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  Por el libro
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Primera Hora

 

Con la esperanza de construir un nuevo comienzo y de tener un hogar seguro donde vivir con los suyos, 63 familias invirtieron en el proyecto Hillview, en Trujillo Alto.

 
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Hoy, cuatro años después, sus sueños se han esfumado y viven lo que ellos han denominado como un “infierno” que ha acabado con sus anhelos.

La situación tomó otros matices hace unos meses cuando una firma de ingenieros, contratada por residentes que llevan casos a nivel judicial contra el desarrollador, les advirtió que el edificio tiene de seis a nueve años de vida útil debido a los problemas estructurales que le afectan.

Y, es que el complejo de 163 apartamentos vendidos entre los $110,000 y $130,000, se edificó en 1970, a pesar de que los residentes aseguran que el mismo se les mercadeó como de nueva construcción, lo que les hizo posible beneficiarse del incentivo de $25,000.

 

“Llegar aquí es frustante. Yo opto por llegar e irme porque no soporto ya estar aquí, porque tú compras ésto con la ilusión de formar una familia y no podemos hacer eso por tantas dificultades”, confesó Alexis Matos, residente del piso 4.

“De haber sabido que esto iba a hacer así, que Hillview se iba a convertir en Hellview, porque ha sido un infierno, yo no hubiera comprado”, indicó, por su parte, Waleska Torres.

Aquí no hubo luna de miel, aseguró el grupo. Los vicios de construcción comenzaron a aflorar aún antes de asentarse. Filtraciones, problemas de comején, polilla y fisuras en las paredes son sólo algunos de los problemas que enfrentan.