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  Por el libro
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27 de mayo de 2019

EFE

El agricultor Blake Hurst del estado de Misuri calcula que este año perderá unos 250,000 dólares por la guerra comercial con China, una situación que se repite en otras partes del país donde muchos granjeros piden al presidente de EE.UU., Donald Trump, un acuerdo con el gigante asiático.

“En el último año he perdido en torno al 20 % de ingreso”, dijo este viernes a Efe Hurst, que tiene una explotación de soja y maíz de unos 6,000 acres (unas 2.428 hectáreas), de la que dependen seis familias.

Precisamente el jueves Trump aprobó un paquete de ayuda al sector agrícola de 16,000 millones de dólares, con el fin de paliar los efectos de la disputa comercial con China.

En 2018, el Gobierno estadounidense ya anunció un programa de asistencia similar por 12,000 millones de dólares para agricultores y ganaderos.

La guerra comercial con China se ha recrudecido a comienzos de este mes, con el aumento por parte de EE.UU. de los aranceles a importaciones chinas de más de 5,000 productos, valoradas en unos 200,000 millones de dólares, pasando de un gravamen del 10 % a uno del 25 %.

Como represalia, China planea imponer a partir del 1 de junio aranceles del 25 % a bienes importados de EE.UU. por valor de 60,000 millones de dólares.

Para Hurst, “las ayudas anunciadas por el Gobierno son más generosas de lo que esperaba, pero insuficientes”: “Lo que queremos es una solución a todo esto”, dijo este agricultor, que es presidente del Missouri Farm Bureau, la principal agrupación de granjeros del estado.

Hurst se quejó del desplome de los precios tanto de la soja como del maíz, aunque aseguró que el primer cultivo ha sido el más afectado.

“La mitad de la soja que cultivamos la dedicamos a exportación y de esa cantidad un tercio iba para China”, dijo, al tiempo que añadió que siguen exportando a otros mercados como la Unión Europea (UE).

Desde el vecino estado de Illinois, donde el principal cultivo es la soja, el economista sénior del Illinois Farm Bureau, Mike Doherty, explicó hoy a Efe que los precios han descendido en los últimos doce meses al menos dos dólares.

Doherty, cuya organización es la principal asociación de agricultores de ese estado y agrupa a unos 400,000, indicó que en enero la Universidad de Illinois hizo una proyección de las pérdidas que sufriría el granjero medio si el precio de la soja caía hasta los 8,5 dólares la fanega, y calculó que serían de unos 85,000 dólares este año.

“El problema es que (la fanega de soja) ahora está a ocho dólares, e incluso menos, así que imagínese cuáles van a ser las pérdidas”, lamentó.

Para compensar ese descenso, los agricultores de Illinois están plantando maíz, cuyo valor también está bajando pero a un ritmo menor.

Este economista auguró que si no se da salida a la disputa comercial con China, “algunos agricultores pequeños no serán capaces de asumir el coste de los equipos al igual que otras granjas grandes”.

Y, en consecuencia, “habrá un número mayor de granjeros que dejarán de serlo”, predijo.

Otra de las repercusiones será una mayor concentración de las explotaciones agrícolas y “un aumento del estrés financiero sobre las granjas en forma de retrasos en (el pago) de préstamos. Va a haber más agricultores endeudados”, señaló Doherty, quien llamó la atención sobre el aplazamiento en la compra de utensilios y maquinaria por parte de los afectados.

Respecto a la ayuda anunciada este jueves por Trump, “necesitamos ver los detalles, todavía no sabemos cuánto va a recibir cada agricultor”, remarcó.

Aun así, a juicio de este economista, lo que se necesita para resolver la situación en la que se encuentra el sector agrícola del país es “volver a tener relaciones comerciales normales y resolver los asuntos que tengamos con países como China y con otros socios comerciales importantes como Japón y la UE”.

Y es que, recordó, “no se puede olvidar el hecho de que China es el país más poblado del mundo, hay que tenerlo en cuenta si quieres vender soja”.

“Creo que (los aranceles a China) se han impuesto por alguna razón y esta Administración tiene unos objetivos determinados con los aranceles, estamos a la espera de ver que esa estrategia funcione”, apuntó el experto.

No obstante, Doherty se mostró esperanzado en que la situación se solucione, como ha ocurrido con Canadá y México, con los que EE.UU. logró renegociar un nuevo tratado comercial, que se ha bautizado como T-MEC.