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  Por el libro
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CNN Expansion

FORTUNE — Cuando hay lanzamientos como el de este martes con la presentación de la Xbox One, se muestra la mejor cara del producto, una imagen brillante e impecable que circulará a partir de hoy hasta el día en que se venda en las tiendas: la foto de catálogo.

Pero mientras los ejecutivos de Redmond hablaban sobre procesadores de ocho núcleos y sensores infrarrojos (que son, no me malinterpreten, muy importantes), yo estaba ansioso por echarle un vistazo a la parte trasera de la consola, donde esperaba encontrar al verdadero protagonista: una entrada de cable coaxial o una ranura para tarjeta CableCard. Lamentablemente, no vi ninguna.

En definitiva, la nueva Xbox de Microsoft es un logro de la electrónica, la informática, los juegos y las redes. Cuando se trata de consolas de videojuego, equipos de streaming, o unidades PC de entretenimiento -con perdón de Sony, Nintendo, Apple y Roku- nada la iguala. Pero etiquetada insistentemente como un "sistema doméstico de entretenimiento todo-en-uno", la próxima consola de Microsoft no sólo parece dejar irresuelta la crucial integración con la televisión, sino que también encadena a los usuarios a sus decodificadores de cable o satélite. Esto hace que la nueva Xbox no sea el único periférico que tu televisor necesita, porque en realidad necesitará dos.

Para poder disfrutar de algunas de las funciones más integrales de la Xbox One, como su guía de programación o usar Skype mientras ves la tele, prepárate para pagar extra, cada mes. Lo pone bien claro en letra pequeña: "Requiere un sintonizador de televisión o una consola cable/satélite compatibles con salida HDMI y cable HDMI (de venta por separado)".

Muchos de los posibles compradores de la Xbox One me dirán que ya tienen un decodificador de cable, por lo que la inversión en una Xbox One vale la pena. Pero en los últimos años, una creciente cantidad de usuarios han estado deshaciéndose de sus sintonizadores suministrados por el proveedor de cable y empleando en su lugar las llamadas CableCards. Y con 70 millones de Xbox 360 en todo el mundo, ésta era una gran oportunidad para que muchos más migraran a esa tecnología.

Las CableCards se conectan a las ranuras PCMCIA, dándole a dispositivos de terceros acceso a las cadenas de televisión por cable y satelital. Creadas por legislación en la Ley de Telecomunicaciones de 1996, en la actualidad hay 600,000 CableCards desplegadas en Estados Unidos, casi un 8% más respecto al año pasado, según un informe de febrero de 2013 de la Asociación Nacional de Cable y Telecomunicaciones de EU. (En comparación, hay más de 39 millones de decodificadores de cable).

El repunte en la adopción registrado el año pasado podría deberse a que TiVo Premiere lanzó un servicio bidireccional a finales de 2012, lo que dio a los usuarios acceso a los servicios on demand de proveedores como Comcast. Yo personalmente hice esa actualización e, irónicamente, desde que me deshice de mi decodificador de cable nunca he sido más feliz con mi servicio de televisión. El lunes, TiVo anunció su mayor incremento trimestral de suscripciones en más de siete años, una ganancia de 277,000 suscriptores de cable.

También se ha reportado recientemente que el fabricante de televisores inteligentes, Samsung, está considerando dicha tecnología para remediar la mala experiencia del usuario del cable y ofrecer mejores servicios interactivos. Y el verano pasado, Bloomberg informó que Apple colaboraría con Comcast en una nueva interfaz, pero como millones de personas hoy siguen mirando los horribles menús azules de la compañía de cable, asumimos que la alianza no cuajó.

Pero si la tecnología CableCard es lo suficientemente buena para TiVo y Samsung, ¿por qué no era factible para Microsoft? Es un misterio, aunque no es una sorpresa.

Por impopular que haya sido el protocolo -y tan difundido ya como la propia norma HDMI- Microsoft podría incluso haber sido perdonada por mostrarse progresista en esta especificación particular. Pero imagino que la decisión fue el resultado de las negociaciones gerenciales con los proveedores de servicios múltiples (MSO), en donde Microsoft solicitó la información de la programación y los horarios, y las compañías de televisión le dijeron: "Claro, siempre y cuando la extraigas de nuestros decodificadores".

Los decodificadores representan una fuente de ingresos constante para los MSO. Los estándar de alta definición les reportan a los proveedores entre ocho y 10 dólares al mes, sin incluir las tarifas de los servicios, y los proveedores han recurrido a estos cobros para compensar la deserción causada por los espectadores que literalmente cortan el cable para pasarse a servicios como Netflix y Aereo. Con la Xbox One, sin embargo, los proveedores tienen un aliado que mejora la interfaz de usuario y garantiza los ingresos provenientes de los decodificadores, no hay pierde, ganan por donde se mire.

En cambio, las CableCards cuestan solamente 2.50 dólares al mes, y la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos ha ordenado que los proveedores entreguen la primera sin costo alguno.

Pero si los usuarios de la Xbox One desean capacidades de grabación de televisión (DVR), parece que tendrán que pagar aún más a los proveedores de televisión (o conseguir un tercer equipo), socavando todavía más el valor añadido que tenía la consola de videojuegos como un "sistema todo-en-uno". Por supuesto, Microsoft está promocionando los 500 gigabytes de disco duro de la Xbox One y su funcionalidad DVR que permite grabar videos de los juegos, pero no mencionó las capacidades de grabación de televisión en el anuncio del martes.

De hecho, Don Mattrick, presidente de entretenimiento interactivo de Microsoft, apenas si mencionó en su discurso "la televisión en vivo y grabada", perdida entre "los juegos casuales y los juegos core" y "los deportes y las películas", planteando la siguiente pregunta: "¿Podemos mejorar ese salón de la casa que se ha vuelto demasiado complejo, demasiado fragmentado, y demasiado lento, armonizando las experiencias?".

Bueno, no sé, Microsoft... ¿tú podrías?