22 de octubre de 2008
Por: El Vocero
La prometida rebaja inmediata en las facturas de la luz parece ser un espejismo de corta vida que luego de las elecciones redundará en facturas más altas cuando la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) tenga que compensar dicha reducción con sus compromisos fiscales, según advirtieron altos funcionarios y ex funcionarios gubernamentales familiarizados con las operaciones de la corporación pública.
Aunque tanto el gobernador Aníbal Acevedo Vilá como el presidente de la Junta de Gobierno de la AEE, Lcdo. Luis Avilés niegan que la baja en la factura tenga tintes políticos, otros funcionarios insisten en que el anuncio responde a intereses partidistas y está en abierto conflicto con las normas y reglamentos que rigen esta agencia.
“Es un parche politiquero”, aseguró un funcionario de alto rango gubernamental ligado al Partido Popular Democrático. “Una vez que llegue diciembre y enero los abonados van a pagar mucho más de lo que hubiesen pagado normalmente. Por lo menos, la factura va a subir por lo mismo que lo están reduciendo”.
Varias otras fuentes entrevistadas por EL VOCERO coincidieron en que la rebaja es un gesto ficticio que no toma en cuenta que tanto la ley como los compromisos con los bonistas exigen que la AEE recobre sus costos, incluyendo los gastos por combustible.
“La factura normalmente te incluye un mes de inventario (de combustible) pero Willie (Miranda Marín, nuevo miembro de la Junta de Gobierno de la AEE) lo sacó del medio para noviembre pero más tarde o más temprano van a tener que cobrar por ese inventario”, dijo uno de los entrevistados.
El nuevo director ejecutivo de la AEE, Ing. Juan Alicea.
¿Con o sin inventario?
El nuevo director ejecutivo de la AEE, Ing. Juan Alicea, confirmó que las facturas tradicionalmente han incluido en su fórmula de ajuste por compra de combustible un promedio del costo del inventario adquirido previamente. “El precio del combustible que se estaba utilizando para facturar era un promedio aritmético entre el precio histórico dos meses previo al mes de facturación y el precio proyectado en el mes de facturación”, contestó Alicea a una de las preguntas que le sometió por escrito este diario.
Al seguimiento de EL VOCERO sobre qué pasa con el costo de inventario acumulado hasta este momento, si es que se va a facturar con el costo actual del combustible, el funcionario contestó que “el inventario acumulado tiene que ser tomado en consideración al momento de proyectar el combustible que se utilizará en el próximo mes”.
Aun así Alicea negó que la rebaja del 10% pueda afectar el estado financiero de la AEE o las inversiones de los bonistas. “Como verán seguimos recuperando la misma cantidad”, afirmó. “Esto garantizará que las finanzas de la empresa se mantengan. Tenemos que estar claros que la Autoridad opera sin fines de lucro y tenemos que recuperar todos nuestros gastos. Estamos respondiendo a un reclamo de nuestros clientes, de forma tal que nuestra factura se comporte lo más parecido posible a las fluctuaciones del precio del crudo”.
Añadió que la AEE no usa petróleo crudo sino que compra dos derivados: el residual número 6 conocido como Bunker C y el Núm. 2, identificado como el Destilado Liviano. Según Alicea, el Bunker C cuesta entre $10 y $12 dólares menos que el crudo, y el Destilado Liviano usualmente cuesta entre $25 y $30 dólares sobre el precio del crudo.
De ahora en adelante, continuó, las nuevas facturas estarán diseñadas de manera “de que se use para fines de estimar el precio del combustible, solamente el precio proyectado para el mes. Este método se comporta más parecido al precio del crudo”.
La explicación de Alicea hace eco a Acevedo Vilá, quien defendió esta semana la rebaja explicando que hasta ahora “la AEE reflejaba en la factura las reducciones en el costo de compra del combustible con un mes o un mes y medio de atraso, pero que ahora se tendrá que hacer con el precio al momento del mercado”. Tales explicaciones, sin embargo, no parecen ser exactas.
Descarta procedimientos AEE
En realidad, la AEE compra los combustibles de dos maneras: subastas formales con contratos no menores de un año y compras ocasionales directamente a suplidores en un proceso que llama “compras de oportunidad” en el mercado para satisfacer una emergencia o beneficiarse de una baja en los precios del petróleo.
Pero en ambos casos se han regido por décadas por un procedimiento idéntico para determinar el costo por barril de los combustibles, según confirman múltiples informes de auditoría de la Oficina del Contralor.
El precio de compraventa por barril de los combustibles es el resultado de la suma de dos factores: un escalador, proveniente del producto de una fórmula, y un diferencial. El total de los dos componentes es el precio final de venta por barril. Pero esto no es tan sencillo ya que en toda esta ecuación entran en juego una serie de factores externos.
Por ejemplo, de acuerdo con la práctica común en la industria del petróleo, tal escalador no lo determina la AEE sino que se tiene que ajustar al precio existente en el mercado del combustible a la fecha de la entrega. Igualmente, la fórmula toma en cuenta los precios de los combustibles vigentes en el mercado al día de la transferencia, así como en los días antes y después de entregarse los combustibles en los tanques de almacenaje de la AEE en Puerto Rico.
Para esta fórmula se usan los índices de precios de varias publicaciones especializadas como el de Platt’s Oilgram Price Report que incluye los precios mínimos y máximos para fechas en específico en los mercados de Nueva York y del Golfo de México.
El diferencial es la única fase en la que la AEE tiene cierto control ya que ese es un factor que se negocia de antemano y depende de la oferta que presente el suplidor. Aun así ese diferencial se determina con meses de anticipación cuando se firma el contrato a largo plazo.
El secreto está en las fechas
Cuán importante son las fechas de compra y entrega lo ilustra un informe de auditoría del 2003 que analizó, entre otras cosas, el impacto de las compras de oportunidad.
“De acuerdo con los documentos examinados, en las ocho compras de oportunidad evaluadas, transcurrió un promedio de entre 4 y 124 días desde la fecha en que la AEE negoció la compra de oportunidad con los proveedores hasta la fecha en que éstos realizaron las correspondientes entregas de los combustibles en Puerto Rico”, señala el informe del Contralor CP03-22.
“Los proveedores aplicaron el importe vigente del escalador a la fecha en que éstos realizaron las transferencias de los combustibles a las instalaciones de la AEE en Puerto Rico. En cinco de las compras de oportunidad el precio de venta final registró un aumento de entre un 3 y un 38% al compararlo con el costo del combustible a la fecha de la oferta y el precio prevaleciente en los contratos vigentes con los demás proveedores. El aumento fluctuó entre $387,831 y $1,074,871 para un total de $2,693,403”.
Este procedimiento significa, explicó un veterano funcionario de la AEE, que si la agencia compró el combustible cuando el petróleo estaba en su punto más caro no puede cambiar ahora retroactivamente tal precio y tampoco puede perder dinero cobrándoles a los abonados menos de lo que estaría eventualmente pagando.
“La Autoridad no puede perder dinero, no puede regalar la energía”, afirmó este individuo que ha trabajado en distintos niveles administrativos y técnicos de la compañía de la luz. “Si no ahora, en el futuro, pero antes de que llegue junio 30 la Autoridad tiene que cuadrar sus libros y todos esos créditos se tienen que cobrar”.