23 de octubre de 2008
Por: El Nuevo Dia
Científicos de la organización no gubernamental Environmental Working Group (EWG) han asegurado que no se puede confiar en el agua embotellada puesto que luego de analizar la pureza de varias marcas vendidas a través de todo Estados Unidos encontraron 38 contaminantes, algunos en niveles que superan los límites establecidos.
Entre las sustancias encontradas figuran bacterias, fertilizantes, medicamentos y químicos industriales.
“Nuestras pruebas indican fuertemente que no se puede confiar en la pureza del agua embotellada. Dada la negativa de la industria a revelar los datos que respaldan sus argumentos de superioridad, la confianza de los consumidores no se justifica”, afirma la organización en su página de internet (http://www.ewg.org/reports/bottledwater).
El EWG seleccionó una muestra de diez de las marcas de agua embotellada más populares en Estados Unidos, y compró botellas en tiendas de nueve estados y el Distrito de Columbia.
Según se informa, pruebas realizadas en uno de los laboratorios líderes en análisis de calidad de agua en Estado Unidos encontraron 38 contaminantes en total, con un promedio de ocho en cada marca.
Las sustancias cancerígenas halladas en agua comprada en los estados de North Carolina, California, Virginia, Delaware, Maryland y en el Distrito de Columbia excedían significativamente los parámetros voluntarios establecidos por la propia industria. En California, las marcas de Sam's Choice y Acadia excedieron los límites legalmente permitidos de algunos químicos. Cuatro marcas también resultaron contaminadas con bacterias, y más de una tercera parte de los químicos encontrados ni siquiera están regulados en el agua embotellada.
“Distinto al agua de la pluma, sobre la cual se le informa a los consumidores los resultados de análisis anuales, la industria de agua embotellada no revela los resultados de ninguna de las pruebas de contaminantes que realiza”, agrega el reporte del EWG.
La organización recomienda aplicar al agua embotellada las mismas leyes y los mismos requisitos que al agua potable, y exigirles que publiquen regularmente informes sobre sus pruebas de calidad, las técnicas de tratamiento que emplean así como el nombre y la localización del lugar de donde extraen el agua que usan.