de los años fue reducida a $20 millones. Sin embargo, aseguró que desde hace un año está confrontando problemas con la institución bancaria, que ?según él- arbitrariamente ha venido ejerciendo una presión  “atropellante e injusta”, como atrasos en acreditar depósitos en efectivo,  devolución de cheques y  cobros  injustificados, “agudizando el problema de falta de liquidez”.

 A ello sumó el que el pasado 7 se septiembre, se le canceló -sin previo aviso- su línea de crédito, exigiendo la cancelación de manera inmediata. Alegadamente, todas estas prácticas le ha costado a la empresa más de $100,000 en los pasados tres meses.

 Según el empresario, ha hecho innumerables gestiones para lograr una comunicación con el presidente del banco, Frank Stypes, pero no ha recibido respuesta. Apuntó que la empresa ha cumplido con el acuerdo prestatario existente, manteniendo todos los pagos al día, donde a la fecha del reportaje ha pagado en intereses más de $15 millones.

 “Para nosotros resulta sorprendente la postura que Westernbank ha tomado en este asunto, ya que nuestra empresa  ha sabido servirle bien  a nuestro pueblo por casi 60 años, honrando siempre nuestros compromisos económicos, no tan sólo con la banca, sino con todos nuestros suplidores. 
 Algunos de estos suplidores van a cumplir 60 años con nosotros, dentro de una excelente relación comercial”, dijo Massó.

 Asimismo, se reafirmó en que aunque deberá cumplir con lo que finalmente determine el Tribunal de Quiebras, no contempla ni cierre de tiendas ni despidos. Aclaró, además, que cuenta con suficiente capital para no tenerse que acoger al Capítulo 7 de liquidación total.

 EM opera en Puerto Rico desde 1951. Al momento, dicha institución cuenta con 11 tiendas en Puerto Rico: San Lorenzo, Cayey,  Río Piedras,  Bayamón,  Hatillo,  Isabela, tres  en Ponce y dos en Caguas. Su nómina bisemanal alcanza los $250,000. El pasado año, sus ventas cayeron un 12%, cifra que en los pasados dos meses han logrado recuperar con un crecimiento de 2%.

 El Vocero intentó obtener una reacción por parte de Westernbank, pero las gestiones resultaron infructuosas, ya que, alegadamente, la administración estaba reunida.