6 de noviembre de 2016
El Diario NY
alvin Jimmy Lee-White era muy pequeñito. Nació el 3 de octubre de 2014, dos meses prematuramente, con un peso de cerca de 3 libras y con apenas el tamaño de una calabaza butternut. Existen normas de atención médica para el tratamiento de estos bebés tan delicados, y como lo reconoció posteriormente el abogado de la familia del bebé, los médicos del Hospital Yale-New Haven en Connecticut las siguieron.
Pusieron a Calvin en una incubadora que podía regular su temperatura corporal y mantener alejados los gérmenes, dijo el abogado. Y le administraron medicamentos surfactantes, los cuales ayudan a promover el desarrollo pulmonar, algo crucial en los bebés prematuros. Además, a partir del primer día de la vida de Calvin, le dieron probióticos todos los días.
Los probióticos vienen en forma de polvo, líquido o pastillas compuestos de bacterias vivas para ayudar a mantener el equilibrio natural de los microorganismos intestinales en el cuerpo. En años recientes, en algunas unidades de cuidados intensivos neonatales (NICU, por sus siglas en inglés) se los han estado dando a los bebés prematuros en base a la evidencia de que pueden ayudar a protegerlos de una enfermedad intestinal mortal.
Algunos médicos están preocupados por esta tendencia. Debido a que los probióticos pueden ser clasificados como suplementos nutricionales, no tienen que sujetarse a las mismas normas reguladoras de los medicamentos de receta o incluso los de venta libre. Los fabricantes no tienen que obtener la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para vender sus productos, y sus instalaciones no son vigiladas del mismo modo que las de las compañías farmacéuticas.
Pero la NICU en Yale-New Haven eligió lo que parecía ser un producto seguro. Estaba elaborado por una empresa grande, con aparentemente buena reputación, se comercializa específicamente para lactantes y niños, y está disponible en farmacias de todo el país.
Calvin tuvo problemas y batalló de todos modos. Desarrolló protuberancias en el abdomen y una cirugía reveló que sus intestinos estaban invadidos por un hongo raro. La infección se propagó rápidamente del intestino a los vasos sanguíneos, en donde causó múltiples obstrucciones, y luego a la aorta, en donde ocasionó un coágulo.
El 11 de octubre, con tan solo 8 días de edad, el bebé Calvin falleció. Los funcionarios del gobierno iniciaron entonces una investigación muy triste. ¿De dónde vino el hongo? Y ¿cómo llegó al cuerpo de este pequeño bebé prematuro?
Tratamientos no probados
La respuesta es que el probiótico estaba contaminado. La FDA analizó envases sin abrir del mismo lote de probiótico que se le dio a Calvin y descubrieron el mismo hongo que había infectado sus intestinos. Ciertos lotes del producto, ABC Dophilus en polvo, preparado por el fabricante de suplementos Solgar, fueron retirados de las farmacias y droguerías por todo Estados Unidos.
La familia Lee-White presentó una demanda contra Solgar y el Hospital Yale-New Haven, alegando que su bebé había sido envenenado sistemáticamente y que nadie les había advertido sobre los riesgos asociados con los probióticos.
“Como se administró, el suplemento no solo no previno la infección intestinal mortal“, dice John Naizby, el abogado de la familia. “El suplemento en realidad causó la infección intestinal mortal”. Solgar, el fabricante del probiótico, le dijo a Consumer Reports vía correo electrónico que llevó a cabo una investigación a fondo en cooperación con la FDA y con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y no encontraron ningún contaminante en ningún punto de su propia cadena de suministro. La compañía dijo que las únicas muestras contaminadas encontradas fueron las entregadas a la FDA por la farmacia del Hospital Yale-New Haven.
El hospital no quiso hacer comentarios para este artículo. Sin embargo, a raíz de la muerte del bebé Calvin, la FDA emitió un comunicado advirtiendo a los médicos que tuvieran mayor cautela con el uso de suplementos que contengan bacterias vivas en personas con sistemas inmunes comprometidos. LA FDA dijo que la evidencia de la seguridad de esta metodología para prevenir la enfermedad intestinal en bebés prematuros era inadecuada, y que deberían llevarse a cabo los ensayos clínicos apropiados.
El problema va mucho más allá de un probiótico contaminado. Los suplementos nutricionales, vitaminas, minerales, hierbas, productos botánicos y una lista cada vez mayor de otras substancias “naturales”, han viajado del pasillo de las vitaminas al establecimiento médico convencional.
Los hospitales no solo incluyen suplementos en sus formularios (sus listas de medicamentos aprobados), sino que además están abriendo sus propias tiendas de suplementos especiales en el hospital mismo y en línea. Algunos médicos están haciendo lo mismo. De acuerdo con una encuesta de Gallup de 200 médicos, actualmente el 94% recomienda vitaminas o minerales a algunos de sus pacientes y el 45% han recomendado también suplementos de hierbas. Además, el 7% no solo recomienda suplementos, sino que además los vende en su consultorio.
Los consumidores están comprando esos productos por montones. De acuerdo con la revista científica Nutrition Business Journal, las ventas de suplementos han aumentado en un 81% en la última década. Este aumento es fácil de entender: Los suplementos son más fáciles de conseguir que los medicamentos con receta, y tienen la fama de ser más naturales y por lo tanto más seguros. Sus etiquetas a menudo prometen hacer frente a problemas de salud para los que existen pocas soluciones fáciles. ¿Quieres una cintura más pequeña? La garcinia cambogia sirve para eso. ¿Músculos más grandes? Prueba con creatina. ¿Mejor sexo? Yumbina (Yohimbe). ¿Qué te parece un buen impulso a tu cerebro? Ácidos grasos Omega 3. ¿O a tu nivel de energía? Ginseng.
Es difícil decir qué parte de esos productos suponen un riesgo para los consumidores. Un informe del 2013 de la Oficina de Responsabilidad del Gobierno (GAO) encontró que desde 2008 hasta 2011, la FDA recibió 6,307 informes de problemas de salud por suplementos nutricionales, incluyendo 92 muertes, cientos de enfermedades con peligro de muerte, y más de 1,000 lesiones o enfermedades graves. La GAO sugiere que debido a la información incompleta, el número real de incidentes puede ser mucho mayor.
Una verdadera cifra seguiría siendo probablemente minúscula en relación con la cantidad de suplementos que se compran y se consumen. Pero no hay manera confiable de saber si un suplemento en cuestión es seguro. Y el hecho es que los suplementos nutricionales, que tu médico te podría recomendar y que probablemente están en la farmacia justo al lado de los medicamentos de venta libre confiables o justo frente a los medicamentos recetados, no están siendo regulados de la misma manera que los medicamentos.
“No solo son potencialmente peligrosos los ingredientes publicitados de algunos suplementos”, dice el doctor Pieter Cohen, MD., profesor asistente de medicina de la Facultad de Medicina de Harvard que ha estudiado ampliamente los suplementos y ha escrito numerosos artículos sobre el tema, “sino que debido a la forma en que están regulados, a menudo no se tiene ni idea de lo que en realidad se está ingiriendo”.
Los consumidores están en la oscuridad
Los suplementos nutricionales están sujetos a regulaciones menos estrictas que los medicamentos de venta libre y los recetados. La FDA clasifica los suplementos de manera diferente que los medicamentos. De manera que las compañías que fabrican y venden suplementos no están obligadas a demostrar que son seguros para su uso previsto antes de venderlos, o que funcionan como dicen los anuncios comerciales, o aún más que sus paquetes contienen lo que la etiqueta indica.
Y debido a esas políticas laxas, los suplementos que acaban entrando en las tiendas minoristas, consultorios médicos y hospitales pueden presentar una serie de problemas potenciales. Pueden ser ineficaces, estar contaminados con microbios o con metales pesados, estar peligrosamente mal etiquetados o adicionados intencionadamente con fármacos ilegales o de receta. También pueden causar efectos secundarios dañinos por sí mismos e interactuar con medicamentos recetados de manera que reduzcan la eficacia de esos medicamentos.
Con excepción de los suplementos que contienen hierro, ninguna otra información tiene que ser comunicada a los consumidores. Los consumidores tampoco se dan cuenta de la necesidad de preguntar acerca de los problemas potenciales. De acuerdo con una encuesta representativa a nivel nacional de Consumer Reports en el 2015, casi la mitad de los adultos estadounidenses creen que los fabricantes de suplementos prueban la eficacia de sus productos y más de la mitad piensa que los fabricantes hacen pruebas de la seguridad de sus productos antes de venderlos.
“Ves estos productos en farmacias o en consultorios médicos y asumes que han sido evaluados y comprobados, al igual que cualquier otro medicamento que se vende en esos lugares”, dice el doctor Paul Offit, MD. un especialista en enfermedades infecciosas del Hospital Infantil de Philadelphia, que escribió un libro sobre la industria de los suplementos. “A menudo están en el mismo estante al lado de los productos aprobados por la FDA y hay poca o ninguna indicación de que no están sujetos a las mismas normas”.
Con la ayuda de un panel de expertos, en Consumer Reports se identificaron 15 ingredientes de suplementos que se deben evitar, y son aquellos que se han relacionado con problemas médicos graves, como daño a los órganos internos, cáncer y paro cardíaco. Encontramos estas substancias en productos que se venden en algunas de las tiendas minoristas más confiables del país, incluyendo Costco, GNC, y Whole Foods.
Luego, enviamos a nuestros compradores secretos a esas tiendas a hacer preguntas detalladas a los farmacéuticos y al personal de ventas sobre los productos en nuestra lista. Nos alarmó su falta de conocimiento acerca de los riesgos asociados con esos suplementos. Los minoristas no tienen ninguna obligación legal de estar bien informados acerca de estos suplementos, pero a menudo son el último recurso a quien consulta un consumidor antes de decidir si debe o no comprarlos.
Una poderosa industria ha nacido
Nuestro amor moderno por los suplementos nutricionales comenzó en 1970, cuando Linus Pauling, el químico y premio Nobel en dos ocasiones, declaró que tomar 3,000 mg de vitamina C al día podría abolir el resfriado común. Pauling promovió dicha afirmación durante casi dos décadas con el suficiente fervor evangélico para acallar todos los estudios que lo refutaban.
La locura de la vitamina C que se desencadenó ayudó a impulsar una industria floreciente que para la década de 1990 estaba ofertando una amplia gama de suplementos con pretensiones cada vez más audaces. Cuando la FDA intervino para regular este tráfico, la industria se defendió. Un grupo de ejecutivos de la industria dirigidos por Gerald Kessler, fundador de la compañía de suplementos Nature’s Plus, se unieron para argumentar que los suplementos nutricionales, eran productos “naturales” intrínsecamente seguros. También argumentaron que someter a estos productos a las normas creadas para los productos farmacéuticos ‘no naturales’ era peor que innecesario; esto propulsaría mucho el costo debido al cumplimiento de la normativa, obligando a sacar de los estantes a productos favoritos de la gente y privando a los consumidores de algo a lo que deberían tener acceso sin restricciones.
Cartas de los fabricantes de suplementos y de los consumidores inundaron el Congreso, y estrellas de cine, incluyendo a Mel Gibson hablaron en los medios de comunicación. Todos ellos pedían lo mismo: la libertad de elección en los productos de salud. “Fue diferente a cualquier otra campaña de presión que se hubiera visto antes“, dice Henry Waxman, un ex congresista demócrata de California que ayudó a promover una regulación más enérgica. “La gente creía lo que se les decía, ya que alimentaba su opinión de que los médicos, las compañías farmacéuticas, y la FDA querían bloquear las medicinas alternativas que podrían mantener a la gente sana. Lo que no entendían es que este punto de vista estaba manipulado por personas que iban a salir ganando mucho dinero”.
Cuentan con tener muy poca supervisión
La campaña de la industria dio lugar a la Ley de Salud y Educación de Suplementos Dietéticos (DSHEA) de 1994. Algunos médicos y reguladores dicen que eso comprometió la seguridad del consumidor al tratar a los suplementos nutricionales como algo distinto y diferente de los medicamentos recetados. Antes de que una compañía pueda vender un nuevo medicamento, debe presentar datos de ensayos clínicos extensos a la FDA que demuestren que es seguro y eficaz para su uso previsto. Solo después de que la agencia revisa la información y aprueba el nuevo medicamento puede ser comercializado para los consumidores.
El proceso puede durar años y costar más de $2 mil millones. Bajo la DSHEA, los suplementos nutricionales se someten a un estándar diferente. “Están regulados en base a la premisa de que son 100% seguros”, dice el Dr. Cohen. Los fabricantes de suplementos están obligados a probar la identidad, pureza, potencia y composición de su producto, pero no tienen que presentar los resultados a la FDA. También tienen que notificar a la agencia sobre nuevos ingredientes. Pero esos ingredientes solo son revisados en cuanto a seguridad; no están sujetos a ningún proceso de aprobación formal. Y, en todo caso, algunas empresas han desobedecido esa regla, con un efecto desastroso.
Por ejemplo, en Hawaii en 2013, un brote de lesiones hepáticas que llevó a 47 hospitalizaciones, 3 trasplantes de hígado y una muerte, se rastreó hasta llegar a un nuevo ingrediente, llamado aegeline, en ciertos suplementos OxyElite Pro para bajar de peso que los fabricantes no habían notificado a la FDA.
Las compañías tienen prohibido afirmar que un suplemento puede curar o tratar una enfermedad específica, pero en años recientes, cientos de fabricantes de suplementos han sido sorprendidos haciendo ese tipo de afirmaciones. Y aunque los suplementos están técnicamente sometidos a las Buenas Prácticas de Fabricación Actuales de la FDA, no se hace lo suficiente para monitorear las instalaciones y comprobar el cumplimiento de las normas. Según un estudio del 2015 de la revista Drug Testing and Analysis, hay alrededor de 15,000 fabricantes de suplementos nutricionales cuyos productos se venden en Estados Unidos. Los datos obtenidos por Consumer Reports a través de una solicitud conforme a una Ley de Libertad de Información (Freedom of Information Act) muestran que desde 2010, la agencia ha inspeccionado menos de 400 de esas empresas por año fiscal.
Parte del problema es la falta de recursos. A partir de que la DSHEA se convirtió en ley, el número de productos de suplementos ha crecido de cerca de 4,000 en 1994 a más de 90,000 en la actualidad. El presupuesto de la FDA para monitorear los suplementos no ha crecido al mismo ritmo. Hoy en día, la industria genera $40 mil millones al año; el presupuesto de la agencia para la regulación de suplementos no es más que una pequeña fracción de esa cantidad.
Para retirar un suplemento del mercado, la FDA debe demostrar que representa un peligro para los consumidores una vez que está a la venta. Eso depende en gran medida de que los médicos, los consumidores y los fabricantes de suplementos informen acerca de cualquier problema sospechoso. Pero incluso a los médicos podría no ocurrírseles relacionar una enfermedad con el uso de un suplemento. Y si lo hacen, tal vez ni se les ocurra llamar a la FDA. El informe de la GAO encontró que de las llamadas relacionadas con suplementos, se hicieron más de mil a los centros de control toxicológico que a la FDA.
El Consejo para la Nutrición Responsable, el grupo comercial líder de la industria de los suplementos, dice que sus productos están bien regulados y que la gran mayoría no suponen ningún riesgo. “Hay una pequeña minoría de los productos que contienen ingredientes que no deberían estar allí,” dice Steve Mister, presidente y CEO del grupo. “Sin embargo, las empresas más grandes, las grandes marcas que todos conocemos, las que producen la mayor parte de los productos que hay a la venta, lo están haciendo muy bien y son muy seguras para los consumidores”.
La ruleta rusa con los minoristas
La diferencia entre los suplementos nutricionales y los medicamentos con receta es más aparente en tu farmacia local. Los medicamentos con receta se mantienen seguros detrás de un mostrador atendido por un farmacéutico certificado. Los pedidos se hacen con anticipación y vienen acompañados con la documentación que explica los riesgos asociados con el producto. Los suplementos no vienen con dichas medidas de seguridad. Los puedes tomar de un estante de la farmacia sin pensarlo dos veces.
Algunas tiendas pueden tener letreros que advierten sobre ciertos ingredientes de los suplementos. Pero si tienes preguntas específicas, es posible que no haya quien las responda. El personal de ventas por lo general no son médicos expertos, ni son necesariamente farmacéuticos preparados para asesorar a los clientes sobre los productos de venta sin receta fuera de su ámbito de competencia.
Para averiguar qué tipo de orientación podrían requerir los clientes de los empleados de la tienda, Consumer Reports envió 43 compradores secretos, consumidores verdaderos, a los que les dio información crítica y los mandó por todo el país para servir como sus ojos y oídos, a Costco, CVS, GNC, Walgreens, Whole Foods, y Vitamin Shoppe. Fueron a 60 tiendas en 17 estados, en donde preguntaron a los empleados (en su mayoría personal de ventas, aunque también algunos farmacéuticos) acerca de productos que contienen varios de los ingredientes de la lista de los “15 ingredientes que se deben evitar siempre”.
La mayoría de los empleados no les advirtieron sobre los riesgos ni les preguntaron acerca de afecciones preexistentes ni de otros medicamentos que pudieran estar tomando. Muchos dieron información que era o engañosa o de plano incorrecta. Por ejemplo, cuando se les preguntó acerca del extracto de té verde (GTE), un suplemento de hierbas comercializado para bajar de peso, 2 de cada 3 vendedores dijeron que era seguro tomarlo. Ninguno les advirtió que se ha encontrado que esa hierba altera la efectividad de una larga lista de medicamentos, incluyendo ciertos antidepresivos y ciertos anticoagulantes. Y ninguno señaló que el GTE puede ser peligroso para las personas con presión arterial alta o que puede causar mareos.
Otro ejemplo: Los suplementos de kava, que se recomiendan para la ansiedad y el insomnio, pueden ser peligrosos si se toman cuando vas a manejar, y pueden agravar la enfermedad de Parkinson y la depresión. Pero cuando se les preguntó si había algo de qué preocuparse con un suplemento de kava, los empleados de Whole Foods en Maryland y en Oregón dijeron que no.
La yumbina (yohimbe), un extracto vegetal recomendado para ayudar a bajar de peso y mejorar el rendimiento sexual, se ha relacionado con efectos secundarios graves. Es peligroso para las personas con enfermedades del corazón y puede interactuar con medicamentos para la ansiedad y la depresión. Pero ninguno de los vendedores mencionó esos problemas potenciales a nuestros compradores secretos. Cuando se le preguntó a un empleado de GNC en Pennsylvania acerca de un producto con yohimbe, dijo que era seguro porque era “natural”.
Se dice que el arroz de levadura roja reduce el colesterol y mitiga los efectos de las enfermedades del corazón. Sin embargo, este suplemento también ha sido relacionado con pérdida del cabello, dolores de cabeza, y debilidad muscular. Aproximadamente la mitad de los farmacéuticos y los vendedores con los que hablaron nuestros compradores no les advirtieron de esto. Solo un farmacéutico, de un Costco en California, le aconsejó a nuestro comprador que no tomara el producto y que hablara mejor con un médico acerca de tomar una estatina recetada.
Nos pusimos en contacto con el grupo comercial de las cadenas de farmacias, así como con algunas de las tiendas individuales a las que fueron nuestros compradores, y todos los que respondieron reforzaron la importancia de una educación continua acerca de los suplementos.
¿Cuál es el papel adecuado de los médicos?
Diane Van Kempen, una maestra de escuela retirada de Franklin Lakes, New Jersey, dice que fue su médico quien le sugirió tomar un suplemento de arroz de levadura roja para disminuir su colesterol que estaba ligeramente elevado. Pero, apenas un día después de tomar una pastilla, dice que se puso letárgica y sintió malestar estomacal, ojos resecos, y dolor muscular. Incluso después de reducir la dosis a la mitad, cuenta que sus síntomas persistieron y después se agravaron. Se le bajó la presión arterial, empezó a tener episodios de vértigo, y en poco tiempo, se le empezó a caer el cabello. “Fue entonces cuando dejé de tomar el suplemento”, ella dijo.
Van Kempen no es la única en tomar un suplemento siguiendo el consejo de un médico. De acuerdo con una encuesta de Consumer Reports, el 43% de los que toman regularmente por lo menos un suplemento, fueron aconsejados por un médico.
La Asociación Médica Estadounidense (AMA) ha reprobado la venta de productos relacionados con la salud en los consultorios médicos, diciendo que plantea un conflicto de intereses. El ánimo de lucro puede alterar el juicio clínico, dice la AMA, y “socavar la obligación principal de los médicos de servir a los intereses de sus pacientes antes de servir los propios”.
Algunos profesionales de la salud se han opuesto a esa posición basándose en parte en el argumento de que si de cualquier forma los pacientes van a tomar suplementos, es mejor que sean orientados por los expertos médicos familiarizados con su historial médico. “Los pacientes tienen autonomía“, dice Mary Beth Augustine, una especialista en nutrición del Center for Health & Healing en New York. “Y si usted no respeta esa autonomía, van a dejar de decirle lo que están tomando”.
La tendencia es particularmente preocupante en los hospitales, en donde los suplementos pueden darse junto con los medicamentos recetados sin que nadie explique las diferencias entre ambos a los pacientes o a sus seres queridos. Un estudio del 2010 en la revista P&T encontró que muchos hospitales no registraron los suplementos en las historias clínicas de los pacientes como lo hicieron con los medicamentos con receta, una señal de que no estaban necesariamente monitoreando los efectos secundarios de los suplementos o sus interacciones con los medicamentos. Algunos hospitales y clínicas también están comenzando a vender suplementos en sus propias tiendas especializadas. Los suplementos que se venden en el interior de un centro de curación podrían parecer más seguros, pero las políticas para decidir cuáles tener en existencia pueden variar mucho de un centro a otro.
Por ejemplo, algunas clínicas se basan en la literatura revisada por otros doctores y por las experiencias de los médicos. “Tendemos a seguir nuestros instintos” acerca de en cuáles empresas confiamos, dice el doctor Michael Dole, MD., quien trabaja en el Instituto George Penny en Minneapolis, que vende suplementos. La tienda de suplementos de la Clínica de Cleveland lleva a cabo sus propias inspecciones de los fabricantes de suplementos.
Pero no importa cuánto escrutinio aporten las instituciones a sus procesos de selección, siguen vendiendo productos que podrían no ser eficaces y que no han sido controlados tan rigurosamente como los medicamentos recetados que ofrecen. Como dijo Augustine a una audiencia de profesionales de la salud a principios de este año, moverse en este terreno requiere un lenguaje muy . “Nunca voy a decirle a un paciente que [un suplemento] es seguro”, dijo. “Digo que es ‘probablemente seguro, posiblemente seguro, posiblemente inseguro, o que hay datos limitados para apoyar o rechazar su uso’, ¿Estoy siendo demasiado prudente? Sí”.
Cómo hacer que los suplementos sean más seguros
La demanda contra el hospital Yale-New Haven y contra Solgar sigue pendiente. Mientras tanto, la FDA, que ha instado a los médicos a que traten los probióticos como fármacos experimentales cuando los consideren para los bebés prematuros, no ha sido el único organismo que ha expresado su preocupación.
La Comisión Conjunta, una organización no lucrativa que certifica a unas 21,000 organizaciones y programas de salud en Estados Unidos, ha instado a los profesionales de la salud a que los suplementos nutricionales acaten los mismos estándares utilizados para los medicamentos recetados y los de venta libre. Y la Sociedad Estadounidense de Farmacéuticos del Sistema de Salud sostiene que la mayoría de los suplementos nutricionales no están a la altura de esas normas y no deben ser incluidos en los cuadros básicos de los hospitales.
“Lo adecuado es decir la verdad a los pacientes”, dice Arthur Caplan, Ph.D., especialista en bioética del NYU Langone Medical Center. “Hay riesgos reales involucrados [en el uso de los suplementos] y muy poca evidencia de que nada de esto funcione, punto”. En última instancia, una regulación federal más estricta es la forma más segura de proteger a los consumidores. “El Congreso tiene que intervenir”, dice Chuck Bell, director de programas para la división de políticas y acción de Consumer Reports. “Se debería exigir a los fabricantes de suplementos que registren sus productos y que demuestren que son seguros antes de entrar en el mercado”.
Algunas personas dicen que va a ser muy difícil vender la idea de que haya grandes cambios. “Si se empieza por requerir pruebas previas a la comercialización de cada suplemento nutricional, se obligará a todos estos productos en los que la gente ha llegado a depender, a que salgan del mercado”, dice Michael Cohen, un abogado de California que asesora a los médicos en el negocio de los suplementos. Aun así, hay algunas señales de que el cambio ya está en marcha.
La FDA ha ampliado su división de suplementos a una oficina completa, elevando su perfil y, al menos en teoría, aumentando su capacidad de cabildear (lobbying) para conseguir más personal y financiamiento. Y el doctor Joshua Sharfstein, MD., un ex comisionado adjunto de la agencia, dice que algunos en la industria podrían estar abiertos al fortalecimiento de al menos algunas de las regulaciones. “Quizá estemos a tan solo una crisis de distancia”, afirma.
– Por Jeneen Interlandi
Reportaje adicional realizado por Laurie Tarkan y Rachel Rabkin Peachman
15 ingredientes que siempre se deben evitar
Con la ayuda de un panel de expertos de médicos independientes e investigadores de suplementos alimenticios, Consumer Reports identificó 15 ingredientes que son potencialmente dañinos. Los riesgos incluyen daño a los órganos internos, cáncer y paro cardíaco. La gravedad de estas amenazas depende a menudo de factores tales como condiciones médicas preexistentes, al igual que de la cantidad del ingrediente tomado y el tiempo durante el cual la persona ha estado expuesta a la sustancia.
Muchos de los ingredientes en esta lista tienen también el potencial para interactuar con medicamentos de receta y de venta libre, tales como las estatinas para bajar el colesterol y medicamentos para adelgazar la sangre como aspirina y Warfarina (Coumadin y genéricos). Más aún, nuestros expertos están de acuerdo en que ninguno de estos ingredientes de suplementos proporciona suficientes beneficios para la salud para justificar el riesgo. Aún así, encontramos los 15 ingredientes en productos disponibles en línea, o en tiendas grandes tales como GNC, Costco, CVS, Walmart y Whole Foods.
ACÓNITO (ACONITE)
También llamado: Aconiti tuber, aconitum, angustifolium, monkshood, radix aconiti, wolfsbane
Beneficios afirmados: Reduce la inflamación, dolor articular, gota
Riesgos: Náuseas, vómito, debilidad, parálisis, problemas respiratorios y cardíacos, posiblemente la muerte
POLVO DE CAFEÍNA
También llamado: 1,3,7-trimetilxantina
Beneficios afirmados: Mejora la atención, mejora el desempeño atlético, pérdida de peso
Riesgos: Convulsiones, arritmia cardíaca, paro cardíaco, posiblemente la muerte; particularmente peligroso cuando se combina con otros estimulantes
CHAPARRAL
También llamado: Arbusto de creosota, greasewood, chamizo, Larrea divaricata, larrea tridentata, larreastat
Beneficios afirmados: Pérdida de peso; mejora la inflamación; trata el resfriado, infecciones, sarpullidos, cáncer
Riesgos: Problemas renales, daño hepático, posiblemente la muerte
TUSÍLAGO (COLTSFOOT)
También llamado: Coughwort, hoja de farfarae folium, uña de caballo (foalswort), tussilago farfara
Beneficios afirmados: Alivia la tos, la garganta irritada, laringitis, bronquitis, asma
Riesgos: Daño hepático, posible carcinógeno
CONSUELDA (COMFREY)
También llamado: Blackwort, bruisewort, raíz resbalosa Islippery root), symphytum officinale
Beneficios afirmados: Alivia la tos, periodos menstruales abundantes, problemas estomacales, dolor en el pecho; trata el cáncer
Riesgos: Daño hepático, cáncer, posiblemente la muerte
ZAMARRILLA DE LOS MUROS (GERMANDER)
También llamado: Teucrium chamaedrys, viscidum
Beneficios afirmados: Pérdida de peso; alivia la fiebre, artritis, gota, problemas estomacales
Riesgos: Daño hepático, hepatitis, posiblemente la muerte
CELIDONIA (GREATER CELANDINE)
También llamado: Cirigüeña (Celandine), chelidonium majus, chelidonii herba
Beneficios afirmados: Alivia el dolor de estómago
Riesgo: Daño hepático
POLVO DE EXTRACTO DE TÉ VERDE
También llamado: Camellia sinensis
Beneficios afirmados: Pérdida de peso
Riesgos: Mareo, zumbido en los oídos, reducción en la absorción de hierro, exacerbación de la anemia y el glaucoma; eleva la presión arterial y el pulso; daño hepático; posiblemente la muerte
KAVA
También llamado: Vanatu (ava pepper), kava kava, piper methysticum
Beneficios afirmados: Reduce la ansiedad, mejora el insomnio
Riesgos: Daño hepático, exacerba la enfermedad de Parkinson y la depresión, afecta la capacidad para conducir, posiblemente la muerte
LOBELIA
También llamado: Hierba para el asma, lobelia inflata, vomit wort, tabaco indio (wild tobacco)
Beneficios afirmados: Mejora problemas respiratorios, ayuda a dejar de fumar
Riesgos: Náuseas, vómito, diarrea, temblores, latido cardíaco rápido, confusión, convulsiones, hipotermia, coma, posiblemente la muerte
METILSINEFRINA
También llamado: Oxilofrina, p-hidroxiefedrina, oxiefedrina, 4-HMP
Beneficios afirmados: Pérdida de peso, aumenta la energía, mejora el desempeño atlético
Riesgos: Causa anormalidades en el pulso y ritmo cardíaco, paro cardíaco; particularmente riesgoso cuando se toma con otros estimulantes
ACEITE DE POLEO (PENNYROYAL OIL)
También llamado: Hedeoma pulegioides, mentha pulegium
Beneficios afirmados: Mejora los problemas respiratorios, trastornos digestivos
Riesgos: Falla hepática y renal, daño a los nervios, convulsiones, posiblemente la muerte
ARROZ DE LEVADURA ROJA (RED YEAST RICE)
También llamado: Monascus purpureus
Beneficios afirmados: Baja el colesterol LDL (“malo”), previene las enfermedades cardíacas
Riesgos: Problemas renales y musculares, problemas hepáticos, pérdida del cabello; puede magnificar el efecto de las estatinas que disminuyen el colesterol, aumentando el riesgo de efectos colaterales
ÁCIDO ÚSNICO
También llamado: Barba de viejo (beard moss), musgo de los árboles, usnea
Beneficios afirmados: Pérdida de peso, alivio del dolor
Riesgos: Lesión hepática
YUMBINA (YOHIMBE)
También llamado: Johimbi, pausinystalia yohimbe, yohimbine, corynanthe johimbi
Beneficios afirmados: Trata la libido baja y la disfunción eréctil, depresión, obesidad
Riesgos: Eleva la presión sanguínea; causa pulso cardíaco rápido, dolores de cabeza, convulsiones, problemas hepáticos y renales, problemas cardíacos, ataques de pánico, posiblemente la muerte
Cuándo realmente podrías necesitar un suplemento
LA MAYORÍA DE LAS PERSONAS NO LO NECESITA, PERO HAY OCASIONES EN QUE PODRÍA ESTAR INDICADO
La gran mayoría de nosotros puede obtener todas las vitaminas, minerales y otros nutrientes que necesitamos a partir de los alimentos que consumimos. Una naranja grande proporciona toda la vitamina C que una persona promedio requiere cada día, por ejemplo, y una zanahoria pequeña tiene más vitamina A de la que se necesita para el día.
Pero la investigación muestra que hay algunas personas que pueden necesitar dosis suplementarias de ciertos nutrientes, dice el asesor médico en jefe de Consumer Reports, el doctor Marvin M. Lipman, M.D. Si los análisis revelan que necesitas un suplemento, lo mejor que puedes hacer es tomar el tipo y dosis recomendados por tu médico. Puede tratarse de un suplemento de “prescripción”, que a diferencia de las versiones de venta libre, debe adherirse a los mismos estándares de seguridad y calidad de otros medicamentos de receta. En algunos casos, cuando no hay una versión de prescripción disponible, Lipman aconseja elegir un producto que lleve el sello de un grupo de análisis independiente y conocido, como la Farmacopea de Estados Unidos.
Habla con tu médico acerca de tomar estos suplementos de vitaminas y minerales si:
Planeas embarazarte en el próximo mes: 400 mcg de ácido fólico diariamente. El ácido fólico reduce el riesgo de anormalidades cerebrales y de la médula espinal, llamados defectos de nacimiento del tubo neural que pueden ocurrir en el primer mes de embarazo.
Estás embarazada: 400 mcg de ácido fólico para ayudar a proteger contra los defectos del tubo neural y 800 IU de vitamina D para ayudar a prevenir la preeclampsia. Dependiendo de tu riesgo, tu médico puede recomendar dosis más altas. Las vitaminas prenatales contienen una variedad de vitaminas y minerales, pero la nueva investigación arroja dudas sobre su necesidad para mujeres que ingieren una dieta nutritiva.
Un vegano estricto que no consume carne, pescado, huevos o lácteos: Un suplemento diario de vitamina B12.
Una persona que rara vez sale a que le dé al sol: 800 IU diarios de suplemento de vitamina D3. (Nuestros cuerpos hacen la vitamina D a partir de la luz solar).
Tomas ciertos medicamentos: Los suplementos de Vitamina B12 y de magnesio pueden ser necesarios si tomas regularmente medicamentos para la acidez tales como lansoprazol (Prevacid y genéricos) o medicamentos para la diabetes tales como la metformina (Glucofage y genéricos).
Te diagnosticaron osteoporosis: 800 IU de suplementos de vitamina D3 (o una dosis más alta según lo que recomiende tu médico), y al menos 1,000 a 1,200 mg de calcio de alimentos ricos en calcio tales como los productos lácteos y vegetales de hoja verde, para disminuir la pérdida de hueso.
Te diagnosticaron degeneración macular relacionada con la edad: Una mezcla específica de vitaminas C y E, más cobre, luteína, zeaxantina, y zinc, conocida como AREDS, puede desacelerar la progresión de la enfermedad.
Te diagnosticaron trastornos gastrointestinales, tales como la enfermedad inflamatoria intestinal o enfermedad celíaca, o una condición grave como cáncer o VIH/SIDA: Habla con tu médico acerca de la necesidad de suplementos nutricionales específicos.
Hicimos este suplemento para la pérdida de peso
FUE FÁCIL. FUE RÁPIDO. Y ES PELIGROSO
Lista de ingredientes
Guaraná
Un estimulante basado en plantas similar a la cafeína, y un diurético.
Citrus Aurantium
Un estimulante y supuestamente un supresor del apetito.
Ácido Linoleico Conjugado (CLA)
Un producto químico comercializado por su supuesta capacidad de reducir la grasa corporal y mejorar la composición del cuerpo.
Garcinia Cambogia
Un extracto vegetal del cual se dice que previene el almacenamiento de grasa y suprime el apetito.
Extracto de té verde
Un estimulante y diurético (y se encuentra en nuestra lista de ingredientes que deben evitarse).
Kava
Una raíz conocida por su capacidad para relajar los músculos e inducir el sueño (también se encuentra en nuestra lista de ingredientes por evitar).
Se supone que los suplementos alimenticios se hacen en instalaciones que siguen los lineamientos establecidos por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), pero hay algunos que pueden funcionar fuera de esta vigilancia. Casi cualquier persona puede mezclar y empacar un suplemento, incluso un producto que contenga ingredientes potencialmente dañinos, como los que tenemos aquí (bajo el título: 15 Ingredientes que siempre se deben evitar). No se requiere ninguna capacitación ni educación especial para iniciar un negocio de suplementos. Y los productos no necesitan aprobación de la FDA antes de que sean vendidos.
“Hemos encontrado gente que fabrica suplementos en el sótano de una casa y en laboratorios más pequeños que un baño”, dice Lyndsay Meyer, una portavoz de la FDA. Para demostrar qué tan fácil es ordenar equipo e ingredientes y luego empacar un suplemento que parezca como cualquiera que puedes encontrar en la tienda de vitaminas local, decidimos crear el nuestro.
Elegimos fabricar cápsulas para perder peso ya que se encuentran entre los suplementos mejor vendidos en el mercado. También son algunos de los suplementos más peligrosos disponibles. Según un estudio en The New England Journal of Medicine en 2015, fueron responsables por aproximadamente el 25% de todas las visitas de adultos a la sala de emergencias relacionadas con suplementos entre 2004 y 2013, y causaron síntomas tales como dolor en el pecho y pulso rápido.
“Es común que los suplementos para perder peso, junto con aquellos para aumentar la masa muscular y mejorar la función sexual contengan medicamentos o químicos ilegales”, dice el doctor Pieter Cohen, M.D., profesor asistente de medicina en el Harvard Medical School y experto en suplementos alimenticios adulterados. Y agrega que “los suplementos para perder peso se encuentran entre aquellos de los que es más probable que se hagan declaraciones falsas o engañosas en sus etiquetas”.
Al formular nuestro producto, no incluimos medicamentos de prescripción ni ningún otro producto químico ilegal. Pero sí utilizamos ingredientes potencialmente dañinos que se venden legalmente. Hicimos aproximadamente 80 cápsulas de nuestro suplemento, al cual denominamos Thinitol. Si hubiéramos pretendido comercializar nuestro
|
|