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  Por el libro
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16 de enero de 2018

El Nuevo Herald

WASHINGTON (AP) — El intento de expulsar a la empresa hotelera de Donald Trump de la gestión de un hotel de lujo en Panamá se ha convertido en una agria disputa con acusaciones de malas prácticas financieras.

Trump Hotels ha impugnado su despido y su personal echó a un equipo de directivos de Marriott invitados el mes pasado a visitar la propiedad durante una búsqueda de un nuevo gestor, según dos personas familiarizadas con el asunto.

Después de que la asociación de propietarios del establecimiento acusara a Trump Hotels de administración desleal y mala praxis financiera en una demanda de arbitraje de 15 millones de dólares, la empresa propiedad del presidente de Estados Unidos respondió con una contrademanda de 200 millones de dólares y se negó a entregar las cuentas de la propiedad.

Cuando un equipo de Marriott International Inc. llegó al edificio a invitación del propietario mayoritario del hotel, el personal de Trump les pidió que se marcharan, según las dos fuentes, que hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados a comentar en público lo que había ocurrido.

El jefe de Trump Hotels, Eric Danziger, también llamó al director general de Marriott, Arne Sorenson, para quejarse por la visita, según las dos personas.

En general, Marriott evita propiedades con disputas entre dueños y gestores. Pero la llamada de un alto directivo de Trump al director general de Marriott, que gestiona más de 6.000 hoteles, planteó la incómoda cuestión de cómo interactúan las empresas estadounidenses con un negocio propiedad del presidente.

Como la mayoría de las empresas internacionales, Marriott ha planteado temas empresariales e intereses sobre normativa al gobierno de Trump. Los empleados federales que viajan y ofrecen conferencias para el gobierno pagan por utilizar sus propiedades y Marriott ha hecho presión sobre el gobierno y el Congreso sobre cuestiones de turismo, comercio y restricciones legales a las propiedades en Cuba, así como información a los consumidores sobre las tarifas en complejos turísticos, entre otros asuntos.

El asesor legal jefe de Trump Organization, Alan Garten, dijo que la llamada no pretendía presionar a Marriott.

“Tenemos una gran relación con Marriott”, indicó Garten. “Ellos agradecieron que les explicáramos que tenemos un contrato válido”.

Una portavoz de Marriott declinó hacer comentarios.

El asunto subraya los posibles problemas de ética planteados por la decisión de Trump de no desinvertir de su negocio, señaló Larry Noble, jefe de Campaign Legal Center, un grupo de interés público con sede en Washington que estudia cuestiones sobre democracia.

“Yo no sé si tienen un contrato válido o no”, dijo Noble. “Pero si eres una empresa grande, de verdad tendrías que pensarlo dos veces antes de meterte en una pelea con una de las empresas del presidente”.

Desde que Trump asumió el cargo, hoteles Trump en Nueva York y Toronto han alcanzado acuerdos discretos para distanciarse de la marca Trump.

Pero la disputa en Panamá empieza a parecer una pelea en toda regla.

En una carta a otros propietarios, el inversionista que lidera la junta directiva de dueños acusó a Trump Hotels de “descarada administración desleal, ruptura de contrato, apropiación ilícita e incumplimiento de deberes fiduciarios”.

“Nuestra inversión no tiene futuro mientras el hotel esté gestionado por un operador incompetente cuya marca se ha visto manchada sin remedio”, afirmó en la misiva Orestes Fintiklis, socio administrador de la firma con sede en Miami Ithaca Capital Partners. Trump Hotels, afirmó, “se niega a mantener sus últimos vestigios de dignidad y abandonar de forma pacífica nuestra propiedad”.