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8 de septiembre de 2016

El Pais

Casi un año después de estallar el escándalo de emisiones de Volkswagen, otro gigante de la industria alemana es acusado de haber participado activamente en el fraude. Robert Bosch GmbH, el mayor suministrador de la industria automotriz del mundo, jugó un papel clave en el desarrollo de la tecnología para trucar las pruebas de emisiones contaminantes de los modelos diésel de Volkswagen (VW) al permitir su uso, según el escrito de acusación de los abogados ante la Corte Federal de San Francisco (EE UU).

El pasado 18 de agosto, los abogados que representan a 171 propietarios de coches AUDI, Porsche y Volkswagen que estaban afectados por el fraude de las emisiones en Estados Unidos presentaron una demanda contra VW ante la Corte Federal de San Francisco. En la demanda involucraron a Bosch en el engaño y calificaron a la firma como un "partícipe activo en una conspiración masiva para defraudar durante una década a los consumidores estadounidenses", según los abogados estadounidenses.

Varios medios alemanes, entre ellos, los periódicos Die Welt y Süddeutsche Zeitung, han tenido acceso a la voluminosa documentación presentada por los letrados, de más de 700 páginas. Y este miércoles han publicado parte del contenido de la acusación. Según las informaciones basadas en la acusación de los letrados, BOSCH habría supervisado durante años, el desarrollo y el uso de un software que hacia posible trucar las emisiones de gases contaminantes.

La acusación presentada por los abogados ante la Corte Federal de San Francisco señala también que Volkswagen nunca habría podido utilizar el programa informático para manipular las emisiones sin el consentimiento de BOSCH. La empresa, que tiene su sede en Stuttgart, estaba al corriente del uso que los ingenieros de VW querían darle al software para falsear las emisiones, según el documento.

Bosch despertó las sospechas de los abogados, cuando estos descubrieron que la empresa había exigido a VW, en una carta fechada el 2 de junio de 2008, que debía indemnizarle si se culpaba al suministrador como responsable de que no se autorizara el uso del programa informático que controlaba las emisiones y falseaba los datos de emisiones.

En la carta, BOSCH advierte a Volkswagen que el uso del software puede ser clasificado en Estados Unidos como un "dispositivo manipulador (defeat device) cuyo uso está prohibido en ese país. VW ignoró la petición de BOSCH, pero la firma siguió trabajando en el programa informático, una decisión que convirtió a BOSCH en cómplice del fraude, según el escrito de acusación que califica a la firma de componentes como un "activo y consciente protagonista de una manipulación destinada a engañar a los clientes".

De acuerdo con el escrito de acusación presentado por los abogados que defienden los intereses de 171 propietarios de coches afectados por las emisiones, VW jamás habría podido utilizar el software para trucar las emisiones sin la ayuda de Bosch. A partir de 2011 un grupo de 20 ingenieros de Bosch comenzaron a diseñar un código para el software bajo el nombre "ECD17" (Control electrónico Diésel 17, en español), cuya función era activar una alarma cuando un coche era sometido a una prueba técnica en la emisión de gases contaminantes. Un año más tarde, 35 ingenieros de VW tuvieron acceso a los detalles técnicos del software, que en su momento fue clasificado como "altamente secreto".

"La modificación del software no habría sido posible sin la cooperación entre VW y Bosch. Esa cooperación se logró gracias a un alto grado de coordinación entre Bosch y VW", añade la acusación.

Las sospechas sobre la participación de Bosch en el escándalo de emisiones nacieron poco después de que se descubriera el fraude, pero BOSCH reaccionó con rapidez y se defendió, que había advertido en 2007 a Volkswagen sobre el uso indebido del programa. Según la empresa, el software había sido suministrado a VW para uso interno y de prueba, pero no para el uso comercial.

En un comunicado Bosch también advirtió que no podía dar más detalles porque le unía a VW una "cláusula de confidencialidad". Ante las nuevas revelaciones periodísticas, BOSCH no quiso reaccionar y solo repitió que la empresa evitaba hacer comentarios sobre procesos que están en marcha.

En cambio, el periódico Süddeutsche Zeitung afirmó que, sin el consentimiento de BOSCH, VW no habría podido introducir cambios en el software para manipular la emisión de gases tóxicos.