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  Por el libro
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21 de julio de 2021

El Vocero

Aunque los restaurantes ya no cuentan con restricciones en la capacidad para acomodar a los comensales en el salón comedor, el reto de asumir los altos costos de alimentos, combustible y utilidades sigue encareciendo el costo de hacer negocio en Puerto Rico, lo que redunda en otro aumento al consumidor.

Así lo expusieron a EL VOCERO representantes del sector de restaurantes de la Isla, quienes coinciden en que es un reto mantener las operaciones con tantos aumentos impuestos a la misma vez.

Ramón Leal, vicepresidente sénior de operaciones en International Restaurant Services Inc. (IRSI), aseguró que en su trayectoria de 30 años en esta industria, “constantemente he visto que algunas cosas aumentan y otras bajan, pero nunca había visto que todo subiera a la misma vez”.

Puntualizó como ejemplo, que el churrasco que les costaba $9.95 la libra ahora se vende en $21.00 la libra. Al costo de la carne sumó el alza en el dióxido de carbono (CO2) que se utiliza en los refrescos y el alza en el petróleo, que impacta la bomba de gasolina y por ende el gasto de acarreo. “Es un gran reto”, expresó Leal.

Según el empresario los productos, ingredientes y alimentos que utilizan los restaurantes han subido en promedio entre 20% y 25%, lo que ha provocado que algunos establecimientos hayan tenido que incrementar el precio por plato del menú entre 5% y 8%.

Indico que hay restaurantes donde los dueños se han visto obligados a reducir los días de apertura, los horarios y hasta el menú.

Esta realidad la confirmó Mateo Cidre, presidente electo de la Asociación de Restaurantes de Puerto rico (Asore) y fundador de Sobao by Los Cidrines. Resaltó que hay dificultad para mantener los restaurantes abiertos.

Sostuvo que la industria de los restaurantes está tratando de sobrevivir a la pandemia, pero a la situación salubrista se ha sumado el alza en el costo de agua, luz y nómina de empleados. “Definitivamente ahora el propósito es subsistir”, acotó.

Alza en precios

Leal expuso que los establecimientos dedicados a la venta de alimentos preparados tratan de no subir los precios para no afectar el bolsillo del cliente, pero al tener que comprar los productos más caros que previo a la pandemia, les resulta difícil generar ganancias.

“Estamos tratando de ser más eficientes al momento de manejar nuestras operaciones y en ocasiones el aumento se le pasa al consumidor. Esperemos que esto sea cíclico y todo vuelva a la normalidad. Hemos enfrentado ya tres aumentos de energía eléctrica y otros en el precio del gas”, detalló el portavoz de IRSI.

Sobre este particular, Cidre aseguró que los comerciantes están asumiendo el gasto adicional que enfrentan para afectar lo menos posible al consumidor, que entienden ya no aguanta otra alza en el precio de la comida.

“Buscamos los mejores precios del mercado y si están muy por encima del costo que teníamos, no compramos esos productos. La mayoría de los restaurantes está haciendo ajustes y algunos suben sus precios de venta, pero ha sido mínimo. Al final somos quienes estamos asumiendo el golpe económico”, enfatizó el presidente de Asore.

Entiende además, que los restaurantes están enfrentando “la tormenta perfecta”, ya que los incrementos se experimentan a todos los niveles desde el costo de las utilidades hasta el costo de la carne y los vegetales, “cuando más necesaria es la comida preparada”.

Enfatizó también la necesidad de tomar medidas para asegurar los trabajos en la industria de alimento y salvaguardar el servicio que se le brinda al cliente, porque comer afuera no es un lujo, sino una necesidad.

“Esto me afecta a mí que soy mediano comerciante, a Leal que viene de una franquicia y también a los grandes. Todos estamos en la misma situación”, recalcó el presidente de Asore.

El impacto ha sido menor en los restaurantes de servicio rápido —los ‘fast foods’—, pero se indicó que se mantienen al tanto de la situación económica a nivel global y de la Isla para buscar la manera de afrontar los efectos.

Así lo sostuvo Humberto Rovira, principal oficial ejecutivo (CEO) de Encantos Restaurants —propietarios de KFC, Pizza Hut, Taco Bell y iHop— quien señaló que ha constatado la inflación y la está monitoreando para asegurar la operación, y asegura que por el momento están absorbiendo los costos.

“Tenemos contratos a largo plazo en alimentos y participamos de cooperativas, por lo que no nos afecta tanto el aumento de la carne. Lo que ha sido un reto son los empleados, necesitamos cerca de 700, aunque en las últimas semanas hemos visto un movimiento favorable de entrevistas”, informó.

Preocupa la escasez

Durante los meses de verano se ha ido normalizando el turismo que llega a la Isla, lo que preocupa al vicepresidente sénior de IRSI, por la escasez de productos que aseguró hay para atender la demanda extranjera y de la Isla.

“Estamos viendo y pagando el costo de la pandemia a nivel de Estados Unidos y mundial. En Puerto Rico hay escasez de productos como alitas, pechugas de pollo y hasta de tequila, porque los grandes productores de México se quedaron cortos en las botellas de cristal. También escasea la carne y el queso, hay un impacto en la cadena de suministros, ahora cuando el turismo está más proactivo”, detalló Leal.

Ante la difícil situación que confrontan, los representantes del sector de restaurantes resaltaron la necesidad de incentivos para ayudar a los comerciantes de la industria a sobrepasar la crisis provocada por el covid-19 y la falta de mano de obra.

“Llevamos operando 16 meses sin ningún tipo de subsidio en el agua o la luz. Cualquiera sería bueno para mitigar los altos costos. Somos un sector de cerca de 70,000 empleados que hay que rescatar y evitar que cierren los negocios. La gran mayoría está pagando muy por arriba del salario mínimo, ya que nos fuimos ajustando, pero todavía seguimos con el reto de conseguir empleados”, apuntó Leal.

Por su parte, Cidre añadió que contrario a la percepción que pudiese existir, la industria de alimentos solo se benefició de las dos etapas del Programa de Protección de Pago de Nómina (PPP) de la Administración de Pequeños Negocios (SBA) y del Restaurant Revitalization Fund, al cual solicitaron 2,339 negocios de la Isla y sólo 304 fueron aprobados. Las empresas aprobadas recibieron entre todas $69 millones, de los $26,800 millones que había disponible.

“Del gobierno local no hemos recibido ninguna ayuda. Se han identificado unos $35 millones de la Ley Cares Act, que de no utilizarse se van a perder, partida de la cual le estamos solicitando al gobierno se nos reembolsen, con evidencia suministrada, los gastos en que hemos incurrido en el covid ‘supply’ hasta un tope de $2,000 mensuales. A esta fecha todavía no se nos ha contestado nada”, afirmó el presidente.

 Enfatizó que el sector es el segundo mayor patrono de la Isla —superado solamente por el gobierno— y añadió que hasta hace un mes se mantenían cerrados 1,040 negocios de comida.