El Nuevo Dia
Varias organizaciones criminales pudieran estar detrás de un esquema de fraude que ha sido instaurado en cooperativas e instituciones bancarias del área norte, este y sureste de la Isla al menos durante los pasados ocho meses y que ha dejado pérdidas que sobrepasan los $300,000, se encuentran bajo la mira de las Autoridades locales.
La División de Robos a Bancos y Fraude a Instituciones Bancarias y Financieras emitió una alerta a la ciudadanía para que no sea blanco de este tipo de estafa ya que el viernes ocuparon en una sucursal bancaria del área de Humacao un artefacto de banda magnética que se coloca sobre el lector de la máquina de débito mediante el cual se roba la identidad de los clientes y su número de contraseña.
El dispositivo fue recuperado por un cliente del banco cuya tarjeta de débito, al colocarla por segunda ocasión ya que la pantalla no reflejaba ninguna actividad, se atoró y al halarla la despegó. Posteriormente, la entregó a las autoridades, reveló el sargento José A. Alvarado, supervisor de la División.
En total se ha evidenciado este tipo de fraude en ocho cooperativas, en el área norte, entre los meses de febrero a mayo, y en instituciones del este y sureste, de junio al presente. Durante una de las transacciones efectuadas con la tarjeta de un empresario del área este entre el 24 y el 27 de junio, se apropiaron de unos $100,000, reveló el oficial.
“Esto contiene el lector de la banda magnética, también contiene una tarjeta de memoria donde almacena los números que graba el dispositivo, el cual luego es pasado a través de un cable de USB a una computadora y luego son transportados desde la computadora con un programa de usar tarjetas de crédito a un aparato donde se realizan las tarjetas nuevas con la información de ese cliente”, explicó Alvarado.
En su mayoría, estos dispositivos de metal han sido colocados en cajeros automáticos de bancos y cooperativas que ubican en el área del autobanco donde los estafadores también ubican una cámara en la parte superior del cajero automático que graba el número de contraseña para luego poder realizar los retiros del dinero.
Los delincuentes utilizan una computadora portátil con la cual graban los códigos que les emiten los artefactos de manera inalámbrica desde una distancia de 200 a 300 metros del cajero, en horario de 7:30 a 10:30 p.m. “En esas tres horas pueden pasar más de diez clientes, más de 20, más de 25”, subrayó Alvarado.
Algunos de estos aparatos tienen capacidad para guardar hasta 2,500 números.
A través de la evidencia levantada mediante la investigación, se ha logrado observar un vehículo que se acerca al área del cajero automático el cual tiene colocado sobre el cristal del conductor una camiseta para tapar la identidad del individuo que instala el equipo ilegal y en otros casos acude un enmascarado para conectar el aparato.
Estos delincuentes identifican con números los clientes a los cuales les roban la identidad y hacen el pareo con el vídeo del momento en el que marcan su contraseña. Luego fabrican la tarjeta para inmediatamente comenzar a realizar compras y retiro de dinero.
Alvarado indicó que en aquellas cuentas bancarias donde hay poco balance de dinero los delincuentes optan por hacer el retiro del dinero del cajero automático, alquilan películas de vídeo en las máquinas portátiles, realizan giros bancarios, compran tarjetas prepagadas de celulares y adquieren tarjetas de regalo de los principales centros comerciales.
Cuando el cliente tiene una tarjeta corporativa o cuenta con una mayor suma de dinero efectúan compras de equipos electrónicos, en ocasiones han adquirido de seis a ocho iPads, prendas en joyerías del Viejo San Juan, ropa de vestir, deportiva y calzado en tiendas de diseñadores famosos, herramientas industriales y hasta una docena de pailas de sellador de techo, entre otros artículos.
“Los delincuentes hacen compras de artículos que son fáciles de convertir en dinero antes de que las cuentas sean canceladas”, sostuvo el investigador del caso Josué Astor.
Las autoridades distribuyeron hoy la foto de uno de los sospechosos de realizar compras como el cabecilla de la pandilla. La imagen del hombre fue captada en los vídeos de seguridad de una joyería en el Viejo San Juan donde adquirió prendas y de un cajero del centro comercial San Patricio Plaza donde verificó el balance y luego hizo un retiro de dinero con la tarjeta clonada.
También dieron a conocer las imágenes de otros dos compradores: un hombre que acostumbra a adquirir equipos y juegos electrónicos y una fémina que fue grabada comprando una computadora.
“Ya los bancos están tomando unas medidas, están instalando unos dispositivos para detectar este tipo de equipo”, agregó el sargento, quien señaló que el sistema se paraliza cuando detecta que le han colocado el dispositivo y deja de funcionar.
El sargento le pidió a la ciudadanía que cuando realice las transacciones con la mano que no esté marcando su número secreto tape la visibilidad del teclado para evitar que copien su contraseña lo que les hace imposible efectuar los retiros del dinero de su cuenta, a pesar de que posean sus datos personales.
“Nuestra recomendación es que se comunique con la institución bancaria o con la cooperativa de donde esto ocurra y si es en horas de la noche, que es cuando usualmente estas personas colocan el artefacto, comunicarse con la Policía local. Si la policía no llega a tiempo, agárrelo (el artefacto) y lo lleva al cuartel más cercano”, indicó el oficial.
Esta modalidad no es nueva en el país, ya que para marzo del 2011 el agente Astor, desarticuló una organización similar que efectuaba las transacciones ilícitas en restaurantes de comida rápida y gasolineras mediante el método de clonación de tarjetas (“skimming”) pasándolas por un segundo aparato al momento de cobrar a los clientes. El grupo, integrado por 28 personas y cuyo cabecilla era un estudiante de programación de computadoras, fueron encausados, pero la mayoría cumplió la sentencia en probatoria.
Cualquier información sobre el fraude será recibida por el sargento Alvarado o el agente Astor a través de los teléfonos (787) 782-9006 o el (787) 793-1234 extensión 3185, bajo estricta confidencialidad.