27 de septiembre de 2008
Por: El Nuevo Dia
Agentes del Negociado Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) arrestaron ayer a Jeffrey Reyes Rivera, quien junto a hermano Dilean estableció un esquema financiero tipo pirámide que defraudó a 230 personas por un total de $22 millones.
Un gran jurado federal acusó a la pareja de hermanos de cinco cargos criminales relacionados con fraude bancario, fraude de valores, lavado de dinero, fraude electrónico y un cargo de confiscación, que implica la incautación de sus bienes por el monto del dinero obtenido ilegalmente.
De acuerdo con la acusación federal, los hermanos Reyes Rivera se apropiaron de $4.6 millones de los inversionistas y los utilizaron para su uso personal a través de la compra o alquiler de vehículos de lujo, residencias, muebles, joyas y viajes para ellos y familiares.
De compras con dinero ajeno
El dúo utilizó las inversiones para realizar compras personales:
$67,169 en el alquiler de un apartamento en España entre el 2002 y el 2003.
$20,000 en la operación de un restaurante de comida rápida entre el 2002 y el 2005.
$25,000 en la compra de una casa en San Lorenzo en el 2003.
$32,836 para adquirir los derechos de tres apartamentos en el condominio Mundo Feliz, en Carolina, en el 2003 y el 2004.
$25,000 como primer pago para la compra de la franquicia de un equipo de la liga de béisbol profesional.
$35,000 para un estudio sobre la construcción de un estadio de béisbol y un estacionamiento en el 2004.
$25,000 para la opción de un apartamento en San Juan de la empresa Madeira Development en el 2004.
$41,000 para los gastos de cierre de apartamento valorado en $1.7 millones ubicado en San Juan, de la empresa Madeira Development.
El portavoz del FBI en la Isla, Harry Rodríguez, indicó que Dilean Reyes Rivera no había sido arrestado y que podría estar fuera de Puerto Rico, por lo que se le considera prófugo de la justicia. Ayer, la magistrado federal Camile Vélez le impuso a Jeffrey Reyes Rivera una fianza de $40,000 y le concedió 10 días para conseguirla. La fiscal federal Desirée Laborde estuvo a cargo las acusaciones. La magistrado también le ordenó a Jeffrey Reyes Rivera permanecer en arresto domiciliario y para permitirle trabajar le asignó un grillete electrónico.
Incluso, le ordenó residir en la casa de su tía porque tiene teléfono y le advirtió que no podrá mudarse a su casa hasta que se haya instalado un teléfono. De ser hallados culpables los hermanos Reyes Rivera enfrentan entre cinco y 20 años de prisión y multas de hasta $5 millones. Según el pliego acusatorio, el esquema de fraude orquestado por los hermanos Reyes Rivera, que comenzó en el 2001 y se extendió hasta el 2007, se valió de la empresa Global Reach Trading (GRT), que fue registrada en el estado de Florida y en Puerto Rico.
Para atraer dinero a su esquema los hermanos le aseguraban a los inversionistas que sus fondos serían colocados en vehículos financieros a corto plazo que estaban exentos de riesgos y que, además, ofrecían un alto rendimiento. También garantizaban ganancias sobre el total invertido de entre un 5% y un 20% cada cuatro meses.
A su vez, GRT les pagaba a los promotores que introdujeran nuevos inversionistas una ganancia de 2% a 9%.
Pero en realidad los acusados operaron un esquema tipo pirámide, en el que las aportaciones de los últimos inversionistas eran utilizadas para pagar los ganancias que debían obtener las personas que inicialmente invirtieron en GRT. Además de los $4.3 millones que utilizaron para su beneficio personal, los hermanos usaron $10.3 millones de los inversionistas para continuar con el esquema de fraude y mantener la imagen ante los nuevos inversionistas de que sus fondos estaban generando ganancias.
Otros $1.7 millones se utilizaron para pagar a los promotores.
Los acusados llegaron a tener activas 14 cuentas bancarias en el Bank of America, una en el Banco Bilbao Vizcaya y tres en el banco HSBC.
Para atraer inversionistas aseguraban que tenían acceso privilegiado a programas financieros secretos de carácter internacional que eran avalados por el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional. Por ejemplo, los acusados sostenían tener acceso a información privilegiada que les permitía invertir en divisas extranjeras a través de tarifas con descuento y les garantizaban a los inversionistas que al vender esas inversiones obtendrían ingresos extraordinarios. Para ganar credibilidad, los hermanos también les indicaban a los posibles inversionistas que las ganancias de GRT serían reinvertidas en organizaciones sin fines de lucro dedicadas a proyectos humanitarios.
Los hermanos Reyes Rivera ya habían sido acusados en el 2007 por el Departamento de Justicia local por el mismo esquema de fraude.